PSOE y PP, dos partidos enfrentados históricamente en la ciudad portuaria, gestionan junto con Ciudadanos el Ayuntamiento en un clima de elogios y ‘declaraciones de amor’ entre los tres grupos
CARTAGENA. Cartagena bien sabe hasta qué punto la política puede hacer extraños compañeros de cama. Desde este verano, las oficinas del Palacio Consistorial albergan la convivencia entre tres partidos que hasta hace poco eran adversarios en la lona de la política: son PSOE, PP y Ciudadanos, que comparten el Gobierno de la ciudad de Cartagena. Políticos rivales que se tiraban los trastos a la cabeza hasta el último día de la campaña electoral son ahora aliados, socios de un maridaje bien avenido en el que fluyen piropos, ‘declaraciones de amor’ y muestras de buena sintonía entre ellos. Es un fenómeno político que en la Región de Murcia sólo ocurre en Cartagena.
Ana Belén Castejón y Noelia Arroyo, dos dirigentes de partidos antagónicos y enfrentadas en las urnas, comandan conjuntamente el Ayuntamiento junto con Manuel Padín como tercera pata del triunvirato. Así lo acordaron los tres grupos tras unas negociaciones que se resolvieron sobre la bocina en el pleno de investidura. El PP (con siete concejales), el PSOE (seis) y Cs (dos), que suman mayoría absoluta, se daban la mano para desconcierto de la primera fuerza política, Movimiento Ciudadano (ocho ediles), y para asombro de muchos.
El nuevo Gobierno local se sustenta sobre un tripartito cuya Alcaldía se turna cada dos años entre los dos principales socios: primero Castejón, después Arroyo. La unión, consumada por sorpresa, causó un disgusto en una de las familias del matrimonio, que reprueba la nueva relación: el PSOE expulsó del partido a sus seis ediles cartageneros y ordenó la disolución del grupo municipal; por lo que Castejón y los otros cinco representantes socialistas quedan abocados a ejercer como concejales independientes (no adscritos).
Ana Belén Castejón, Noelia Arroyo y Manuel Padín desafían a la dificultad de mantenerse unidos con ideas políticas distintas
«Soy socialista de corazón y voy a seguir siéndolo siempre», expresaba Ana Belén Castejón, que desde el principio ha sostenido que hizo «lo correcto». El PSOE regional abrió un expediente nada más conocer el pacto con el PP y el Comité Federal del partido ratificó en agosto la expulsión, justificando que los dirigentes actuaron «en contra de las decisiones y los acuerdos adoptados por los órganos competentes».
La expulsión, pese a todo, no ha variado el curso del nuevo Ejecutivo: la junta de Gobierno local se constituía y poco después, en septiembre, Castejón, Arroyo y Padín anunciaban cien medidas para desarrollarlas en cuatro años. Los tres confían en completar los mandatos de las dos alcaldesas y también esperan cumplir las promesas anunciadas. El objetivo, proclaman, es la estabilidad de Cartagena.
El flamante equipo de Gobierno echó a andar en un clima de apoyo mutuo y exhibiendo unidad. Esta actitud parece indicar un camino contrario a los exabruptos del pasado periodo, cuando PSOE y MC, otrora aliados, rompieron su unión por sus desavenencias.
Por el momento, Castejón, Arroyo y Padín se desenvuelven en permanente contacto: los temas urgentes se tratan a diario y las estrategias y la planificación se abordan en una reunión que mantienen cada semana. Hay cordialidad y buen trato. La relación es incluso mejor entre los propios políticos que en los equipos de trabajo, como así apunta un miembro de un gabinete.
Esta relación trasciende en la esfera pública, donde los tres dirigentes procuran evitar los reproches y aparcan las críticas del pasado, relegadas a la hemeroteca. Manuel Padín, que encabezó la candidatura de Ciudadanos a la Alcaldía, cargaba en mayo contra Castejón y Arroyo, a tan sólo dos días de la cita con las urnas: «Las campañas de promesas y sonrisas de Castejón y Arroyo se antojan ridículas». Ahora, en cambio, se deshace en elogios hacia ellas: «Son jóvenes y muy inteligentes», valora Padín a Murcia Plaza. «Ana Belén es una persona muy luchadora y trabajadora; Noelia siempre me atendió con mucho respeto cuando era consejera», destaca.
