Tal día como hoy del año 1975, el Ayuntamiento de Murcia aprobó provisionalmente el proyecto de urbanización del Polígono Infante don Juan Manuel, rechazando en aquel acto las alegaciones planteadas por representantes de los heredamientos de las acequias de Alfande, Condomina y Condomina la Seca, cuyos cauces se verían afectados por aquel proyecto de edificar a partir todo aquel terreno de la margen derecha del Segura.
Realmente, ya hubo una primera aprobación municipal en febrero de 1974, pero luego llegaron la exposición pública, las alegaciones, los plazos y las gaitas que llevan consigo estas tramitaciones, y nos encontrábamos, cerca de dos años después, con otro pasito administrativo, pero más cerca del visto bueno definitivo.
Siguiendo la descripción de la Junta de Hacendados de la Huerta de Murcia, la de Alfande es la primera prolongación de la acequia mayor de Barreras, comienza en el barrio del Carmen y pasa por el Infante y la pedanía de Los Dolores hasta desembocar en la acequia de Benicotó.
Nos cuentan también que Alfande proviene del árabe al-jandq, que significa el barranco, la zanja, la trinchera… porque atravesaba en el siglo X un accidente geográfico de esta naturaleza. De al-jandaq derivó al-ffandech y Alfandeq, que se recoge desde 1488 como Alfande.
Lo que era un espacio huertano limítrofe con la ciudad, y cruzado por acequias, se encaminaba de forma ya imparable hacia su definitiva colonización urbana"
Por parte, las acequias Condomina y Condomina Seca partían de la de Almohajar, de la que queda recuerdo, como ya refirieron estos ayeres, en una breve calle peatonal que comunica la alameda de Colón con la calle de Cartagena. Luego, la Condomina se divide para ir, de un lado, el partido de San Benito, mientras que el otro ramal se encamina hacia Puente Tocinos, al otro lado del Segura.
Esta curiosa anomalía se debe, como también se apuntó en anterior ocasión, a que la eliminación del meandro del río que discurría aproximadamente por lo que es hoy la ronda de Garay situó a la que era acequia de la margen derecha en la izquierda.
Lo cierto es que lo que era un espacio huertano limítrofe con la ciudad, y cruzado por acequias, se encaminaba de forma ya imparable hacia su definitiva colonización urbana, que se había iniciado tres lustros atrás con la apertura en 1959 del Colegio de Santa Joaquina de Vedruna, al final de la calle de la Princesa e inicio del camino de Beniaján, o lo que es lo mismo, las carmelitas del Puente.
En el proyecto aprobado inicialmente, la superficie total del Polígono era de 450.000 metros cuadrados, de los cuales, 113.000 serían destinados a superficie viaria. Las calzadas ocuparían 69.500, las aceras, 29.200, los aparcamientos en vía pública, 14.500. Los espacios libres ajardinados 74.208 metros cuadrados, en parques, 32.700, en plazas, 17.500, en calles peatonales, 14.100, y en el bulevar. 10.100.
La superficie de terrenos para equipamiento público sumaría 70.800 metros cuadrados, que se distribuirían entre colegios, institutos, usos sanitarios, instalaciones municipales y centro parroquial. La edificabilidad total sería de 417.000 metros cuadrados.
Los jardines y espacios libres públicos contarían hace 50 años con un presupuesto de 59.710.111 pesetas, destinadas a superficie de juegos de niños, paseos de arena, zonas pavimentadas, árboles, aparatos de juegos, pérgolas, bancos, bebederos, papeleras, fuentes, estanque, etc.
El presupuesto de la red viaria se elevaba en aquél momento a 89.277.281 pesetas. Las aceras serían de loseta hidráulica y las calles peatonales y plazas llevarían losa de chino lavado. El capítulo de agua y alcantarillado contaría con un presupuesto para abastecimiento de 12.223.705 pesetas, saneamiento, 18.599.735, y .red de servicios auxiliares, 1.653.583. La dotación de agua sería de 400 litros por habitante y día.
El alumbrado llevaba consigo un presupuesto de 17.462.410 pesetas. Contaría el Polígono con 112 puntos de 400 watios, 133 .de 250 y 214 de 125. Los niveles de iluminación estarían comprendidos entre 25 y 50 lux.
Las obras complementarias, y entre ellas la canalización de acequias, banda reflexiva de señalización, derribos, semáforos, etc. supondrían 29.502.129 pesetas. A las elocuentes cifras sobre la planificación prevista, se añadirían las correspondientes a la adquisición de suelo del parque público, 12.334.140 pesetas; indemnizaciones debidas a derribos de edificios y aprecios agrícolas, 16.015.524; cooperación con empresas de servicios públicos, 6.000.000; y por redacción de proyectos y dirección de obras, 10.368.176. La suma total arrojaba la cifra de 253.146.817 pesetas, o lo que es igual, 1.521.412 euros.
Por lo que se refiere a las alegaciones planteadas por los heredamientos de las acequias de Alfande y las Condominas, el Ayuntamiento, a partir de un amplio informe elaborado al respecto, concluyó que los cauces no son propiedad de los heredamientos, pues tanto estos como las aguas que por ellos discurren son de dominio público, por lo que el aprovechamiento de los terrenos del Polígono sobre los que se proyecta la construcción de viales se había de atribuir a los propietarios de los terrenos contiguos a.los cauces, considerando además que las obras de urbanización proyectadas no suponen menoscabo al derecho de seguir regando los huertanos situados a continuación del Polígono.
De modo que el Polígono se urbanizó sobre los viejos cauces huertanos, y aquella extensa parcela de huerta se convirtió en asfalto y cemento (y alguna zona verde y arbolado, en honor a la verdad) en los años siguientes. Al menos, la parroquia erigida en la que se llamó calle del Sauce se denominó de San Benito, guardando memoria del antiguo partido de la huerta inmediata a la ciudad.