Lo del lavado verde, greenwashing para los puristas, es una moderna estrategia cortoplacista consecuente de la incapacidad política para creer en otro modelo de desarrollo. El verde es un ámbito dotado de fondos precisamente para vencer la rémora que se instala en todo tipo de gobernantes a los que les cuesta afrontar la visión medioambiental en la aplicación de medidas que han sido legisladas. Esos fondos nacen custodiados por unos requisitos que cumplir, bastante denostados y suavizados tras zarandearlos lo suficiente a iniciativa del tejido productivo susceptible de impactar. Así, lo mismo te endosan al por mayor áridas rotondas con esculturas absurdas, que te colocan mini alcorques para plantar árboles del tipo naturaleza muerta, que te destrozan la ribera del río y caminos adyacentes para meter una tubería de captación de la manera más burda, o que emiten licencias de obra y actividad en lugares ecosistémicamente frágiles. Todo ello contando con capital de tonalidad verde y poniéndolo en el cartelito de obligado cumplimiento.
La palabra progreso suena obsolescente si se liga a un esfuerzo personal para cambiar lo insostenible que nadie está dispuesto a hacer. Su acepción se identifica con el desarrollo exponencial, ese que llega al punto máximo y se desploma. Para salvarnos de nuestra supuesta miseria. Sucede porque se alimenta del interés económico de los expertos en erradicar humanismo, y con él la razón, la libertad o la dignidad, y obviar por completo las ciencias naturales, contraponiéndolas al artificio y el engaño. La memeces se suceden y los bulos se hacen omnipresentes conforme se anula el pensamiento crítico que nos es propio como especie. El arma humana por antonomasia está escondida en las profundidades, sin munición, con arañas tejiendo sus redes sobre ella.
La mayoría de nuestra pandilla decisora y ejecutora carece de educación ambiental y conocimientos en biología y ecología"
Hoy día tenemos curiosas propuestas para el Premio Nobel de la Paz que invitan a la reflexión. El cambio climático se reafirma con temperaturas elevadísimas, carencia de horas frío, DANAs o sequías. Mutan los ciclos vitales de las especies vegetales y animales que moran el planeta y contribuyen a su conservación y protección. Se suceden incendios e inundaciones. Si la Naturaleza siguiese su curso en el escenario actual quizá se inmolaría a sí misma en una pira bestial, yendo contra natura de lo que hay en su ADN, que es la vida. O precisamente para salvarla mediante la renovación de aquello que atenta contra ella. Reflexionemos: ¿de quién es la culpa de este cambio climático? ¿Quiénes contribuyen a su avance? Descartada la invasión extraterrestre, la intervención divina, el choque de un meteorito. Observado el agotamiento de recursos, el calentamiento global, el agujero de la capa de ozono, la hipótesis de los culpables se confirma: son los seres vivos de nuestra especie.
La mayoría de nuestra pandilla decisora y ejecutora carece de educación ambiental y conocimientos en biología y ecología. No son áreas muy populares en el desarrollo político y económico. Es una realidad en cifras la mayoría de formación en ciencias sociales en estos escenarios. Pero aún es más grave, ya que el problema de comprensión de la función del medio natural se ve acrecentado cuando somos conscientes de la paupérrima formación humanista. La separación moderna entre humanidades y ciencias fue una de las herramientas útiles para las estructuras de poder. Con la sucesión de programas educativos cada vez menos humanistas, vamos llegando al desconocimiento del ser humano. De nuestras capacidades. Y esto nos hace responder con violencia o apatía, porque estamos desconectados de nosotros mismos y sentimos miedo e impotencia. Estamos cansados. Estamos, quizá, dirigidos.
Resulta evidente que necesitamos de ética en la medicina, la inteligencia artificial o la biotecnología. Necesitamos antropología, sociología y psicología para lograr interpretarnos. Ser conscientes de la historia para no repetir los mismos errores. Filosofía para ser en lugar de parecer. La ciencia necesita humanización en estos tiempos pero los humanos necesitamos ciencia en cada paso de nuestra vida para comprender.
Somos unos pésimos gestores de los recursos naturales del planeta Tierra"
Reconozcamos que somos unos pésimos gestores de los recursos naturales del planeta Tierra. Cuando el turismo espacial nos lleve a realizar estancias en Marte, también seremos unos gestores de pena en el planeta rojo. La basura espacial que generamos es considerable, como la que soltamos en océanos y mares, acrecentada por la dificultad de ver el disparate de porquería en su inmensidad y nuestra pequeñez, comparativamente. El concepto feudal respecto a la Naturaleza en el que crecemos es paliado con el famoso lavado verde, que ha adoptado formas inverosímiles para estar hasta en la sopa y no ser detectada la trampa.
Con semejantes antecedentes no es de extrañar que lleguemos a otro verano debatiendo la idoneidad del legendario túnel bajo los mares que sustituya al Puente del Estacio, que es la gotera eterna de la falta absoluta de humanismo a la hora de diseñar la edificación en La Manga. Un ejemplo de rabiosa actualidad lo tenemos en la reactivación de la anunciada construcción en Nueva Ribera a pie de orilla del Mar Menor, colindante con el Paraje Natural la Playa de la Hita. ¿Cómo es posible con la especial protección del ecosistema y su frágil equilibrio ecológico? Pues por el lavado verde con el que comenzó este artículo, que revierte a la empresa en donadora de espacios públicos para zonas verdes y levanta toda traba administrativa. El poderío es pasmoso porque hasta se difunde como una apuesta por la recuperación de la zona, un pulmón, un incremento en el nivel de vida de los sufridos habitantes, y, no se lo pierdan, una protección del propio medio natural. A ver si en el acuerdo incluye el mantenimiento de todos estos servicios públicos y su ejecución por parte de la constructora que obtiene el permiso. Porque si ceden un solar y encima hay que acondicionarlo entre todos, el negocio les sale redondo. En cualquier caso, que los visitantes que vayan al parque, que se animen a bañarse en la playa justo delante de la urbanización, que tendrán servicios a la altura del poderío, y gratuitos, ya que es pública.
Bajo la pátina verde atardece en el Mar Menor, el ecosistema amigo que cada día nos recuerda la importancia de saber diferenciar, lo valioso, de lo rentable.