Dentro del sector del transporte de mercancías por carretera, las mujeres representan apenas el 14% del personal. Si hablamos de conductoras profesionales, la cifra cae dramáticamente al 2%. Estas estadísticas reflejan una realidad desoladora: un entorno marcado por estereotipos, donde aún se presupone que las mujeres no encajan en un espacio históricamente masculino. Las largas jornadas laborales, la escasa flexibilidad para conciliar y la falta de referentes femeninos son factores que perpetúan esta brecha.
Yo trabajo en este sector. Al comenzar mi carrera, no contaba con experiencia previa ni en transporte ni en sectores relacionados. Sin embargo, tuve la suerte de encontrar una mujer líder que me orientó, me guió y me enseñó a abrirme camino.
Hoy puedo afirmar con convicción que muchos de los desafíos que enfrenta este sector tienen solución, y esta pasa por una mayor representación femenina, especialmente en puestos de liderazgo. La falta de relevo generacional, la escasa digitalización en muchas pymes del sector o la dificultad para atraer talento joven son problemas reales que requieren nuevas miradas y enfoques diversos. Incorporar más mujeres no solo es una cuestión de justicia o equidad, sino una estrategia clave para modernizar y hacer sostenible el transporte de mercancías a medio y largo plazo.
Si más mujeres ocuparan roles directivos, podríamos impulsar una transformación profunda en el sector"
Creo firmemente que, si más mujeres ocuparan roles directivos, podríamos impulsar una transformación profunda en el sector. La diversidad de género en la toma de decisiones enriquece la innovación, mejora la resolución de problemas y promueve una cultura organizativa más abierta y empática. Esto, a su vez, contribuiría a retener el talento y fortalecer la competitividad de las empresas del sector.
Mi experiencia me ha demostrado que las mujeres pueden desempeñar un papel clave en la evolución del transporte. La falta de conciliación y los horarios inflexibles no son solo un obstáculo para las madres, sino para cualquier profesional que aspire a una vida equilibrada.
Un ejemplo de ello es Carolina, una de las dos mujeres que trabajan como repartidoras en nuestra empresa. Tiene 45 años, es colombiana y madre de una niña de seis. Se inició en este mundo hace dos años gracias a su cuñado. Me cuenta que al principio fue muy difícil: el trabajo es duro, exigente, y como madre migrante tuvo que tomar decisiones difíciles. Su madre, que vino a España de visita por tres meses, terminó quedándose para poder cuidar de su nieta y permitir así que Carolina pudiera salir cada mañana a trabajar.
Lo más admirable es que Carolina, pese a las dificultades, nunca se ha sentido infravalorada por ser mujer. Lo que más le motiva de su trabajo es el contacto con la gente. Dice que 'puedes cambiarle el día a alguien con una sonrisa', y que lo que más le llena es saber que su hija la ve como una superheroína. Historias como la suya no solo inspiran, sino que nos recuerdan que detrás de cada entrega hay un esfuerzo invisible que merece ser reconocido.
Como madre de dos hijos, sigo convencida de que no debemos elegir entre ser buenas profesionales y ser madres presentes y dedicadas. Aún busco ese equilibrio —a veces esquivo— entre ambas facetas, pero creo que es un reto alcanzable, no una utopía. Por eso, seguiré defendiendo que es posible construir un sector más humano y competitivo, donde nadie tenga que renunciar a lo esencial para avanzar.
Raquel Cantero Navarrete
Adjunto a gerencia Eficiencia Logística SL
Cátedra de la Mujer Empresaria y Directiva