MURCIA. Ya contamos en su momento en estos ayeres cómo se produjo la génesis de la Facultad de Medicina de Murcia, que festejó en su día el medio siglo, o bodas de oro, de su puesta en marcha, cosa que sucedió en el curso 1969-70. Pero es ahora cuando se cumplen los 50 años del estreno del edificio de la Facultad enclavado en el Campus de Espinardo, que echó a andar en el mes de octubre de 1975.
Más aún: aquel hecho no supuso sólo la inauguración de una nueva instalación universitaria, sino el estreno del alumnado en aquel nuevo espacio que se iría convirtiendo, paso a paso, año tras año, en el principal enclave de la Universidad de Murcia.
Poniéndonos en situación, en aquellos días de inicio del mes de octubre del año 1975, Franco se había dado el que sería su último gran baño de masas con ocasión de la multitudinaria concentración que se produjo en la plaza de Oriente, frente al Palacio Real de Madrid, como respuesta a la repulsa internacional motivada por el fusilamiento de cinco miembros de organizaciones terroristas, tres del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y dos de ETA, acusados de varios asesinatos. Uno de los ejecutados, José Luis Sánchez-Bravo, natural de Vigo, fue enterrado en Murcia.
El primer domingo del mes, y no el último, como en la actualidad, tuvo lugar el cambio de hora, pero el momento escogido para retrasar los relojes eran entonces las 0 horas, con lo cual, nada más iniciar la jornada dominical, volvió a ser sábado. Era el segundo año en el que en verano sumábamos dos horas a las que le correspondían geográficamente a España, de forma que se sumaba una hora a la que ya se había establecido como fija desde 1940.
Y el arranque del décimo mes señalaba también el inicio de las clases en los institutos y en la Universidad de Murcia, con el estreno, en esta ocasión, como ya indicamos en estos ayeres, del nuevo rector Sabaté, tras los 31 larguísimos años del inamovible Batlle.
Por entonces, quienes iniciamos nuestros estudios en La Merced mirábamos aquel lejano emplazamiento, y el consecuente desplazamiento, como una atrocidad a la que se condenaba a los aspirantes a médicos"
El acto inaugural tuvo lugar el viernes, día 3, en tanto que las clases arrancaron el lunes 6. La jornada inaugural se abrió con la celebración de la santa misa en la iglesia de la Merced, y desde allí desfiló el cortejo académico hasta el salón de actos de la Facultad de Letras, en el vecino campus universitario. A título de curiosidad, el secretario de la Universidad informó de que el curso anterior se había cerrado con 151 profesores universitarios, 108 interinos y 292 contratados.
En materia de instalaciones, la gran novedad era la entrada en servicio de la nueva Facultad de Medicina, en los terrenos de Espinardo, punto de partida del que es hoy el Campus principal universitario. Por entonces, quienes iniciamos nuestros estudios en La Merced (un curso más tarde, pongamos cada cosa en su sitio), mirábamos aquel lejano emplazamiento, y el consecuente desplazamiento, como una atrocidad a la que se condenaba a los aspirantes a médicos.
La clásica lección inaugural la pronunció, en el estreno de Sabater, quien sería cinco años después su sucesor: el profesor José Antonio Lozano, y cerró el nuevo rector con unas palabras que eran, en buena medida, el anuncio de tiempos de cambio: "Nos encontramos ante un nuevo curso, que no sabemos qué nos va a deparar. Mi deseo hoy es pedir que cada uno sepa permanecer en su sitio, será ésta la manera más eficaz de llevar los acontecimientos a buen término”.
Hubo un hecho, de corte protocolario, que mereció comentario laudatorio por parte de la prensa, ya que por vez primera en 60 años, los periodistas asistentes al acto de apertura del curso universitario contaron con un espacio reservado. Otro signo de cambio en el proceder del nuevo rector y su equipo.
Respecto al comienzo de las clases, había una excepción más que justificada, pues los alumnos de Medicina de los tres primeros cursos no iniciarían el curso hasta el día 13, una semana más tarde, mientras que los cursos restantes lo haría en la misma fecha que el resto de los universitarios, pero en las dependencias situadas a la espalda del Hospital Provincial (hoy Reina Sofía), donde habían estado desde que se estrenó la nueva Facultad en el curso 1969-70.
Como sucede tantas veces con las obras, los alumnos no pudieron estrenar las flamantes aulas en la fecha prevista, y se produjo un aplazamiento que se prolongó hasta el 22 de octubre. El mismo día en el que se recibió el nombramiento del nuevo decano en la persona del profesor José Serrano Molina, catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina desde el año 1972 y licenciado por la Universidad de Cádiz.
El nuevo decano, tras su toma de posesión, manifestó que una Facultad de Medicina no está completa hasta que no cuenta “con un anexo de vital importancia para su funcionamiento: un Hospital Clínico”. Hasta entonces se funcionaba a base de conciertos con la Diputación y la Seguridad Social, algo que planteaba problemas de desplazamientos, de coordinación, de enseñanza… Para darle solución a este problema, eran tres los Ministerios implicados, además del ayuntamiento. Y, como es sabido, acabó por cumplir esa función el Hospital de la Arrixaca, naciendo en su entorno el nuevo Campus de la Salud, que quedó inaugurado en el verano de 2022.