Opinión

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En busca del Fuero perdido

Martínez Tornel, primer archivero municipal murciano, promovió la devolución

Publicado: 26/06/2025 ·06:00
Actualizado: 27/06/2025 · 12:02
  • Una página del Fuero Juzgo.
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MURCIA. El 2 de junio de 1876, hará el año próximo siglo y medio, se hizo cargo del archivo municipal de Murcia el abogado, periodista y escritor murciano José Martínez Tornel, que ocupó con aprovechamiento el puesto hasta su fallecimiento en el año 1916. De este modo, se convirtió en el primer archivero municipal.

Hacía notar un año más tarde el periódico ‘La Paz’, que entre las cosas que había echado de menos Martínez Tornel en su nuevo cargo de oficial archivero del Ayuntamiento, al tratar de reorganizar “esa abandonada dependencia municipal, figuraba el códice más precioso y antiguo de Fuero Juzgo que existía en España, el cual era fama que había salido de este archivo para la Academia Española, y había servido de texto para la edición que de dicho libro legal hizo la nombrada corporación literaria; y que después de esto no había vuelto á su destino”.

La versión que se ofreció hace muchos menos años, en 2016, se llevaba la salida del Fuero Juzgo del archivo murciano hasta los tiempos del rey Fernando VI, el tercero de los borbones, cuando en 1751 solicitó al Concejo que permitiera el traslado del códice a la Catedral de Toledo para realizar un compendio de legislación hispana. Luego, en 1785, según relataba la directora del Museo de la Ciudad, Consuelo Oñate, con motivo de la exposición 'El Fuero Juzgo. Vigencia y permanencia' fue cuando el conde de Floridablanca lo entregó a la Real Academia Española, institución a la que, según se le reclamó en 1833, 1877 y 1903.

Lo cierto es que, en el caso de la reclamación de 1877, la promovida por Martínez Tornel, puso al descubierto que la Academia Española se había dirigido al Ayuntamiento, cabe suponer que con ocasión de la primera de las peticiones de devolución reseñada, en 1833, diciéndole que nombrase persona a la que en la Corte se entregara el códice, cosa que cumplió el Ayuntamiento sin resultado alguno.

Siguiendo la pista al valioso documento, el alcalde volvió a oficiar a la Academia para que dijese a quién y en qué tiempo entregó el libro, y la contestación fue que seguía en su biblioteca “apreciado como se merece”,  suplicando al tiempo que se le permitiera tenerlo en su poder algún tiempo más, para hacer ciertos estudios. El Ayuntamiento, en noviembre de 1877, acordó contestar a la Academia que lo tuviera en su poder mientras lo necesitara.

Con ocasión del fallecimiento el 7 de enero de 1916 del profesor, investigador y escritor murciano Andrés Baquero, comisario regio de la recién fundada Universidad, el diario ‘El Tiempo’ publicó unos días más tarde un número extraordinario de homenaje al ilustre finado, en el que escribió, entre otros personajes de la ciudad, Isidoro de la Cierva, exdiputado y por entonces senador vitalicio.

Contaba el político murciano, que protagonizaría unos años después la anécdota de ser ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes durante cuatro días, que mientras preparaba un viaje a Madrid, poco más de un mes atrás, le expuso a Baquero unos proyectos relacionados con la cultura local, y el sabio profesor, por su parte, le indicó que a Murcia pertenecía “un precioso ejemplar de| Fuero Juzgo” que se debía reivindicar.

De la Cierva se interesó por el asunto, y obtuvo la promesa seria de que en cuanto se reclamase de una manera oficial, y suministrando los justificantes, el Códice, “que tiene mucho más valor del que suponíamos, volvería a Murcia”.

"El libro sería devuelto a Murcia el 10 de noviembre de 1916"

Baquero falleció con la ilusión puesta en la recuperación del preciado compendio de la legislación visigótica, y en el mes de marzo, el Ayuntamiento, secundando las gestiones realizadas por Isidoro de la Cierva, y avalado por las investigaciones de su archivero, Martínez Tornel, acordó solicitar de la Academia que le fuera devuelto el códice del Fuero Juzgo, en su poder desde los tiempos de Floridablanca.

Pero tampoco Martínez Tornel conocería el regreso de la compilación legislativa, pues falleció el 11 de mayo de un año infausto para Murcia por la pérdida de hijos tan destacados de esta tierra.

A primeros del mes de junio, Isidoro de la Cierva daba cuenta a requerimiento del diario ‘El Tiempo’ de su último viaje a Madrid y de las gestiones realizadas en la capital para recuperar de la Academia de la Lengua el códice del Fuero Juzgo, que le fue entregado sin dificultad alguna en cuanto presentó la autorización del Ayuntamiento.

Sin embargo, Emilio Cotarelo, que era secretario-bibliotecario de la Real Academia desde tres años antes, además de elogiar la importancia del códice, recomendó que cuanto antes se encuadernase, porque tenía muchas hojas sueltas, y el senador murciano, cumpliendo este encargo lo dejó al cuidado de un encuadernador de confianza.

Al fin, el libro sería devuelto a Murcia el 10 de noviembre de 1916, y el Ayuntamiento aprobó una moción por la que se proponía al Museo Provincial, antecesor del actual de Bellas Artes, el depósito en él del Fuero Juzgo, por considerar que allí quedaría mejor expuesto y sería más visitado que en las poco frecuentadas instalaciones del Archivo Municipal.

De modo que aquella reclamación que activó Martínez Tornel en 1877 llegó a puerto casi 40 años después, gracias a una nueva reivindicación de Baquero, en sus últimos días, y de las eficaces gestiones llevadas a cabo por del senador Isidoro de la Cierva.

Y con esta aventura, en busca de Códice perdido, nuestros ‘ayeres’ se marchan de vacaciones hasta el próximo mes de septiembre. O lo que es igual: nos vemos en la Feria.

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