La Feria de Murcia aún se prolongará unos días al retrasarse, desde ya bastantes años, el calendario taurino, por más que, para la mayoría de los murcianos, una vez que la Virgen sube al monte, se acabó lo que se daba.
Así era, como contábamos hace un par de semanas, mediados los años 70 del pasado siglo, cuando el tramo final de las jornadas feriales, que ahora llenan los desfiles y actividades de moros y cristianos, eran cubiertos por el Festival de Folklore.
Pero, como hemos comentado otras veces, los bailes típicos tuvieron que hacer las maletas hace años, para alojarse en nuestro tórrido julio, mientras que los exitosos huertos del Malecón, que nacieron como un complemento al dicho Festival, se quedaron donde estaban, absolutamente desbordados, dicho sea de paso, por la afluencia masiva de público en busca del plato típico, sin que pesen las manifiestas incomodidades.
El Festival de Folklore de 1975 cubrió el fin de semana y el lunes previos a la multitudinaria Romería, con algunas actividades que permanecen, como el encendido de la llama de la Amistad, y otros que hoy nos sorprenden, como la misa que se celebró el domingo en San Nicolás, oficiada en alemán, estando la parte musical a cargo del Grupo Folklórico Wachau-Chor, de Austria. Asistieron los grupos de Cori (Italia) y los españoles de Castellón de la Plana, Villanueva y Geltrú y Murcia, siendo leídas partes de la misa en italiano y español.
Luego, desde las doce y media a las dos de la tarde, en las plazas de San Nicolás, Santa Catalina, San Bartolomé. Santa Eulalia, Vistabella, Santo Domingo, de la Cruz y en Floridablanca actuaron los grupos folklóricos de Cori (Italia), Wachau-Chor (Austria). Bárdenas del Caudillo (Zaragoza), Castellón de la Plama, Zaragoza y Zamora.
Además, desde las nueve de la mañana, se pusieron en marcha hacia varias localidades de la provincia los grupos folklóricos de Francia, Hungría, Noruega, Rumanía y Almería. Francia visitó Cartagena, en donde permaneció todo el día; los húngaros fueron a Cieza; a Totana el grupo folklórico de Noruega, y Jumilla fue el destino de los rumanos.
En el campo de La Condomina, donde debutaba con anfitrión el Real Murcia frente al Tarrasa, intervinieron brevemente antes de comenzar el encuentro de Segunda División los grupos de Italia. Austria, Bárdenas del Caudillo, Castellón de la Plana. Villanueva y Geltrú y Zamora.
Y a las ocho y media de la noche, con el Auditorio del Parque de Fofó como escenario, se desarrolló la correspondiente sesión folklórica, que conto con un acto muy especial, como fue la entrega al Festival del Cante de las Minas de La Unión, que llevaba ya quince ediciones a sus espaldas, de la medalla de oro del Festival del Folklore en el Mediterráneo.
Al día siguiente echó el cierre la edición de 1975, que era la octava, pero antes, otra hijuela del Festival, como fue el Museo del Traje Folklórico, recibió para su colección los siete trajes que donó el Centro Sun Yat Sen, de Madrid, procedentes del Museo Nacional de Formosa. El acto, celebrado en la sede del Museo, el Palacio de San Esteban, concluyó con una exhibición de cantes y bailes regionales a cargo del Coro y Danzas de la Sección Femenina, que tuvo como marco el bello claustro renacentista.
Hace medio siglo la lluvia se presentó a lo largo de la mañana, aunque sin demasiada intensidad, por lo que la imagen fue cubierta con un plástico transparente desde los primeros momentos de la marcha"
A diferencia de este año, cuando la Romería de regreso de la Virgen de la Fuensanta ha estado presidida por el sol y el calor, hace medio siglo fue la lluvia quien se presentó a lo largo de la mañana, aunque sin demasiada intensidad, por lo que la imagen fue cubierta con un plástico transparente desde los primeros momentos de la marcha, como acreditaban las imágenes de su paso por el Puente Viejo.
Llamativa nos resulta, en estos días de gran despliegue informativo, antes, durante y después de la Romería, la escueta crónica que ofrecía, por ejemplo, el diario Línea, con media página en el interior y foto en portada. Como también las alusiones al aumento de fieles en torno a la imagen, pero no en el sentido de haber congregado multitudes, como sucedió el pasado martes, sino de haber experimentado un cierto crecimiento a partir de cifras más bien discretas.
Una atención mediática que se veía superada con creces con el despliegue dedicado al hoy desplazado Festival folklórico, que recibía grandes elogios en una edición calificada de gran éxito, y su cierre de apoteosis.
Y mientras, en un punto cercano de la Región, a orilla del Mar Menor, le era concedida al futuro Rey Juan Carlos, la medalla de oro de San Javier, con la que después han sido también honrado su hijo, el actual Rey Felipe VI, y lo será muy pronto su nieta, la princesa Leonor.
El acuerdo se adoptó por la Corporación municipal tal día como ayer, hace medio siglo, y pesó sobre todo, como es natural, el hecho de su estancia en la Academia General del Aire de San Javier en el curso escolar 1958-59. Era por entonces la cuarta medalla de oro que concedía el Ayuntamiento sanjavierino, tras las otorgadas al jefe de Estado, Francisco Franco, a la Academia General del Aire y a Tomás Maestre Aznar.
Y tal día como mañana, 19 de septiembre, tomó posesión del cargo de rector de la Universidad de Murcia, la única por entonces, Francisco Sabater, que venía a suceder a quien lo había sido desde el año 1944, nada menos, Manuel Batlle. Un hecho que antecedía a la nueva etapa que se abriría en España a partir del mes de noviembre. Pero tenga cada uno de estos ayeres su propio afán.
