Opinión

Opinión

WOMEN TALKS: APRENDIENDO DE ELLAS / CÁTEDRA MUJER EMPRESARIA Y DIRECTIVA

La política española no necesita más política. Necesita más seriedad

La opinión de quien prefiere hechos antes que titulares

Publicado: 13/07/2025 ·06:00
Actualizado: 13/07/2025 · 06:00
  • Francisco Camps
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

Llevo días dándole vueltas a todo lo que se ha dicho esta semana en política. He leído titulares, he visto discursos, he escuchado a unos y a otros con cierta distancia (porque si lo ves muy de cerca, te quema). Y al final, la sensación es la misma de siempre: mucho ruido, muchas palabras, y muy poca responsabilidad.

Y no lo digo desde el enfado ni desde el cinismo, que para eso ya están las redes. Lo digo desde el hartazgo sensato. Desde ese punto en el que una ya ha vivido suficientes reformas, escándalos, ruedas de prensa y promesas como para distinguir cuándo alguien está diciendo algo de verdad… y cuándo está salvando el expediente.

Esta semana se ha hablado de gasto en defensa, de nuevas medidas contra la corrupción, de regeneración política, de pactos y de pasado. Todo muy solemne, muy importante, muy urgente. Pero cuando juntas las piezas, cuando tratas de entender hacia dónde va todo esto, te das cuenta de que no va a ninguna parte. O al menos, no a un lugar nuevo.

El debate sobre el gasto militar, por ejemplo, se ha presentado como una gran cuestión de Estado. ¿Invertimos más? ¿Cumplimos con la OTAN? ¿Podemos sostenerlo sin tocar lo social? Pero lo curioso es que nadie ha querido hablar en serio de números, ni de prioridades, ni de consecuencias. Solo se han lanzado eslóganes. Unos diciendo que subir el gasto es traicionar al pueblo. Otros que no hacerlo es traicionar a Europa. Pero nadie ha tenido el valor de sentarse y decir: “Esto cuesta tanto. Si elegimos esto, no podremos hacer aquello. ¿Estamos dispuestos o no?”.

Y por si esto fuera poco, reaparece en escena un nombre que pensábamos superado: Francisco Camps. Se presenta de nuevo, como si aquí no hubiera pasado nada. Como si el desgaste, las causas, las polémicas, fueran simplemente un malentendido del pasado. ¿De verdad no hay nadie nuevo, preparado y con trayectoria limpia para liderar un proyecto político? ¿De verdad tenemos que volver a lo de antes, como si el pasado fuera garantía de algo?

Eso es lo que echo de menos: la conversación adulta. No la que se da en el Congreso para que la retransmitan los medios. La que se da con papeles, cifras y decisiones reales. Porque defender un aumento en defensa puede tener sentido, según cómo y para qué, pero lo que no tiene sentido es que ni siquiera sepamos de qué estamos hablando, ni a qué renunciamos para hacerlo.

Y justo cuando aún no habíamos digerido ese debate, aparece el Gobierno con un paquete de medidas anticorrupción. Una batería de propuestas que suenan bien, más control, más sanciones, protección a denunciantes, pero que llegan justo después de un nuevo escándalo. Y claro, una ya no puede evitar pensar que si no hubiera estallado el caso, esas reformas seguirían esperando en un cajón.

Y eso es lo que nos tiene cansados: que muchas cosas se hagan por inercia o por presión, pero no por convicción. Que la integridad se anuncie cuando hay cámaras, pero no se practique cuando no las hay. Porque una cosa es legislar, y otra muy distinta es gobernar con coherencia. Lo primero lo hacen todos. Lo segundo, muy pocos.

Y por si esto fuera poco, reaparece en escena un nombre que pensábamos superado: Francisco Camps. Se presenta de nuevo, como si aquí no hubiera pasado nada. Como si el desgaste, las causas, las polémicas, fueran simplemente un malentendido del pasado. ¿De verdad no hay nadie nuevo, preparado y con trayectoria limpia para liderar un proyecto político? ¿De verdad tenemos que volver a lo de antes, como si el pasado fuera garantía de algo?

A mí, más que nostalgia, esto me genera inquietud. Porque dice mucho del tipo de política que estamos sosteniendo: una que recicla lo viejo antes que arriesgar con lo nuevo. Una que tiene miedo a apostar por gente distinta, porque eso implica cambiar dinámicas internas. Y claro, mejor lo malo conocido.

Lo preocupante es que todo esto no es un problema de ideología. Da igual si lo hace la izquierda, la derecha o el centro. Esto no va de siglas. Esto va de fondo. Va de una manera de hacer política que se ha vuelto superficial, cómoda y excesivamente dependiente del relato.

Y mientras tanto, aquí fuera, los que trabajamos, los que tomamos decisiones reales todos los días, empezamos a vivir esta desconexión con un punto de tristeza. Porque no es solo frustración. Es esa sensación de que los que mandan juegan a algo que ya no tiene que ver con nosotros. Como si gobernar se hubiese convertido en una especie de ejercicio de imagen, y no en una responsabilidad de fondo.

No pedimos milagros. No pedimos que acierten en todo ni que tengan soluciones perfectas. Pero sí pedimos que hablen claro. Que si algo no se puede hacer, lo digan. Que si algo cuesta, lo expliquen. Que si hay errores, los asuman. Y sobre todo, que dejen de actuar como si todos fuéramos ingenuos o desmemoriados.

Porque estamos cansados, sí. Pero no somos tontos.

Y mientras tanto, aquí fuera, los que trabajamos, los que tomamos decisiones reales todos los días, empezamos a vivir esta desconexión con un punto de tristeza. Porque no es solo frustración. Es esa sensación de que los que mandan juegan a algo que ya no tiene que ver con nosotros. Como si gobernar se hubiese convertido en una especie de ejercicio de imagen, y no en una responsabilidad de fondo.

España no necesita más pactos a media voz ni más reformas que nacen para maquillar el problema. Lo que necesita es más seriedad. Más humildad para escuchar. Más coraje para decidir. Más criterio. Más política con minúsculas, de la que no sale en el titular pero sí mejora las cosas.

Y sobre todo, necesita que alguien, por fin, se atreva a liderar sin pensar solo en la encuesta del lunes.

No es mucho pedir. Pero últimamente parece demasiado.

María Dolores Rubio
CFO / Directora Financiera

Recibe toda la actualidad
Murcia Plaza

Recibe toda la actualidad de Murcia Plaza en tu correo