Opinión

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WOMEN TALKS: APRENDIENDO DE ELLAS / CÁTEDRA MUJER EMPRESARIA Y DIRECTIVA

El acero necesita alma

"La industria metalmecánica, uno de los pilares fundamentales del desarrollo económico y tecnológico, vive una paradoja: tiene futuro, pero no relevo"

Publicado: 11/05/2025 ·06:00
Actualizado: 11/05/2025 · 06:00
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En los talleres donde el metal cobra forma, donde la chispa del soplete dibuja constelaciones sobre el acero, se percibe un vacío que no es de materia, sino de humanidad. Escasean las manos, sí. Pero más que manos, faltan personas. Talento. Oficio. Y, sobre todo, mujeres. La industria metalmecánica — uno de los pilares fundamentales del desarrollo económico y tecnológico— vive una paradoja: tiene futuro, pero no relevo.

Es una crisis que no se mide solo en cifras de producción, sino en aulas medio vacías, en ciclos formativos donde el eco pesa más que las voces, en proyectos que se estancan por falta de personal cualificado. Soldadores, montadores, operarios especializados… una estirpe en extinción. Y, por debajo de ese déficit general, late otro más profundo y estructural: la escasa presencia femenina.

 

No es una cuestión de capacidad, sino de barreras culturales, educativas, estructurales"

 

En España, apenas el 17,8% de los empleos en el sector del metal están ocupados por mujeres. Pero si afinamos la vista, veremos que muchas de ellas no están junto al torno ni frente al plano, sino en tareas administrativas. En los talleres, en la ingeniería de producción, en los mandos intermedios y, sobre todo, en las direcciones, su presencia es casi anecdótica. En comunidades como Murcia, por ejemplo, la participación femenina en industrias de la construcción no supera el 10%. Y en puestos directivos del sector del metal, las mujeres representan solo el 7%, según un informe de CCOO y F1M sobre contratación en el sector metal realizado en 2024.

No es una cuestión de capacidad, sino de barreras culturales, educativas, estructurales. Desde la infancia, los estereotipos de género delimitan las aspiraciones. A muchas niñas jamás se les presenta la industria como una opción. Y si alguna lo intenta, se encuentra con entornos poco inclusivos, instalaciones no adaptadas, una cultura laboral pensada por y para hombres, y una soledad abrumadora por falta de referentes.

La consecuencia es un ciclo que se retroalimenta: sin mujeres en los talleres, ninguna niña imagina que puede estar allí. Sin referentes femeninos en la dirección, ninguna joven aspira a liderar una planta industrial. Sin una cultura empresarial abierta, ninguna empresa sabe cómo retener a ese talento femenino que tanto necesita.

A esto se suma el desprestigio histórico de la formación profesional técnica. A pesar del aumento global de matrícula en FP en la Región de Murcia —más de 35.000 alumnos en el curso 2023-2024—, los ciclos vinculados al sector metalmecánico siguen lejos de su capacidad. En muchos centros, los cursos de soldadura apenas logran reunir a diez estudiantes. La percepción social de que “el futuro está en la universidad” ha generado una desconexión entre la formación y el mercado laboral real. Mientras sobran titulados sin salida, faltan operarios especializados.

 

La respuesta exige una mirada valiente"

 

A este desfase se añade un nuevo paradigma generacional: una juventud que, en muchos casos, prioriza el tiempo libre, la flexibilidad y la expansión de su vida social por encima del compromiso con trabajos exigentes, físicos o con poco glamour. El ideal del esfuerzo sostenido pierde atractivo frente a la promesa de vidas ligeras y experiencias instantáneas. En ese imaginario, el mono azul y la máscara de soldador no compiten con el portátil en una cafetería ni con la viralidad en redes.

¿Y qué hacemos mientras tanto? Las empresas buscan fuera lo que no encuentran dentro. Se retrasan obras, se encarecen costes, se pierde competitividad. ¿De verdad podemos permitirnos seguir ignorando el problema?

La respuesta exige una mirada valiente. No basta con llenar titulares del Día de la Mujer. Necesitamos políticas públicas que incentiven la formación técnica, que conecten de verdad los centros educativos con las empresas. Necesitamos campañas que muestren a las niñas y jóvenes que la industria también puede ser su camino. Y necesitamos —de forma urgente— revisar nuestras estructuras laborales para que sean más inclusivas, más conciliadoras, flexibles y más atractivas.

Porque el metal puede ser frío, pero quienes lo trabajan no. Y hoy, más que nunca, el acero necesita alma. No solo fuerza. No solo técnica. También visión, diversidad, y sí: liderazgo femenino.

Si no hacemos sitio para ellas, si no abrimos los talleres, las aulas, las salas de juntas, no solo perdemos talento. Perdemos el futuro.

 

María Castelló Blanes

Directora de Operaciones de Elifab Solutions S.L.

Cátedra de la Mujer Empresaria y Directiva

 

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