"Me resulta imposible cumplir con mis deberes de rey… sin la ayuda de la mujer que amo". Así renunciaba del trono, enceguecido por los flashes capturando el momento, Eduardo VIII, familiarmente Edi, rey de Inglaterra, de la Commonwealth y emperador de La India. Responsable de la crisis que cambiaría el rumbo de la historia: la socialité norteamericana Wallis Simpson.
Medio siglo después otro asunto del corazón, en la dinastía real inglesa, comprometía la corona de su sobrino-nieto, hoy Carlos III de Inglaterra, por su pasión clandestina: Camila Parker.
Los episodios de amor colman las páginas de la historia y la literatura, y en ambas se desenvuelven en la misma peripecia de emociones insondables.
La definición del amor ha sido una constante difícil de encerrar en una fórmula"
La definición del amor ha sido una constante difícil de encerrar en una fórmula. Bécquer luchó, en vano, por encontrar "el himno gigante y extraño" que pudiera contar lo que aquel encerraba: "Palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas, colores y notas…". Einstein dijo: “Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que, la ciencia no ha encontrado una explicación… que incluye y gobierna a todas las otras…”. Según los neurocientíficos nos enamoramos con el cerebro: el enamoramiento es un proceso biológico. Una activación de la hormona vasopresina y… debe de ser porque rima con golosina.
Lo cierto es que, para poetas y científicos, distintos órganos pilotan la nave del amor. Los primeros hablan del "corazón" y los segundos del "hipotálamo". Puede que ambos tengan algo de razón. Fabio García (Instituto de Ciencias de la Salud) manifiesta: "El órgano responsable del enamoramiento es el cerebro, aunque la sensación fisiológica es en el corazón…". En lo que todos estan de acuerdo es en las características esenciales del fenómeno:
- -No hay amor sin admiración. Cariño, empatía y atracción no llevan a la pasión sin la alquimia del encandilamiento.
- -Es ciego. Freud habló del enamoramiento como un estado de ceguera y Don Quijote vio en Aldonza Lorenzo, moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho a “Dulcinea… la más bella doncella sobre la faz de la Tierra”.
- -Es motor, que incita y estimula. Si nos fijamos, el brío que impulsaba al Ingenioso-Hidalgo era el amor por su "sin par Dulcinea".
- -Es un hechizo que infunde vida, como a Psique o a la Bella Durmiente, rescatadas del sueño por un beso; o lleva a la destrucción como a Werther, a Anna Karenina…, a Jeanne Hébuterne, musa de Mondigliani …, o a ¿Marilyn Monroe?
- -Es inestable y finito. En la ficción puede ser inmortal, pero en la vida real tiene fecha de caducidad. El neurofisiólogo E. Calixto González sostiene que estamos destinados a enamorarnos siete veces en la vida. Todos hemos palpitado con los romances de Iker y Sara o de Piqué y Shakira en el papel cuche, desilusionándonos después al desinflarse el soufflé. Y es que el seducido recubre al otro de un esmalte, que se cuartea o desgasta con el tiempo.
En el mundo natural, la monogamia es más característica de las aves que de los mamíferos, pero solo hay una especie donde se cumple la sentencia "hasta que la muerte os separe": en esas criaturas tropicales, de colorido plumaje, parientes de los loros, los agapornis, del griego “ágape”, amor, y “ornis”, ave. Son cariñosos con todos y amorosos entre ellos. Eligen un compañero para compartir su vida. Cuando éste les falta, caen heridos de muerte, alzando el vuelo hacia el otro lado, como Orfeo tras Eurídice.
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- Una pareja de agapornis, creada por IA. -
- Foto: FREEPIK.ES
Hay muchos tipos de amor, pero la cruzada de la conquista que se libra en cuerpo y alma, ese sentimiento universal, más propio de la ciencia oculta que de la lógica, es el que se celebra el día de San Valentín.
"Claudio II de Roma tenía prohibido el matrimonio porque los soldados solteros eran más productivos en la batalla"
En el siglo III, Claudio II de Roma tenía prohibido el matrimonio porque los soldados solteros eran más productivos en la batalla. El obispo, por desobedecer la norma, fue condenado y recluido en una mazmorra, donde las parejas le enviaban rosas rojas, de ahí la tradición. Enamorado de la hija ciega del carcelero, camino de su decapitación, el catorce de febrero entregó entre la multitud un sobre a la joven, quien al abrirlo pudo leer: “Tu Valentín”. Así se convirtió en mártir y patrón del amor romántico.
En esa fecha los elementos se confabulan: Cupido, el Eros griego del deseo y la atracción, sobrevuela los cielos. En los parques los pájaros refinan el canto y en el aire suena el silbido de las flechas a la caza de un pecho como diana; los escaparates exhiben regalos, perfumes, flores, complementos de todo tipo… y, por doquier, se alzan globos en forma de corazón; restaurantes y pastelerías prometen el deleite del paladar con suculentos menús, y postres coronados por querubines a modo de guinda a la grupa de un merengue; agencias de viajes proponen escapadas románticas: "Una velada junto al mar", “día de ensueño en un balneario termal”…, convirtiendo el entorno en una Matrix del amor.
En los últimos tiempos se suman los wasaps e Instagram: “Si no existieras, yo te inventaría”, “Alguien tan loco como yo, necesita un tornillo como tú”, “Ten cuidado con Cupido… el muy bandido en tus brazos me ha rendido”…
La psicología moderna dice que el amor de tu vida está dentro del espejo"
Pero, si para la neurociencia el flechazo es una reacción química, la psicología moderna dice que el amor de tu vida está dentro del espejo, culpando de nuestros males a la falta de autoestima.
Y la idea de que para el amor se necesitan dos cae en favor del "yoísmo": amarse a uno mismo. Está pauta rige la literatura de autoayuda, a la que le ha salido un rival: San Valentín, que, sin proponérselo, se ha convertido en el patrono del amor propio. Ningún manual de biblioterapia ha hecho tanto favor a ese propósito como el día del Santo. El sector económico-comercial aprovecha la oportunidad que le brinda la afectividad en la sociedad contemporánea, y "planazo", "con pareja o no, decide dedicarte la noche más romántica del año". No faltan anuncios que invitan al solitario desde a la diversión y la cultura: “Devora esa novedad literaria", "sumérgete en la película de tu vida". Hasta el deleite y el placer: “Regálate un intensivo de belleza y relax”, “un juguete erótico “ o “lencería sexi”, “una mascarilla para hidratar cada parte de tu cuerpo”, “disfruta de ese cava en un espumoso baño de sándalo y lavanda"...
De cualquier forma, tratándose de amor, a otro o a sí mismo, merece la pena la inversión y… siempre puede sorprender un corazón apresado en el buzón o un agapornis piando en el balcón.