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Cuando las empresas dejan de invertir

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Incluso en tiempos normales, predecir los ciclos económicos resulta más un arte que una ciencia. En parte, porque las inversiones de las empresas son muy volátiles, pero no de una manera que se pueda discernir de antemano con facilidad.

Cuando los economistas intentan predecirlo, tienden a basarse en datos de encuestas, como el índice ISM de nuevos pedidos del sector manufacturero (Institute for Supply Management), que ha descendido por debajo de la lectura ajustada estacionalmente de 50, Bloomberg Finance L.P., a 1/4/2025 que históricamente ha señalado una cercana contracción.

La razón principal parece ser la errática política comercial de la administración Trump. Hasta la fecha, los diversos avisos políticos parecen estar perjudicando el sentimiento entre las empresas estadounidenses, pero aún no han desencadenado un auge cuantificable de la inversión en Estados Unidos, por parte de los productores extranjeros que intentan evitar estos aranceles.

Sin embargo, no debemos pensar aún en que se produzca una recesión en Estados Unidos. Como muestra nuestro Gráfico de la Semana, el índice ISM de nuevos pedidos es una guía poco precisa de lo que las empresas tienden realmente a declarar como nuevos pedidos a lo largo de los próximos seis meses.

En periodos normales, el sentimiento varía mucho más que las inversiones reales de un mes a otro, sin llegar a mostrar tendencias fiables. Esto se debe en cierta medida al escaso volumen de la muestra utilizada en este tipo de encuestas.

De una manera más sútil, es muy diferente que a un ejecutivo se le pregunte su opinión en una encuesta o que tenga que decidir si abandona un proyecto programado desde hace tiempo, quizá teniendo que amortizar algunos de los costes ya asumidos.

Los ciclos de inversión suelen cambiar cuando muchas compañías deciden dejar de invertir más o menos al mismo tiempo, por ejemplo, cuando ven que se debilita la demanda, cae el precio de sus acciones o empeoran las condiciones de los préstamos.

En los periodos de inflexión cíclica, esto puede conducir fácilmente a un círculo vicioso de pesimismo reforzado por más pesimismo. Tal y como describen George Akerlof y Robert Shiller, los economistas ganadores del Premio Nobel, en su maravilloso libro Animal Spirits, "Cuando las empresas deciden invertir, los factores psicológicos que subyacen a la inversión desempeñan un papel fundamental (...) las decisiones que importan para la inversión son más intuitivas que analíticas. Esa intuición es un proceso social que sigue las leyes de (...) la psicología social". En otras palabras, si la administración Trump quiere evitar que el sentimiento negativo se extienda a la toma de decisiones económicas reales, debería reaccionar y actuar muy pronto.

Christian Scherrmann es economista jefe de DWS en Estados Unidos

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