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los dados de hierro

De la tiranía... inmobiliaria

La tiranía tiene mala prensa. Eso es normal: desde la aparición de la palabra en la Grecia Antigua, se ha asociado al gobierno arbitrario y violento (aunque hubo filósofos que defendían la tiranía como el gobierno más eficaz: más meritocrática que la monarquía hereditaria, más ilustrada que el gobierno del populacho, más bondadosa que la aristocracia). "Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad", la define la RAE. Sin embargo, es interesante como la visualizamos hoy, y especialmente como se visualiza desde la derecha política.

Hoy en día, parte de la derecha española se ha abonado a una cosmovisión en la que la única tiranía posible es la estatal. La ejercida por políticos o funcionarios. Es esta una idea importada acríticamente de Estados Unidos, cuya derecha tiene referentes históricos muy diferentes y añora una Arcadia feliz (y totalmente inventada) del siglo XVIII, de hombres libres interactuando sin trabas en un mercado perfecto. Arcadia que según ellos se vino abajo en el siglo XX por el crecimiento desmesurado del Estado y las regulaciones, y a la que hay que volver por la única vía posible: destruyendo al Estado. Algo que goza de amplio apoyo en la actual derecha española mainstream, pero que causaría pasmo y asombro en los Reyes Católicos, Felipe II, Carlos III, Cánovas del Castillo, Miguel Primo de Rivera, Francisco Franco, o casi cualquier otro referente histórico de la derecha española, que suele ser "referente"… ¡precisamente por haber fortalecido al Estado, ese es el mínimo común denominador de todos sus referentes!

(Inciso: por alguna oscura razón, para los liberales de pacotilla abonados a esta cosmovisión, el "Estado" nunca incluye lo que durante siglos ha sido casi la única tarea del Estado, que es fuerzas armadas, policía y justicia. Por eso pueden fantasear con que esa Arcadia feliz sin regulaciones desatará las fuerzas del mercado y traerá una prosperidad sin fin, cuando lo primero que haríamos los demás ante la completa destrucción del Estado sería dejar de pagar la hipoteca o el alquiler).

 
Por supuesto, la tiranía estatal es muy real, y ha sido muy común en el siglo XX: las dictaduras de Hitler o Stalin fueron estatales, sin duda. Pero incluso un siglo entero es un parpadeo en la Historia. Aristóteles se reiría de la pretensión de que solo es posible un único tipo de tiranía. Basta con retroceder un poco más, antes de la creación de los estados modernos, que son un invento históricamente muy reciente, y nos encontramos una inmensa variedad de tiranías ejercidas por actores no estatales. La más destacada, la tiranía de clase. Patricios sobre plebeyos, nobleza sobre campesinos, hacendados sobre esclavos o encomendados… Lo que viene a ser la tiranía de los dueños de los medios de producción (que hasta el siglo XVIII son las tierras agrícolas y alguna explotación minera) sobre los desamparados.

Es de la Arcadia feliz de la derecha estadounidense de donde la derecha española ha copiado casi todo su argumentario, una vez que la llegada de la democracia a España hizo un poco duros de vender a los referentes históricos habituales. Y en esta narrativa todas las tiranías no-estatales se pasan por alto, o mejor, se retuerce la historia para que todo lo malo sea, de alguna forma, culpa del estado.

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