Estos ayeres toman como punto de partida en la presente semana, en nuestro seguimiento particular de noticias que se produjeron en los mismos días del año 1975, una breve referencia aparecida en el diario Línea en los inicios del mes de noviembre: el presidente de la Diputación Provincial, que lo era Ginés Huertas, había adelantado a Radio Nacional en Murcia que llevaría al próximo Pleno la adquisición de la colección de cuadros de costumbrismo murciano obra de Pedro Flores. De modo que se cumple medio siglo de la compra de esta destacada colección del gran artista murciano para el patrimonio regional.
En efecto, el lunes 10 de noviembre se adoptó el acuerdo, por un precio fijado en 4,5 millones de pesetas. Y al hilo de esta operación, se dijo que se podría gestionar también la obtención de los bocetos de los que surgieron los óleos, aunque Flores no llegó a realizarlos todos. Estaban en poder de José Ródenas, residente en Madrid, que atajó rápidamente cualquier opción: no estaba dispuesto a desprenderse de aquella joya, muy querida por él habida cuenta de su amistad con el pintor y la calidad de la obra.
Reaparece entonces en estos ayeres el personaje que sirvió de hilo conductor en nuestro último relato sobre cuadros perdidos, el veterano periodista y escritor Carlos García Izquierdo, que tras el cierre de la venta de los de Flores recordaba que eran 40 los existentes y 39 los adquiridos. Además, subrayaba el hecho de que hubiese sido la Diputación, y no el Ayuntamiento, quien con el desembolso reseñado había puesto a salvo la colección de la venta a un particular y, aún peor, de que salieran de la Región. Y ello, pese a que los motivos costumbristas plasmados aludían a la capital y no al conjunto de la entonces provincia.
El asunto de la posible venta de los óleos y el sorprende extravío de uno de los cuadros dieron mucho juego en la prensa y en la sociedad murciana de hace medio siglo"
Otra cuestión que abordaba García Izquierdo era el del futuro emplazamiento de la valiosa colección costumbrista del afamado pintor murciano, fallecido ocho años antes en París, donde residía desde 1939. Proponía como destino más eficaz, airoso y abierto al público el Museo del Traje Folklórico, y alentaba a su director, Carlos Valcárcel Mavor, a asumir ese reto. Lo cierto es que los cuadros acabaron expuestos, con el tiempo, en una de las salas del inmueble que fue sede del desaparecido museo: el Palacio de San Esteban, aunque no tan a la vista de murcianos y forasteros como García Izquierdo pretendía.
Tanto el asunto de la posible venta de los óleos, que habían sido prácticamente regalados por el pintor al Cabildo Catedral, como el del sorprendente extravío de uno de los cuadros, dieron mucho juego en la prensa y en la sociedad murciana de hace medio siglo.
Al hilo de la exposición sobre la obra del murciano realizada en el Museo de Bellas Artes en 2021, que incluyó la exhibición de la famosa colección costumbrista, algunos textos del catálogo arrojaban luz sobre aquellos turbulentos meses de 1975 que se saldaron con el paso al frente de la Diputación Provincial.
El comisario de la muestra, Darío Vigueras, examinadas las numerosas cartas que se conservan de Pedro Flores y, en especial, la correspondencia mantenida con José Ródenas, aparte de confirmar que los cuadros fueron 40 y que uno “desapareció” hace medio siglo, se refiere extensamente a la colección de bocetos regalada a José Ródenas, y con la que éste hizo un álbum, y especifica que fueron 44 los bocetos y sólo 40 los cuadros, y que éstos fueron enviados desde Francia como donación para evitar problemas de aduana, si bien tuvieron un precio al que accedió quien llevó toda la negociación por parte del Comisariado de la Fuensanta, que no fue otro que el célebre deán Juan de Dios Balibrea.
Sucedió en el año 1964, y por entonces las noticias que se encuentran en la prensa sobre el destino de la obra de Flores apuntaban en una dirección muy concreta: la idea era demoler la magnífica Casa del Sacristán para construir una hospedería, que luego se edificó, por fortuna, junto al Santuario, y tras su breve oficio alojativo pasó a ser convento de benedictinas, como ya se relató en estos ayeres.
La presentación en sociedad de los cuadros, que aún eran 40, tuvo lugar mediante una exposición inaugurada el 22 de marzo de 1964 en la Caja de Ahorros del Sureste"
En la idea original, el uso que tendría el edificio anexo al templo era el de ‘Casa de la Virgen’, según relató Línea en el verano de 1963: “Las actuales viviendas serán demolidas y, en su terreno, edificada esta morada, que estará a cargo de religiosas para su cuido (como acabó suciendo). En ella, además de figurar la residencia para .el capellán, se montarán unas salas artísticamente dotadas con el mayor gusto; pues en una se exhibirá la maravillosa colección de mantos que tiene la –Patrona”.
Además, en otra de las salas “se colocarán nada menos que unos espléndidos frisos con óleos de Pedro Flores. Serán cuarenta cuadros de motivos murcianos, que Flores tiene pintados de su primera época en París (en realidad, entre 1958 y 1960). Toda la saudade del querido y admirado paisano en las tierras francesas sobre nuestros usos, costumbres y motivos de la huerta; monumentos idos, cual el Contraste, se admirarán en esos cuadros con los que él ha perpetuado la gracia y embeleso de la huerta y los rincones y motivos monumentales de la ciudad”.
La presentación en sociedad de los cuadros, que aún eran 40, tuvo lugar mediante una exposición inaugurada el 22 de marzo de 1964 en la Caja de Ahorros del Sureste (luego de Alicante y Murcia, después del Mediterráneo y hoy, de momento, Banco Sabadell), con la presencia del obispo Sanahuja y las primeras autoridades, y una numerosa presencia de público que no cesó a lo largo de los días de exhibición. Luego vino el intento de venta (a un arquitecto local, se dijo), la adquisición de la colección por la Diputación… y las cuentan sin cuadrar, pese a que hablemos de cuadros, porque la suma de cuatro decenas no da como resultado 39.