Al hablar de empresa familiar, solemos pensar en pequeños negocios gestionadas por familias generación tras generación. Pero no son solo eso, las empresas familiares son un pilar esencial en la economía española que abarcan desde pequeños comercios hasta grandes empresas y multinacionales como Mercadona, Inditex o El Pozo.

Según datos obtenidos del informe “La empresa familiar en España 2025”, publicado por el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), estas empresas representan el 92,4% del tejido empresarial de nuestro país, generando más del 70% del empleo privado y produciendo más de 10 millones de puestos de trabajo estables, que aportan casi el 58% del Valor Añadido Bruto (VAB) empresarial.

Las características diferenciadoras de estas empresas son, que el control mayoritario y el capital social reside en el fundador o en sus familiares directos, lo que hace que la toma de decisiones pueda ser más rápida, al residir el control en una personas o varios miembros de una familia.

Las empresas familiares son un pilar esencial en la economía española que abarcan desde pequeños comercios hasta grandes empresas y multinacionales como Mercadona, Inditex o El Pozo

La familia debe participar en la gestión, ocupando los puestos de dirección y gobierno de la empresa, al menos inicialmente. De hecho, hay una clara vocación de relevo generacional para asegurar la continuidad de la empresa, teniendo una mayor visión a largo plazo y pensando siempre en futuras generaciones.

Normalmente, sus localizaciones no suelen estar determinadas por una decisión estratégica o logística, suelen ubicarse donde vive su fundador, por lo que presentan un gran compromiso con el territorio y rara vez se des localizan.

Aunque existe un gran número de ejemplos como los anteriormente mencionados que han ido creciendo hasta convertirse en referentes nacionales o incluso mundiales, éstos únicamente representan el 1% del total. Es decir, casi la totalidad son Pymes.

Y es que, el crecimiento en este tipo de empresas se convierte en un reto. Los motivos suelen ser diversos, pero en muchos casos, el problema reside en la propia familia.

La resistencia a diluir el control incorporando a nuevos socios, consejeros o ejecutivos externos cuando es necesario, o incluso la dificultad que encuentran a la hora de atraer talento externo hace que sea difícil la profesionalización, expansión y, en su caso, la internacionalización del negocio familiar. De hecho, en el 90% de los casos, el CEO, pertenece a la familia propietaria, siendo el 79% hombres, frente al 21% de mujeres y únicamente el 52% tienen estudios universitarios.

La sucesión supone un punto de inflexión en la evolución de toda empresa familiar. Hay una escasa planificación. En el caso de las pymes, menos del 12% tienen un plan de sucesión formal para el relevo generacional. Y de las que lo tienen no todas los implementan, lo que pone en peligro la continuidad. Este es un momento crucial en toda empresa que requiere de un plan detallado y concreto que garantice que los valores y el propósito del fundador se transmiten a las siguientes generaciones y, que, por otro lado, se siga evolucionando y se facilite que cada generación deje su huella.

Como tercera generación de una empresa familiar puedo decir que no siempre es fácil, y que los problemas laborales, la mayoría de las veces, también se convierten en problemas familiares. Pero todo esfuerzo se ve recompensado con la satisfacción de saber que el proyecto que hace tantos años inició tu padre o tu abuelo sigue adelante. Es perfectamente entendible que la familia fundadora quiera estar en la dirección de la empresa, pero debemos tener la inteligencia de rodearnos de talento externo que aporte en las áreas en las que sea necesario, y que ayude a crear el mejor equipo posible.

Como tercera generación de una empresa familiar puedo decir que no siempre es fácil, y que los problemas laborales, la mayoría de las veces, también se convierten en problemas familiares. Pero todo esfuerzo se ve recompensado con la satisfacción de saber que el proyecto que hace tantos años inició tu padre o tu abuelo sigue adelante

Creo firmemente que uno de los mayores retos, y a la vez responsabilidades que tenemos, es dar continuidad a las empresas que nuestras familias fundaron. No se trata únicamente de mantener vivo un negocio, sino de honrar el esfuerzo y el sacrificio de quienes lo iniciaron, adaptándonos a los nuevos tiempos para que siga teniendo futuro y manteniendo vivos los valores de los fundadores.

En este camino, la formación continua juega un papel fundamental. El mundo avanza a gran velocidad, especialmente con la irrupción de las nuevas tecnologías, y aunque contemos con profesionales especializados en distintas áreas considero que más que nunca, los directivos deben tener una visión global y un conocimiento completo de su negocio. Solo así la toma de decisiones estratégicas será acertada y conseguiremos ser competitivos. En el sector en el que yo trabajo, la alimentación y más concretamente la ultracongelación de frutas y verduras, estoy convencida que hay un gran futuro si se hacen las cosas con rigor, innovación y compromiso. Es cierto que las dificultades para empresarios y autónomos cada vez son mayores, pero también las oportunidades para quien hace bien su trabajo.

En este camino, la formación continua juega un papel fundamental. El mundo avanza a gran velocidad, especialmente con la irrupción de las nuevas tecnologías, y aunque contemos con profesionales especializados en distintas áreas considero que más que nunca, los directivos deben tener una visión global y un conocimiento completo de su negocio

Ser hijos, sobrinos o nietos de quienes nos precedieron no significa tenerlo todo hecho, al contrario, exige demostrar cada día que nos ganamos nuestro lugar con trabajo, preparación y dedicación. Solo así lograremos que estas empresas, que son parte de nuestra historia y de nuestra identidad, sigan creciendo y contribuyendo al futuro.

Valeria Rojo Carrasco     
Adjunta de gerencia     
Congelados Pedaneo