CARTAGENA. Noelia Arroyo (Cartagena, 1979) se convertirá el próximo mes de junio en la nueva regidora de Cartagena, gracias al pacto tripartito firmado en 2019 y que le concede la Alcaldía, relevando, de esta manera, a su socia de gobierno, Ana Belén Castejón. Dice que no quiere hablar de lo que está por llegar. Será entonces, en este futuro próximo, cuando habrá tiempo para explicarlo, pero su 'hoja de ruta' hace tiempo que tiene marcada esa fecha. Le esperan dos años al frente del Ayuntamiento a contrarreloj para plasmar el torbellino de ideas y proyectos que rondan su cabeza.
Se mueve como pez en el agua durante la entrevista, en la que trata de que todo sea ameno y fácil de entender, aunque a veces los temas sean algo espinosos. En este pequeño esbozo de lo que pasará, sí que tiene más claro que nada una cosa: el relevo será pacífico, natural y tranquilo, sin estridencias, ni gritos ni peleas. Arroyo se sorprendió cuando llegó al Palacio Consistorial y comprobó que ni una de las puertas cerraba bien, demasiados portazos habían recibido. Alguien le dijo '¡Uy, si las puertas hablaran!'.
- La buena sintonía que se aprecia desde fuera ¿es una imagen real o hay algo de impostado?
-El pacto es lo que se ve. Lo hicimos para dar estabilidad a Cartagena y está basado en un único equipo, que se mantiene durante cuatro años con las mismas competencias y las mismas responsabilidades. Es un nuevo estilo de hacer política, porque cada uno pertenecíamos a un partido y teníamos una ideología. Por encima de todo, defendemos Cartagena, para eso hicimos el pacto. Lejos de ir a peor o ser algo antinatura, que es lo que pudiera pensar la gente en un pacto a tres bandas, cada vez le veo mejor salud.
- ¿Transcurre como había previsto?
- Lo hemos cultivado y mimado todos los que lo componemos, desde el respeto y la generosidad. Hemos ofrecido nuestra voluntad, y sumado esfuerzos, para que nos sintamos orgullosos de lo que hemos hecho al final de la legislatura. Podemos demostrar a la ciudadanía que con esta alternativa hemos dado estabilidad, lejos de los problemas.
En el otro caso -si finalmente hubiera sido MC Cartagena el partido que hubiera gobernado-, lo estaría haciendo en minoría, con un portavoz doblemente condenado por delitos de violencia, que tendría que gestionar una crisis sanitaria cuando dependen mucho de la relación con el resto de administraciones. ¡Si este hombre [Pepe López] ha demostrado que no sabe dialogar con nadie! Ganó las elecciones, pero no pudo sumar apoyos a su proyecto. En el momento en el que vivimos es más importante la gobernabilidad. La mayoría absoluta se ha acabado por tantas fragmentaciones. Se trata de buscar aliados a tu proyecto y eso solo se hace con diálogo y respeto. No con insultos y faltas de respeto a la gente.
Los funcionarios necesitaban trabajar con tranquilidad. Ellos agradecen este clima porque, de la otra manera, no se podía. Con miedo no se puede trabajar, ni aquí ni en ningún sitio.
"CONFÍO EN QUE SÍ HAYA CHIRINGUITOS EN NUESTRAS PLAYAS ESTE VERANO Y QUE OFREZCAN MEJORES SERVICIOS Y MÁS CALIDAd"
- ¿Ha buscado, como dice la oposición, una salida airosa de la política a la alcaldesa para que sea una transición sin sobresaltos?
