LA MANGA. La Manga se 'comerá' por fin al monstruo Lagomar. El edificio, que ocupa una parcela de 20.000 metros cuadrados y que fue construido en la década de los 70, formaba parte del paisaje de esta zona costera, se convertirá en historia en unos pocos meses. Aunque han sido muchos los escépticos que no veían ese día -lógico, por otra parte-, tras once años de requerimientos, negociaciones e interrupciones, el Ayuntamiento de San Javier derribará el edificio de forma subsidiaria y le pasará la factura -cerca de 800.000 euros-, a los propietarios del mismo, la mercantil mercantil Intramanga Turística.
El derribo cumple todos los requerimientos para una voladura, pero no era el método adecuado, porque supone un impacto medioambiental muy fuerte, tanto por el ruido como por la posibilidad de que los cascotes cayeran al Mar Menor. De esta manera, se decidió hacer un derribo más controlado. Sobre todo porque el edificio corre el riesgo del autocolapso. Presenta muchas patologías. El proyecto arrancó en 2021, pero la fecha -la única alegría que brinda el edificio- que quedará marcada en la lamentable historia del Lagomar es la del 30 de noviembre de 2023. El derribo se divide en tres fases y se va a desmontar pieza a pieza de arriba hacia abajo y por sectores, cortándolo como si de una tarta se tratara y para evitar un colapso.
Las obras tienen un plazo de ejecución de tres meses y en la primera se elimina la zona más baja, la de las antiguas cocinas, hasta la junta estructural del edificio. El edificio tiene una planta grande y junto a la torre hay una junta estructural, que permitirá a la empresa limpiar el edificio y acometer la demolición con tranquilidad.
En la fase dos se atacará la torre norte y en la fase tres será la última con las otras dos salas. El hecho de no volar el edificio retrasa de forma considerable el desarrollo de su demolición. "La voladura hubieran sido cinco minutos", decía Cristóbal García, ingeniero de Caminos y proyectista de la demolición del Lagomar y director de obra. "Sin embargo, hemos tenido mucho cuidado para que tener todas las garantías medioambientales, incluyendo varios estudios, entre ellos biólogos de la CARM que han detectado las especies protegidas. Además, se ha instalado una barrera antiturbidez en el Mar Menor, para evitar que cualquier cascote, polvo o residuo caigan. Se tarda mucho más, pero al final merece la pena".
Los escombros que saldrán del derribo suponen un total de 400 toneladas y 85.000 metros cúbicos. Los que sean insertes se machacarán y el resto se trasladarán a un vertedero controlado en La Unión. El solar queda completamente limpio y en homenaje al edificio quedará una grava que marque dónde se encontraba. "Los vecinos no paran de preguntarnos y entendemos la situación". Las patologías que presentan los pilares, sobre todo la torre noreste tenían los forjados caídas y las armaduras oxidadas. "Era muy necesario", añade García.
El Alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, calificó como "muy importante", esta jornada para "La Manga del Mar Menor" y añadía que ha sido el Ayuntamiento de San Javier el que ha decidido ejecutar de forma subsidiaria el derribo, ya que la propiedad no atendió a los requerimientos del Ayuntamiento.
"Hace 50 años que empezaba a construirse esta infraestructura, gemela del Doblemar y aquí ha quedado afeando esa mole de hormigón y de hierro abandonada", subrayó Luengo, quien explicaba que "no podíamos permanecer impasibles". "Cuando sale a licitación la obra se presentan 15 empresas y es Urcotex quien se hace con esta demolición y que comienza las obras en una zona que gozarán una nueva oportunidad".
Recordó Luengo la gestión "invisible e intensa" del equipo técnico y jurídico de San Javier "a los que quiero felicitar por su tenacidad y constancia en un procedimiento que ha sido complejo y farragoso, pero que hoy hace ver, con estas máquinas, que ha merecido la pena". Hizo especial hincapié en la figura de "un manguero" que ha sido quien ha "capitaneado" el proyecto. Se refería el alcalde de San Javier al concejal de Urbanismo Toni Martínez, "no ha desfallecido ni un minuto. Aquí hay muchas horas de trabajo, esfuerzo y sinsabores. Eso es también trabajar por los vecinos del municipio y es el día de darle las gracias y la enhorabuena". Además, señaló que es un día especial "para los vecinos de La Manga, que ya no tendrá que mirar para otro lado cada vez que entran o salen".
Por último, quiso destacar que es una zona que debe crecer con este derribo, gracias a la renovación de los espacios, el parking disuasorio y este solar apto para uso hotelero. "Esta zona va a florecer de la manera que todos queremos, generando oportunidades y convirtiéndolo en un lugar emblemático".
La palabra "resiliencia", dice el concejal Toni Martínez, cobra especial protagonismo para definir el camino llegado hasta ahora. "Queremos este esqueleto y estructura de hormigón y esta parcela hotelera tenga un buen aprovechamiento turístico, con un establecimiento de un nivel parecido al del Doblemar".
Para el Ayuntamiento "esa perseverancia desde el año 2012 hasta 2023 han pasado muchas cosas y ha sido difícil mantener vivo ese expediente. El equipo jurídico de San Javier lo ha sufrido y de ahí la enhorabuena a todos ellos. La mercantil titular nos lo ha puesto muy difícil, tanto que ha habido veces que hemos tenido que reconducir desde cero este expediente".
El edil no descartó que en el caso de que la propietaria de la parcela no asumiera los costos del derribo se pueda llegar a subastar la parcela para asumir los gastos de ejecución de la obra y todos los gastos acumulados como vallado perimetral, redacción de proyecto, etc...
José Guerrero, pedáneo de La Manga en la zona de San Javier, apostilló, por su parte, que "yo apenas era un niño cuando en el año 1974 se quedó todo parado. Es un premio para todos los mangueros que vamos a agradecer porque lo estábamos esperando. Esta zona se había quedado muy desfavorecida y creo que esto va a pegar un cambio en cuanto a su imagen".