La tarde pintaba como mandan los cánones de día grande. Cuando se encara la recta final de liga, Murcia y Ceuta se disputaban el liderato. Un golpe al principal rival a estas alturas de temporada podía ser decisivo para el ansiado primer puesto, que da acceso al ascenso a Segunda. Lo sabía el murcianismo. Miles de murcianistas no se quisieron perder la oportunidad de recibir y llevar en volandas a su equipo en un trascendental duelo. Aparte del sold out, el murcianismo quiso hacerse notar en el recibimiento y desde el primer minuto alentó a los jugadores.

El Real Murcia quiso aprovechar el ambiente encendido que creó la afición y salió a por el partido desde el minuto 1. En un cuarto de hora ya había lanzado cuatro saques de esquina. Pedro Benito tuvo la primera ocasión para los granas, tras una triangulación que no tuvo fortuna de embocar a gol. Enfrente estaba el líder, que no tardó en demostrarlo. Gazzaniga evitó el gol de Zalazar, que ya, presto a marcar a puerta vacía. A través del balón fue creciendo el Ceuta y era el Murcia el que no lograba cerrar los espacios. Era el minuto 33 cuando Rodri Ríos, cazó un balón e hizo el 0-1. Río, ex grana, pidió disculpas. 

Fran Fernández agitó el árbol y realizó cambios para revertir el 0-1 que lucía el marcador de una Nueva Condomina a reventar. Raúl Alcaina, con poco destacable en su actuación, dejó su puesto a Davo.

El Murcia llevaba el peso del partido, pero el Ceuta no tenía ninguna prisa y dejaba crear a los granas. Era una posesión muy plana, logrando entrar solo por los costados. Hasta que Guille Vallejo, el portero del Ceuta, cometió una pifia que permitió a Flakus, siempre creyendo hasta el final, marcar a puerta vacía. Quedaban 8 más el descuento (que terminaron siendo 7). Mucho aún para un Murcia que fue a más pero no fue suficiente. Espadas en todo lo alto. El liderato tendrá que esperar.