MURCIA. Por fin. Ya es historia. El edificio del Hotel Lagomar, construido en los años 70 y que nunca llegó a usarse, ya no queda en pie en La Manga. Los trabajos de demolición, que empezaron en noviembre, terminaron este viernes. "Se ha quedado muy buena tarde", festejaba el alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, satisfecho de que a partir de Semana Santa los turistas comprobarán una imagen tan distinta como esperada desde hace mucho tiempo.
El complejo ocupaba una parcela de 20.000 metros cuadrados. Formaba parte del paisaje de la zona y en 2012 fue declarado en ruinas tras el preocupante deterioro de su estructura, a causa de la adversa meteorología tras casi cincuenta años al aire libre. Durante muchos años reclamaron su demolición, pero esta no se materializaba, para desazón de los vecinos. Tras once años de requerimientos, negociaciones e interrupciones, el Ayuntamiento de San Javier al fin pudo dar luz verde al derribo del edificio. La primera actuación fue el pasado 30 de noviembre y desde entonces las obras no han cesado hasta que tres meses después han tirado la última piedra.
Tal y como ha contado Murcia Plaza, ha sido el propio Ayuntamiento de San Javier quien asumió el derribo del edificio de forma subsidiaria y le pasará la factura -cerca de 800.000 euros-, a los propietarios del mismo, la mercantil mercantil Intramanga Turística. En el caso de que la propietaria de la parcela no asumiera los costos del derribo se pueda llegar a subastar la parcela para asumir los gastos de ejecución de la obra y todos los gastos acumulados como vallado perimetral, redacción de proyecto.
A partir de ahora queda la gestión de residuos y el acondicionamiento de la parcela. De esta forma, el fin definitivo de la obra se prevé para primeros del mes de abril. "Impacta ver el avance tan rápido de la maquinaria", reconocía a Murcia Plaza Antonio Martínez, viceportavoz Delegado de Urbanismo, Medio Ambiente, Patrimonio de de San Javier. "La gente no se lo cree", apostillaba. Y es que parece hasta normal que los vecinos no acaben de creerlo tras varios decenios de un edificio que formaba parte del paisaje urbano de La Manga.