Es curioso cómo en informática siempre aparece alguien contando batallitas de cuando se utilizaban tarjetas perforadas, casetes con programas o aquellos disquetes enormes de 5.25 pulgadas. ¿Por qué siempre sale el típico que dice: "Eso ya no lo entiende nadie"?

Escuche usted, joven caballero con ánimo de tocar exactamente donde el decoro encuentra su última frontera: yo no conocí ni al Cid ni a Juana de Arco y, aun así, sé quiénes fueron. Aquello es bastante más antiguo que unas cartulinas amarillas llenas de agujeritos y todos sabemos de qué hablamos, salvo que la ESO haya seguido cavando su propio agujero.

Para rematar, incluso hoy en día seguimos usando un símbolo que viene de esa época: el famoso disquete de 3.5 pulgadas. Ese cuadradito que ves al guardar un archivo en Word o cualquier otro programa. No usamos ni USB ni cosas modernas como icono. No, lo que simboliza "guardar" es ese disquete antiguo que hacía más ruido que una discoteca para almacenar apenas cuatro frases.

También podemos clasificar los lenguajes de programación en generaciones"

Así como nos hemos vuelto expertos en clasificar a las personas por generaciones —Boomers, Millenials, Generación X…— también podemos clasificar los lenguajes de programación en generaciones. Mi madre programaba en papel, cerebros privilegiados podían y pueden hacerlo. Mientras tanto, compañeros más adinerados de la informática hablaban con las máquinas usando ceros y unos en paralelo a beber litros de café y sortear taquicardias cuando se iba la luz. Luego llegó Dennis Ritchie y se inventó el lenguaje C, que cambió todo porque permitía escribir programas de forma más sencilla y, a la vez, tener mucho control sobre la memoria del ordenador. Después llegó Java, que dio otro paso más: la gente ya no tenía que preocuparse de gestionar la memoria directamente. Una revolución peculiarmente inversa.

Los lenguajes de programación, por lo tanto, también tienen generaciones: la primera, la máquina pura (ceros y unos). Segunda, algo más amigable llamado ensamblador (letras que representan esos ceros y unos). Tercero, los lenguajes "de alto nivel" como C o Java, que simplificaron mucho la vida. Cuarto, los lenguajes especializados en áreas concretas, como matemáticas o estadísticas (SQL, MATLAB). Y quinto, la joya actual: los lenguajes NoCode o LowCode, que permiten a cualquiera crear aplicaciones sin tener ni idea de programación. Aquí entra Power Fx, que ha puesto patas arriba la forma de crear apps y pocos se han dado cuenta.

Con Power Fx puedes decirle a tu ordenador algo tipo: “Quiero una app con tres botones rojos” y en segundos está lista. Algo impensable hace no tanto. Igual que antes para conducir había que ser casi mecánico y hoy nadie abre el capó, en unos años ni siquiera conduciremos gracias a los coches autónomos. Vibe Coding lo han bautizado, programar con la buena vibra de no llegar a ningún sitio como no te formes un poco.

Cuando aparece un nuevo "piso" tecnológico, siempre salta alguien diciendo que lo anterior era más rápido o sólido"

Y aquí viene la gracia: cuando aparece un nuevo "piso" tecnológico, siempre salta alguien diciendo que lo anterior era más rápido o sólido. Es verdad: Java que en su día era el lento ahora puede parecer el rápido. En esta nueva era, donde todo es más visual y sencillo, Java —ese lenguaje revolucionario hace años— empieza a sentirse como el nuevo ensamblador: potente, sí, pero ya solo para los que disfrutan ensuciándose las manos. Es más, el argumento de que JAVA, conocido por ser lento es más rápido se cae por los abuelos del C o los bisabuelos del COBOL.

Perdernos en nombres y palabros raros tiene poco sentido, la conclusión es que, de una ferretería no informatizada, la nieta de la dueña, aparte de perder un tornillo de vez en cuando puede acabar creando apps; cuando antes era necesaria una ingeniería y la chica lo que terminó fue periodismo.

Y si algún pureta se ofende, que reinicie el router y actualice el currículum: en esta fiesta ya no basta con saber programar, hay que entender qué lo que demonios importa es solucionarle problemas a la gente, no pasar la tarde buscando un punto y coma perdido. Porque de igual manera que ya no eres mecánico para conducir, no serás programador para programar.