CARTAGENA. Con hartazgo, silencio y deudas. Así termina la etapa de Francisco Belmonte y su equipo de trabajo al frente del Fútbol Club Cartagena. El Efesé cambia de manos en busca del giro que la afición pedía a gritos y tras dejar atrás la etapa más dorada del fútbol cartagenero, los diez años transcurridos desde que llegó a la entidad este periodista y empresario murciano que ya había iniciado su labor como gestor futbolístico -trabajó para el Club Deportivo Leganés de su amigo Felipe Moreno- y que dejó momentos brillantes y otros no tanto en una década de idas y venidas.
Francisco Belmonte Ortiz, con su inseparable Manuel Sánchez Breis -director deportivo-, cruzó el Puerto de la Cadena después de que en marzo de 2015 el Efesé entrase en concurso de acreedores, reflejo de los acuciantes problemas económicos por los que atravesaba. Además, la situación deportiva era igualmente delicada pues el equipo ocupaba puestos de promoción de descenso en la Segunda B y, ya con los nuevos gestores al frente, conseguiría la permanencia in extremis en la eliminatoria frente al filial de la Unión Deportiva Las Palmas con sendos empates a cero en el estadio Cartagonova y a uno en Canarias con el gol de Carlos Martínez en el minuto 79 del segundo choque que permitía eludir un batacazo que sonaba a desaparición.
Ese desenlace hizo que los de la ciudad portuaria pasaran las siguientes campañas, un total de cinco, en Segunda B aspirando a lograr un salto que se resistió en varias ocasiones -especialmente doloroso fue el KO ant el Rayo Majadahonda en 2018 con el gol de Míchel Zabaco en propia puerta en el minuto 96 del partido de vuelta cuando ya casi se descorchaba el champán- y que se acabaría dando en la campaña 2019/2020. El ansiado logro llegó en esa temporada en la que la pandemia del coronavirus suspendió una competición que se reanudó con una promoción que el cartagenerismo siempre recordará con el 0-0 ante el Atlético Baleares en el estadio la Rosaleda de Málaga y el penalti parado por Marc Martínez en la tanda. Ese éxito en un encuentro que comenzó el domingo 19 de julio y finalizó en la madrugada del lunes 20 de 2020 fue, con diferencia, el instante más brillante y celebrado de estos diez años con Belmonte al mando.
También cinco temporadas consecutivas en Segunda División, la categoría de plata del fútbol profesional, pasó el Efesé hasta la condena de esta última campaña, que empañó un lustro notable en la trayectoria de un club fundado en 1995 como Cartagonova Fútbol Club y tomando el relevo del histórico Cartagena Fútbol Club en el corazón de los aficionados locales.
En ese quinquenio hasta se coqueteó con la posibilidad de ascender a Primera División, un hito que jamás logró cualquier club futbolístico del municipio, y en las ligas 2021/2022 y 2022/2023 cerró la competición en el noveno puesto tras haber estado más arriba en la tabla. Sin embargo, el paso del tiempo, como suele ocurrir, generó un desgaste que pasó factura a los gestores del club especialmente durante el pasado curso porque, además, los resultados en los partidos fueron nefastos y eso, unido al escaso apego de los dirigentes con la hinchada, hizo que el distanciamiento fuera cada vez mayor. De hecho hasta se negaron a acudir al palco durante gran parte de la campaña finalizada con el equipo siendo uno de los peores colistas de la historia de la Segunda División.
Las acciones de la Federación de Peñas del Fútbol Club Cartagena, con movilizaciones e incluso pidiendo hace unos días a los aficionados no se abonaran mientras el club siguiera regido por Belmonte, anticiparon la decisión definitiva de traspasar la propiedad, que es lo que los hinchas reclamaron con firmeza una y otra vez, en el estadio y en la calle.
Esa venta a Inversiones Arrisanz S.L., grupo capitaneado por el empresario madrileño Pedro Arribas, ex propietario precisamente del Rayo Majadahonda, la anunció la institución este miércoles a través de un comunicado que prácticamente pone fin a una década de gestión por parte de Belmonte, como cabeza más visible, en el Efesé.
En los momentos buenos se habló de él como el mejor presidente en la historia del club, que además dejará la ciudad deportiva José María Ferrer en La Manga Club como bien patrimonial, y en los malos muchos se refirieron a él como el principal causante de los males de una institución que afrontará el ejercicio 2025/2026 con el equipo en el grupo 2 de la Primera RFEF y persiguiendo el objetivo de volver al segundo escalón aunque ya con otros dirigiendo la nave.