Manuel Padín, que es teniente de alcalde y antes fue concejal en la oposición, confiesa que está «cumpliendo un sueño»: «Cuando estaba en la oposición, en el fondo observaba que eran personas que querían a Cartagena igual que yo. Veía a gente en el PP, como Esperanza Nieto y Diego Ortega, y en el PSOE, como Mercedes García, y decía: Madre mía si algún día pudiera conformar un Gobierno con la gente potente que hay para trabajar. Y fíjese por dónde que el destino ha dado un resultado para poder unirnos», asevera.
Noelia Arroyo, en su etapa como candidata del PP, también recriminó la labor de Castejón y su «caótica gestión» cuando desempeñó como regidora entre 2017 y 2019. En la carrera electoral hacia la Alcaldía, la dirigente popular llegó incluso a plantear un debate entre Castejón y ella misma. «Los cartageneros tienen derecho a verme en un ‘cara a cara’ con la señora Castejón y que puedan comparar nuestras ideas y nuestras propuestas», reclamaba entonces.
Castejón ve «diferencias abismales» entre José López y sus nuevos socios
El discurso ha cambiado; tanto es así que Arroyo asegura que comparte más puntos en común que discrepancias: «Es mucho más lo que nos une que lo nos separa, y más aún en un escenario tan local como es el ayuntamiento», afirma la vicealcaldesa popular a Murcia Plaza. De hecho, los reproches al PSOE se lanzan actualmente en clave regional y nacional, evitando el fuego local, como prueba de ello son sus críticas sobre inmigración hacia el delegado del Gobierno, el socialista Francisco Jiménez.
La vicealcaldesa popular ha arropado además a Castejón tras los reproches que recibió la regidora por acudir a una fiesta en el fin de semana del temporal que causó la DANA. «La alcaldesa pidió disculpas públicamente y de corazón. Cumplió con sus obligaciones desde que se puso en marcha la alerta y en ningún momento eludió su responsabilidad», declaró la edil del PP.
Arroyo, no obstante, aduce que antes «no criticaba a Castejón» sino «su gestión con un gobierno en solitario», porque «Cartagena no se podía permitir otros cuatro años con un gobierno en minoría, sea cual sea el partido, pues se traduce en parálisis, en incertidumbre y en inestabilidad». Y añade: «Ni tampoco la he defendido. No tengo que defenderla, ella sola se defiende. Yo lo que hago es defender un acuerdo que está por encima de los intereses partidistas de cada uno de nosotros».
El conflicto de Castejón con el PSOE también ha servido a Arroyo y Padín para hacer público un respaldo sin fisuras. «Si Ana Belén y sus compañeros no hubieran sido valientes y no hubieran antepuesto sus intereses personales y los del partido a los de Cartagena, la ciudad seguiría con el bloqueo», señala Arroyo, quien considera que si el grupo socialista no hubiera dado el paso «los culpables de tener un gobierno en minoría serían Pedro Sánchez y Diego Conesa». Padín, por su parte, manifestó que Castejón escribió «un capítulo que será recordado como un sacrificio doloroso por el bien de Cartagena».
Ana Belén Castejón es heredera de un partido, el PSOE, que ejerció como principal grupo de la oposición al PP de Pilar Barreiro que gobernó Cartagena desde 1995 hasta 2015. Castejón es también la misma líder que pactó en 2015 con MC y Cartagena Sí Se Puede (Podemos) para alcanzar la Alcaldía e impidió así que pudiera gobernar el PP, que era la primera fuerza, aunque sin mayoría absoluta. Cuatro años después, da un vuelco y se alía con el PP. Los populares eran el partido a desbancar hace cuatro años; ahora son su principal socio.
«No me arrepiento de la decisión que tomé en junio, a pesar del coste que ha tenido para mí y para el resto de mis compañeros», comenta Castejón a Murcia Plaza. La regidora, que renunció a la Secretaría General del PSOE local, recalca que sus ideas siguen siendo las mismas a pesar del pacto: «Yo no voy a dejar de sentirme socialista por estar gobernando con el PP». A su juicio, «las necesidades del municipio son eminentemente sociales y esa ha sido siempre nuestra seña de identidad».
