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Unos títulos de crédito para gobernarlos a todos

  • Foto: LAURA PÉREZ GRANEL

MURCIA. Un tablero en el que, a modo de mapa, se activan engranajes que emulan reinos enfrentados; una silueta que se desploma al vacío entre rascacielos neoyorquinos; un paraguas por el que gotea incesante la lluvia; frescos italianos repletos de monos, asesinatos, sexo y querubines; espeluznantes páginas manuscritas entre cuchillas… En apenas unos segundos, los títulos de crédito de una serie o película son capaces de poner en marcha un universo creativo completo, un imaginario que nos toma de la mano y nos arrastra al interior del audiovisual que está a punto de desplegarse ante nuestros ojos.

Bien lo sabe el director de arte Fernando Domínguez Cózar (Valencia, 1980), que lleva casi dos décadas entregado a la galaxia creativa de las cabeceras audiovisuales. En su nómina de asuntos cumplidos se encuentran las intros de títulos como Spiderman 3, Star Trek Beyond, Patria, Toro o Eva. Hace unos meses, se encargó de hacer realidad los títulos de crédito de Los Anillos de Poder, la serie de Amazon que narra la historia de la Tierra Media previa a los eventos relatados en El Señor de los Anillos. Y lo hizo ayudado de unos cuantos puñados de arena.

Foto: LAURA PÉREZ GRANEL

El animalillo de la curiosidad nos roe las tripas, ansioso por averiguar cómo acaba uno enganchado a los títulos de crédito. Domínguez Cózar lo cuenta así: “todo empezó cuando estudiaba Bellas Artes. Había una asignatura de audiovisuales y el profesor nos enseñó una serie de películas que era importante que conociéramos porque habían tenido mucho éxito en su campo. Una de ellas fue Seven. Y me quedé absolutamente fascinado con sus títulos créditos, creados por Kyle Cooper. Hasta entonces, no los había considerado un arte, los daba por hecho. Sin embargo, cuando vi esos créditos por primera vez, me encantó el tratamiento de la tipografía, era como una especie resumen muy onírico de lo que era la película, como una especie de sueño visceral, extraño, algo que tiene que ver mucho con los sentidos; me impactó profundamente. A partir de esa experiencia, empecé a prestar mucha atención a los títulos de crédito que veía y a investigar sobre cómo combinar tipografía e imagen, a componer imágenes…”.

La vida tiene siempre trucos esperando en cada rincón, pues fue precisamente el propio Kyle Cooper quien en 2006 propuso a Fernando trabajar con él. “Allí descubrí cómo era trabajar en la industria cinematográfica, un campo en el que los títulos de crédito eran una pieza audiovisual. Tuve la oportunidad de trabajar en proyectos muy distintos en los que te veías forzado a darle muchas vueltas al coco para sacar adelante algo chulo, algo muy creativo. Pero no quería quedarme en los Estados Unidos trabajando. No me gustaba mucho cómo entienden su manera de vivir, muy basada en el dinero y en larguísimas jornadas laborales”, explica. Finalmente, hizo las Américas en sentido contrario y, tras pasar por Berlín, Italia y Barcelona, regresó a València.

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