Opinión

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WOMEN TALKS: APRENDIENDO DE ELLAS / CÁTEDRA MUJER EMPRESARIA Y DIRECTIVA

La vocación inmobiliaria existe y no es lo que parece

"Quien compra o vende una casa no solo mueve dinero: mueve recuerdos, expectativas, futuro".

Publicado: 03/08/2025 ·06:00
Actualizado: 03/08/2025 · 18:19
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En este 2025, el mercado inmobiliario en España avanza en medio de contrastes. Mientras los tipos de interés empiezan a estabilizarse tras las subidas de años anteriores, la oferta sigue tensionada por la falta de vivienda, especialmente en zonas con alta demanda. En Murcia, el comportamiento del mercado tiene su propio pulso: según los últimos datos del Ministerio de Vivienda, el precio de la vivienda ha aumentado un 5.9% interanual en la Región, con barrios que están viviendo una revalorización acelerada, frente a otros que se mantienen más estables. La compraventa ha vuelto a repuntar, impulsada por compradores locales e interés de pequeños y grandes inversores que ven en nuestra ciudad una muy buena oportunidad. Aun así, la incertidumbre económica y el endurecimiento normativo hacen que cada decisión inmobiliaria deba ser más pensada que nunca.

Llevo más de 30 años en el sector inmobiliario y sigo viendo a diario cómo a menudo se habla del mercado solo en términos fríos: precios por metro cuadrado, hipotecas, burbujas, leyes. Y es cierto, en un escenario tan cambiante, contar con datos, experiencia y visión estratégica es vital. Pero hay algo que rara vez aparece en las estadísticas: lo humano.

 

Si vemos la compraventa inmobiliaria olvidando la dimensión humana, estamos fallando en lo esencial"

 

Los profesionales del sector en cambio, lo tenemos claro y lo vivimos cada día: detrás de la mayoría de las operaciones hay un cambio de vida. Un divorcio, un nacimiento, una pérdida, una nueva oportunidad. Y ahí es donde entra nuestro verdadero papel. No solo abrimos puertas físicas: sostenemos procesos emocionales, muchas veces invisibles, pero fundamentales. Como decía Gloria Estefan, a veces vamos “abriendo puertas y cerrando heridas”.

Hay quien cree que ser agente inmobiliario es solo enseñar pisos. Yo no. Y no hablo solo de dominar la parte técnica, que por supuesto es crucial. Hablo de estar presente. De escuchar sin prisas al que llega desorientado, de dar certezas a quien necesita vender para cerrar una etapa, de acompañar con honestidad a quien se lanza a empezar de nuevo. De traducir miedos en planes. De representar con integridad. De cuidar.

Sí, cuidar. Porque quien compra o vende una casa no solo mueve dinero: mueve recuerdos, expectativas, futuro. Y si vemos la compraventa inmobiliaria olvidando la dimensión humana, estamos fallando en lo esencial. Lo frustrante es que esta parte, tan central en nuestra labor, apenas se nombra mediáticamente y por tanto, socialmente. Se sigue reduciendo nuestro oficio a cifras y llaves, y eso aleja a muchas personas de contar con el apoyo profesional que realmente necesitan. En tiempos como estos, con un mercado complejo y agotador, recuperar el valor del asesoramiento honesto es más urgente que nunca.

Yo sigo creyendo en ese modelo. En el del profesional inmobiliario que conoce el mercado y también a las personas. Por el que aposté muy joven, cuando aun era estudiante y gracias a mi padre pude conocer y adentrarme y cuando acabé mi carrera de Derecho no tenia ya ninguna duda de que era mi camino, el que tantas satisfacciones me ha aportado. El que sabe que no todo consiste en cerrar operaciones. Porque lo más importante no es abrir una puerta: es saber a qué historia estás ayudando a entrar o salir por ella

¿Y tú? ¿Qué valoras más cuando tomas decisiones que pueden cambiar tu vida?

 

Fuensanta Abad

Socia en Abad Grupo inmobiliario

Cátedra de la Mujer Empresaria y Directiva

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