Padín, que en la campaña electoral cargaba contra Arroyo y Castejón, ahora se deshace en elogios
La experiencia del anterior mandato (2015-2019) ha pesado mucho entre Castejón y el resto de ediles socialistas. La andadura, compartida entre MC y el PSOE, estuvo marcada por un progresivo deterioro de la relación, que desembocó en 2018 con la ruptura del pacto de Gobierno, lo que condujo a los socialistas a gobernar en minoría.
Las diferencias entre el gabinete de MC de José López y el equipo con el PP y Cs son «abismales», en palabras de Castejón. «El diáogo es muy importante en este trabajo», agrega, «y cuando no hay comunicación de ningún tipo no puede haber diálogo. Ahora nos reunimos cada semana y compartimos muchas de las dudas que nos surgen. No hay imposiciones de ningún tipo, algo que antes no ocurría».
Historia de un desamor
Ana Belén Castejón (PSOE) y José López (MC) sonreían felices hace cuatro años, en 2015, cuando acordaron gobernar el Ayuntamiento de Cartagena, turnándose la Alcaldía cada dos años. Pero la relación se enturbió con el tiempo, con episodios de discrepancias públicas marcadas por los exabruptos y los insultos. En 2018 rompían su acuerdo y el PSOE gobernó en solitario. José López es hoy muy crítico con la alianza que han firmado PP, PSOE y Cs: «Castejón presume de que lo hacen por un plato de lentejas, porque para Cartagena son un lastre y no una oportunidad, pero como cada uno maneja sus hambres, ahí están Castejón y los suyos que cubren su apetito, el de reconocimiento y el otro, con un pacto por la pasta basado en la traición».
¿Y cómo tres partidos opuestos y con programas muy diferenciados acaban gobernando juntos? «No fue de la noche a la mañana», explica Padín. «Lo hicimos por la ciudadanía, que ya está hartísima de tanto politiqueo». Arroyo detalla que ya percibían en la campaña que la situación política «había cambiado mucho» y que los resultados iban a estar muy ajustados. En la misma noche electoral, agrega la concejala popular, «vimos que el resultado en Cartagena no era suficiente para que gobernara la lista más votada y planteamos un acuerdo para alcanzar un gobierno fuerte».
Los tiempos de mayorías absolutas han pasado a mejor vida, considera Castejón y, por eso, «hay que negociar con los de un lado y los de otro para mejorar la vida de los ciudadanos». Y así decidieron firmar una carta magna que es «fruto de que un grupo de personas que, aunque no podía tener ideologías más contrapuestas, supo ponerse de acuerdo», expone la alcaldesa. «El bien común era más importante que las ideologías y los cartageneros merecían estabilidad».
¿Serán capaces de mantenerse unidos hasta 2023? A pesar de la mala prensa de los tripartitos, los tres líderes se rebelan contra ese axioma: creen que terminarán el mandato. «Con respeto, sabiendo controlar los egos y vigilando los malmetedores», apostilla Manuel Padín, convencido de que no se va a romper «porque hay comunicación». «Y yo seré ‘cortito’, pero ante todo soy dialogante», espeta, en referencia al calificativo que le dedicó en un pleno José López.
Noelia Arroyo también es optimista: «Dependerá de nosotros y como nosotros queremos que esto salga bien, sí soy positiva». El PP necesita los votos de los seis ediles socialistas para alcanzar la Alcaldía en 2021, tal y como está previsto en el pacto. Solamente por esa razón debería bastar para que al menos la convivencia sea próspera y se alargue hasta el cambio del bastón de mando.
"Depende de nosotros, por eso soy positiva", asegura Arroyo, que espera tomar el bastón de mando en 2021
«Hay muchas cosas en las que no vamos a estar de acuerdo», reconoce Castejón, «pero hemos conseguido hacer cien puntos que consideramos esenciales para nuestro Gobierno». La alcaldesa está segura de que no se repetirá el pacto fallido del pasado y augura que terminarán el mandato: «Si no lo creyera no habría dado el paso hace unos meses».
«Somos responsables y hemos puesto mucha ilusión en poner en marcha y finalizar proyectos que permitirán el correcto desarrollo de nuestro municipio», apunta la alcaldesa, quien en varias ocasiones ya ha comentado que «están unidos» por «su amor a Cartagena». La hemeroteca, previsora ante la historia, ya toma nota de las intenciones de los tres líderes. Es su oportunidad para demostrar que políticos con ideas distintas pueden trabajar juntos. Los cartageneros vigilarán pendientes si cumplirán su palabra. A ellos se deben.