- La oposición cada semana se va superando con los bulos que viene lanzando, pero que a mí no se me olvidan. En noviembre pasado lanzaron que Arroyo se había guardado 100 millones de euros en el cajón, para que cuando fuera alcaldesa gestionara la segunda parte de la legislatura. Se demostró que era falso. Ahora dicen que tenemos facturas en los cajones, cuando la realidad es que hemos ejecutado el 90% del Presupuesto de 2020. Hace un par de semanas lanzaron que le estaba preparando un puesto en el Puerto a Ana Belén. Todo son bulos, mentiras e infamias, pero no podemos estar permanentemente desmintiendo. Si de algo estamos convencidos es de que no podemos distraernos ahora. Cuando hay gente que ha perdido su trabajo o ha tenido un fallecimiento en la familia y que la situación que vive es muy delicada, lo que se nos pide es que estemos a la altura y gestionemos la crisis.
- ¿Será la del próximo mes de junio una transición pacífica en la Alcaldía entre Ana Belén Castejón y Noelia Arroyo o, por el contrario, nos podemos encontrar una sorpresa de última hora?
- Estoy segura de que será pacífica. Con el conocimiento que tengo de los 14 concejales que me acompañan, sé que va a ser una transición tranquila, con naturalidad. Marcaré mi impronta y mi talante, desde la Alcaldía, pero la transición, en cuanto a la forma de trabajar, va a ser tranquila, porque estamos cumpliendo lo comprometido.
"Los funcionarios respaldaban el pacto porque necesitaban trabajar con tranquilidad. Ellos agradecen este clima porque, de la otra manera, no se podía trabajar. Con miedo no se puede trabajar, ni aquí ni en ningún sitio"
- Usted es una persona muy perfeccionista, pero en un Gobierno a tres hay que transigir más. ¿Cuántas veces se ha tenido que morder la lengua con sus socios de gobierno?
- Yo lo digo todo, no me he mordido la lengua. Pero en política es importante decir las cosas en su momento. La base del pacto es la lealtad y el diálogo. Luego, estamos obligados a tomar decisiones en común. No me he callado nada, no he ocultado nada. Siempre he dado mi opinión a mis socios de Gobierno. Todo ha sido con honestidad y respeto. Estamos gobernando con una mayoría que nos da estabilidad, pero somos tres partidos y eso requiere de cesiones y generosidad.
- ¿Aquellos temores que tendría seguro cuando firmó un acuerdo como el de 2019 a tres bandas siguen existiendo con respecto a sus socios de gobierno?
- Confié en las personas con las que firmaba el pacto; las tuve muy en cuenta, por encima de las ideologías y los partidos. Lo basé mucho en la confianza personal. Soy exigente, pero también muy respetuosa con la institución y muy jerárquica. Tengo mucho respeto a lo que represento. Los pactos podrían haber ido bien o mal, estaba por ver, pero si nosotros poníamos todo de nuestra parte y creíamos en los motivos por los que hacer el pacto, todo sería más fácil.
-¿Se ha sentido respaldada por sus jefes?
- Lo he sentido desde el primer momento a todos los niveles. Que haya confianza plena, sin ninguna condición, no tiene precio. Ana Belén tuvo peor suerte y Manolo [Padín] se ha visto abocado a esto cuando fue uno de los fundadores de Ciudadanos, y más que él, nadie quiere a su partido. Nosotros, desde el inicio, supimos interpretar la realidad, y el tiempo nos ha dado la razón.
-¿La ruptura de Cs en el Gobierno regional le hizo albergar dudas de que el terremoto político haría mella en Cartagena?
- Por lo que conozco a Manuel Padín y María Amoraga están satisfechos de cómo está funcionando este pacto. Creen que están sumando, resolviendo los problemas. Hay que revisar lo que no funciona, pero aquí sí lo está.
- La imposibilidad de remodelar el Gobierno para tratar de mejorar aquellas concejalías que sean más débiles ¿puede convertirse en un hándicap a mitad de legislatura?
- Al contrario. Lo veo como una fortaleza. He estado en gobiernos donde ha habido alguna crisis y han cambiado los responsables y unas veces a mejor, pero otras fue a peor. La situación no acompaña para hacer cambios; es la que es, y tenemos que estar a la altura de las circunstancias. Requiere de adaptarnos a la situación con los recursos que tenemos y sacarle la mayor rentabilidad. Creo que las áreas y funciones están bien distribuidas.