Hoy, como cada 16 de julio, la sociedad en general y las gentes del mar en particular celebran la festividad de la Virgen del Carmen pero, ¿por qué esta advocación mariana y no otra es la patrona de la Armada, de los marineros, de los pescadores y de los marinos mercantes?
Su origen procede de la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo - también llamada ‘Orden de los Carmelitas’ - surgida en el siglo XII cuando un grupo de ermitaños se retiraron a vivir al monte Carmelo, ubicado cerca de Jerusalén.
El día 16 de julio de 1251 se le apareció la Virgen María a San Simón Stock, Superior de la Orden, y le entregó el escapulario carmelita. Estos hechos tuvieron lugar en Aylesford (Inglaterra) y marcaron el inicio de esta devoción a la ‘Reina y Señora del Monte Carmelo’, también llamada Virgen del Carmen. Pero entonces ¿qué relación tiene la Virgen del Carmen con las gentes del mar?
El título de ‘Stella Maris’ (en castellano ‘Estrella del Mar’) es un antiguo título de María que se encuentra referido al pasaje de la Biblia ‘Reyes 1, 18:41-45’ que habla de una gran sequía en la región y el avistamiento de una nube sobre el mar que anunciaba el final de una larga espera gracias a la Anunciación de María por parte del Arcángel San Gabriel. Bajo este título se considera que la Virgen María intercede como guía y protectora de los que viajan o buscan su sustento en el mar. Por ello, desde las primeras plegarias se le considera a la Virgen con el apelativo de ‘Estrella de los mares’.
La devoción marinera a la Virgen del Carmen se fue incrementando con el paso del tiempo. Son infinidad los milagros recogidos en los diarios de navegación y en los cuadernos de bitácora de barcos de todo el mundo a lo largo de los siglos atribuidos a su intercesión he incluso, en numerosas ocasiones, mencionan apariciones de la propia Virgen del Carmen. A continuación, contaré tres de los más conocidos:
El terremoto de Palmi. El 16 de noviembre de 1894 en Palmi, ciudad italiana de la región de Calabria, se produjo un desolador terremoto que acabó casi con la totalidad de los edificios pero que, sorprendentemente, tan sólo causó 9 muertos de entre los 15.000 habitantes de la localidad.
El milagro se le atribuye a la Virgen del Carmen que, según aparece recogido en la prensa local de la época, durante los días previos su imagen había experimentado cambios en el color de sus ojos y la expresión de su rostro. Los habitantes de la villa decidieron realizar una procesión con la Virgen por las calles del pueblo lo cual evitó que estuvieran en sus casas en el momento del seísmo, evitándose miles de muertes.
El naufragio de ‘El Galileo’. ‘El Galileo’ era un barco mercante que, en 1913, se vio envuelto en una fuerte tormenta que provocó su naufragio a pocas millas de la Isla del Caño (Costa Rica). El armador del barco, Hermenegildo Cruz, asolado por la pérdida de toda la tripulación del buque, inició una plegaria a la Virgen del Carmen en su iglesia junto con los familiares, el cura del pueblo y un gran número de vecinos, para pedir por los marineros naufragados de los que se temía que hubiesen corrido la peor suerte.
Estando todos rezando en el templo llegó al puerto un barco con la buena noticia de que toda la tripulación de ‘El Galileo’ se encontraba a salvo en una localidad cercana, tras ser rescatados por otro buque.
El capitán de la nave y sus marineros contaron que, cuando se inició la tormenta, apareció una mujer “como de la nada” que les alimentó y acompañó, dándoles fuerzas para nadar a la playa más cercana, donde fueron rescatados. El capitán confesó que la mujer tenía el mismo rostro de la imagen de la Virgen del Carmen que se honraba en la iglesia de la localidad.
El Rey del Océano. En el verano del año 1845 el buque británico ‘Ocean King’ se vio sorprendido por un fuerte huracán. A bordo viajaba un ministro del Rey de confesión cristiana pero protestante. Al verse azotados por el viento y las olas, el gobernante comenzó a orar pidiendo misericordia.
Un joven tripulante, al observar la escena, tomó su escapulario y lo arrojó al mar. Al instante, la tempestad cesó y una ola devolvió al joven su escapulario. Admirado por el milagro, el ministro británico se convirtió y abrazó la fe católica.
Es por ello por lo que en la mayoría de los barcos se guarda, en un rincón del puente de mando, una pequeña imagen de la Virgen del Carmen o una fotografía de su rostro con el escapulario puesto, para darle una mirada de súplica cuando “las cosas se ponen difíciles”.
Asimismo, es importante recordar que, junto con la Virgen del Carmen, una de las advocaciones marianas que gozan de mayor devoción en el mundo es la de Nuestra Señora del Rosario, surgida tras la victoria en la batalla naval de Lepanto, descrita por Miguel de Cervantes como "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros".
En conclusión, tras leer este artículo, es lógico y obvio pensar que alguna relación tendrá la protección que ofrece la Virgen a las gentes del mar con los hechos que he expuesto ¿No creen?