Un exoplaneta es aquel que gira alrededor de una estrella que no es el Sol, es decir, que se encuentra muy, muy lejos. En este caso, K2-18b está a unos 124 años luz de la Tierra, una distancia casi inimaginable. Si quisiéramos llegar a ese planeta a bordo de la nave más rápida que ha fabricado la humanidad tardaríamos 194.000 años. El ingenio espacial más veloz construido hasta ahora es la sonda de exploración solar Parker, que en su acercamiento más reciente al astro rey alcanzó la escalofriante velocidad de 692.000 km/h (a esa velocidad se da una vuelta completa a la Tierra en poco más de 3 minutos).
Cuando era joven y observaba los cielos con mi rudimentario telescopio de aficionado pensaba que el ser humano jamás sería capaz de observar planetas orbitando otras estrellas, pero la tecnología ha avanzado tanto en los últimos años que ha hecho esto posible; ahora bien, no pensemos que esos planetas pueden verse como nosotros podemos observar Marte o Júpiter, podríamos decir que más bien “se intuyen” por rastros que van dejando en los aparatos de medida.
La noticia que cacaraquea el descubrimiento de posible vida en K2-18b se basa en la traza que producen unas moléculas que desprenden los seres vivos durante su actividad metabólica, en el caso de la Tierra el fitoplacton y denominadas dimetil sulfuro o DMS. Esta traza se detecta en el espectro de transmisión de la luz en la atmósfera de ese planeta. ¿Pero qué es el espectro electromagnético?

- Gráfico elaborado con IA. -
La luz, las ondas de radio, las microondas, las infrarrojas o las ultravioleta son todas ondas electromagnéticas, pero de distinta frecuencia. La luz no es más que una parte ínfima del espectro y podemos observarlo siempre que aparece el arcoíris en el cielo. Dicho de otra manera, los colores no son más que la manifestación de las diferentes frecuencias del espectro de la luz visible.
Cuando aplicamos luz a un recipiente de cristal que contiene un gas y estudiamos el espectro de la luz que aparece por el otro lado del recipiente, las moléculas de ese gas dejan un rastro que las identifica inequívocamente. En algunos casos, dependiendo del tipo de experimento, esas moléculas absorben luz creando franjas negras y otras veces la emiten de ahí que se denominen espectros de absorción o de emisión.

- Gráfico elaborado con IA. -
Ahora tenemos claro que estudiando la luz que atraviesa un gas podemos identificar las partículas que lo componen. Los científicos autores de este estudio, utilizando el potente telescopio JWST (James Webb Space Telescope) y analizando con los espectrómetros de abordo la luz de la estrella que atraviesa la atmósfera del planeta, publicaron en 2023 que habían detectado moléculas de DMS con una confianza estadística de 2s (s es la letra griega sigma utilizada en estadística para indicar la confianza en un resultado: 1s indica una confianza en los datos obtenidos del 68,27%, 2s indica una confianza del 95,45%, 3s del 99,73%, a partir de aquí se considera que la observación es fiable en astronomía; en cambio en mecánica cuántica, por ejemplo, se considera una observación fiable a partir de 5s es decir un 99,99994%).
K2-18b es un planeta hiceánico, es decir cubierto en su totalidad por un océano y con atmósfera de hidrógeno"
Los investigadores consideraron acertadamente que 2s no era evidencia suficiente como para anunciar que habían descubierto indicios de vida, por este motivo volvieron a solicitar más tiempo de observación en el JWST. En las nuevas observaciones llevadas a cabo en 2024 y en el posterior artículo científico publicado en abril de 2025 manifiestan haber detectado DMS (dimetil sulfuro) y DMDS (dimetil disulfuro) con una confianza de 3,4s. Esto hizo que los medios de información de todo tipo en todo el mundo empezaran a suponer, imaginar e incluso soñar que por fin se había descubierto vida en otro planeta. Se daba una conjunción de hechos que no hacían descabellado pensar en ese sentido: K2-18b es un planeta hiceánico, es decir, cubierto en su totalidad por un océano y con atmósfera de hidrógeno; el DMS y DMDS suelen producirse por procesos biológicos; ambos compuestos son muy reactivos y desaparecen rápidamente en la atmósfera a no ser que haya seres vivos reponiéndolos continuamente como parte de sus funciones metabólicas.
Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Cambridge y director de la investigación, ya se imaginaba un planeta cubierto en su totalidad por un océano en el que las plantas subacuáticas producían moléculas de DMS debido a su metabolismo, que este DMS pasaba a la atmósfera de hidrógeno debido a los movimientos del agua o la evaporación del mar, y que él y su equipo las habían detectado desde la Tierra a 124 años luz de distancia. ¡Iban a entrar en la historia de la ciencia por la puerta grande!
La comunidad científica para dar un descubrimiento por bueno necesita datos concluyentes y que además sean corroborados o reproducidos por personal de otros equipos independientes. Expertos de diversos campos se pusieron manos a la obra y comenzaron a analizar los resultados llegando conclusiones más prosaicas, menos fantasiosas y que supusieron un baño de realidad:
- -Lo que los autores identifican DMS y DMDS por su posición en el espectro no tiene por qué corresponderse necesariamente con ese tipo de moléculas. Pensemos que estamos analizando la luz de un puntito que está a miles de millones de km y hemos de ser cautos pues trabajamos en los límites de los aparatos de medida. Lo que en realidad el espectómetro indicaba es que en esa parte del espectro había algo, pero podía ser DMS, DMDS u otros veinte compuestos más como mínimo. Si el equipo de Madhusudhan enfrentaba la probabilidad de que fueran las moléculas que ellos esperaban frente a los otros veinte candidatos les salía una fiabilidad de 2s. Lo que finalmente hicieron fue suponer cinco candidatos en vez de veinte. Nadie sabe los motivos que los llevaron a elegir sólo cinco, pero lo que sí se sabe es que esa elección, un tanto extraña, les hizo alcanzar las mencionadas 3,4s. Tiene toda la pinta de que su hipótesis era poco real, injustificada y adaptada para lograr el resultado esperado.
- -La suposición de que se trata de un mundo hiceánico puede que sea también un poco aventurada pues, aunque se conoce con buena aproximación el tamaño de K218b, unas 2.63 veces el de la Tierra, no se sabe con precisión su masa, se estima que está entre 7 y 10 veces la de nuestro planeta; por lo que podemos estar ante un mini-Neptuno sin océanos, ni superficie sólida o ante una super-Tierra con atmósfera, pero sin agua. Aunque el JWST detectó metano y monóxido de carbono no descubrió amoniaco o dióxido de carbono, necesarios para que se trate de un mundo hiceánico.
- -La ESA (Agencia Espacial Europea) con su misión Rosetta, lanzada en 2004, detectó DMS en el cometa 67P/ChuryumovGerasimenko, lo cual es una prueba clara de que este compuesto puede ser generado por procesos no biológicos. Desconocemos la atmósfera de K218b y puede que allí se estén dando las condiciones para que se genere DMS sin la necesidad de que haya seres vivos.
- -Es extraño que tanto la NASA, la ESA o la CSA (Agencia Espacial Canadiense) que son los que operan el JWST no hayan dicho nada al respecto puesto que un descubrimiento tan extraordinario como el de vida en otro mundo hubiera sido anunciado hasta por la mismísima Casa Blanca.
- -La estrella K218, en la constelación de Leo, es una enana roja del tipo M2.5. (Inciso: el planeta del que hablamos se llama K218b porque es el primer planeta que orbita la estrella K2-18, k2-18c es el segundo planeta, K2-18d el tercero, etc). Las enanas rojas de este tipo presentan una actividad magnética extrema que afecta muy negativamente la habitabilidad de los planetas que las rodean. Emiten frecuentemente llamaradas, eyectando material estelar que suele arrasar las atmósferas de los planetas más próximos. En estas condiciones se hace muy difícil pensar que K2-18b pueda albergar algún tipo de vida.
La mayoría de los investigadores consideran el artículo de Nikku Madhusudhan y sus colaboradores, al menos, irresponsable por las afirmaciones y especulaciones que contiene. Es una pena que una institución de tanto prestigio como la Universidad de Cambridge haya respaldado un anuncio de tal calibre con evidencias tan débiles. A todos aquellos que soñamos con que algún día se descubrirá vida fuera de nuestro planeta no nos queda otra opción más que esperar con paciencia y optimismo.