Cuando Muriel Romero visita Murcia se le despiertan muchas emociones. Es "como volver a casa". Porque es el escenario de su infancia, que dejó con solo 11 años para ingresar en la Escuela del Ballet Nacional de España, dirigida entonces por María de Ávila. La directora de la Compañía Nacional de Danza (CND), cargo que ostenta desde septiembre de 2024, regresa este sábado una vez más a la ciudad donde su madre le inculcó su pasión por la música y la danza, y donde comenzó a asistir a una academia de baile. Y lo hace nada menos que con la mayor producción de danza de la temporada en la Región: la representación en el Auditorio Regional Víctor Villegas de La Sylphide por la CND bajo su dirección artística, y con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia dirigida por "un crack" como Daniel Capps.
"Será una noche mágica", asegura la bailarina, coreógrafa, docente e investigadora. Murcia Plaza habla con Muriel Romero sobre este ballet y sobre sus retos al frente de una compañía que busca que sea versatil, con bailarines que sean artistas y que quiere llegar a otros públicos además del de los grandes teatros.
La Compañía Nacional de Danza representa este sábado en el Auditorio Víctor Villegas La Sylphide, el ballet con el que debutaste como su directora, acompañada por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. ¿Qué podrías destacar de esta producción que se va a poder ver en Murcia?
Se trata del ballet romántico por excelencia y del más antiguo, tiene 200 años. Es un ballet narrativo que te lleva, te lleva, te lleva… es una belleza. Pero además es una gran oportunidad poderlo hacer con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y con un director de orquesta como es Daniel Capps, que ha estado diez años trabajando en el New York City Ballet y es un crack; es una maravilla cómo dirige y cómo conoce la danza. Va a ser una noche mágica. Estoy muy contenta de que pase en Murcia.
La CND ya estuvo también hace unos meses en la Plaza Belluga realizando una performance… ¿Va la Compañía a ser más viajera y a llegar a más rincones del país bajo tu dirección?
Ojalá, ahí estamos, intentando llegar no solo a los grandes teatros de España o de Europa, también queremos que la danza se acerque a otros públicos y a otros lugares del país que no tienen esa posibilidad. No es fácil, depende también de los programadores; y es una compañía muy grande y moverla resulta caro. Son muchos factores que hay que trabajar.
¿Qué otros retos te has marcado al frente de la Compañía Nacional de Danza?
Mi objetivo es alcanzar esa versatilidad que se logra cuando el bailarín abre su mente y tiene la capacidad de poder adaptarse a todos los estilos y a todas las coreógrafas y coreógrafos que voy a ir trayendo. Estamos hablando de máxima técnica en todos los sentidos, no solamente en el clásico o el neoclásico, sino también en el performativo. Para ello, tiene que ser gente con ganas de aprender, con ganas de abrir sus mentes y que sean artistas.
Cuando fuiste bailarina en la CND tuviste como directores nada menos que a Maya Plisétskaya y a Nacho Dubato. ¿Qué aprendiste y que te gustaría transmitir a ti?
Yo creo que la pasión sin límites por este arte. Yo, además, he sido una persona muy curiosa, me he metido en muchísimo tipo de cosas para experimentar y he trabajado con mucha gente distinta. Me gustaría transmitir esa apertura de mente y las ganas de aprender.
¿Y cómo te gustaría que fuera esa relación con los bailarines?
Cercana y comunicativa. He intentado desde el primer día reunirme con cada uno de ellos y hablar. De hecho, me han dicho: Muriel, eres la primera directora que se ha acercado a escucharnos. Para mí es fundamental esa cercanía, pero también potenciar su independencia. Que sea gente que piense, que reflexione, que debata, que tenga una imaginación, que sean artistas. Porque esa creatividad, esa imaginación, hoy en día se está perdiendo muchísimo con tantas imágenes externas. Pero, ¿dónde están las imágenes internas de cada uno?
"Siempre que vuelvo a Murcia siento muchas emociones"

- Muriel Romero -
- Foto: CND
¿Cuándo te diste cuenta de que lo tuyo era el mundo de la danza, de que era esto lo que te apasionaba, viniendo de una familia en la que convivía ciencia y arte?
Mi abuelo era matemático y mi padre, físico y químico, pero, por otro lado, mi madre tocaba el piano, iba al conservatorio de danza y me inculcó todo eso. Fue una cosa muy natural. Me llevaba a una academia y así empecé: tenía musicalidad, coordinación, talento e iba sacando buenas notas. Fue todo como muy lógico y natural.
Te fuiste con solo 11 años a estudiar a Madrid… Cuando vemos un espectáculo tan bello y tan perfecto como el que nos proporciona la danza no solemos pensar en el sacrificio y el esfuerzo que hay detrás…
Siempre que vengo a Murcia, ahora que mis padres ya no están, es muy especial y siento muchas emociones, entre ellas una cierta melancolía. Se lo comentaba hoy mismo a Ginés Caballero, nuestro director técnico, que también es murciano. Cuando dejas tu núcleo familiar, tus raíces, desde tan joven, eso está ahí, siempre queda algo. Es una sensación única, como de volver a casa, a la infancia; además de que tengo a mis hermanos aquí. Al final, la adolescencia la pasé en Madrid, de donde me he ido y donde he regresado muchas veces. Madrid es como mi ciudad, pero Murcia es donde he nacido; es mucho más emotivo, es la madre.
¿En qué momentos, después de tanto trabajo, sientes que todo ha merecido la pena?
Cuando un espectáculo sale bien y dices ¡qué maravilla! Cuando te agradecen una obra. Cuando ves que has conectado con el público. Cuando los bailarines están contentos, que es algo que me alegra mucho; si no es así me entristece enormemente, porque es una gran responsabilidad que mucha gente crezca en tus manos. Son muchos pequeños detalles los que te hacen de repente decir: creo que ha merecido la pena.
Recientemente, la CND interpretó la coreografía de ‘Don Quijote’ del cartagenero José Carlos Martínez, quien también fue director de la CND… ¿es la Región de Murcia tierra de talentos en la danza?
A ver si pudiéramos traer el Quijote para acá (desea en voz alta). Claro que hay talento. Hay bailarinas murcianas en la CND como María Muñoz y muchos murcianos por el mundo que están haciendo un gran trabajo, entre maestros, coreógrafos y bailarines, por todos lados. Y es que el murciano es una persona muy emotiva y expansiva, tiene alma de artista.
Muriel, volviendo un poco a tus raíces ‘científicas’, también eres una de las fundadoras del instituto Stocos. ¿Qué trabajo desarrolláis allí?
Es un trabajo transdisciplinar, codirigido con Pablo Palacio, que es un compositor. Trabajamos materias de investigación y psicología experimental, biología, matemáticas, inteligencia artificial. Llevamos a cabo diferentes proyectos europeos para crear tecnología para la amplificación del cuerpo, para la traducción de cualidades del movimiento en sonido, luz, imaginería visual… Es un equipo muy transdisciplinar y vanguardista.
Se dice la música activa la misma región del cerebro que las matemáticas o que los niños que hacen danza suelen ser buenos estudiantes por tener una gran disciplina… ¿Son cosas que tú has podido constatar?
Es cierto que la danza te da una disciplina que, pase lo que pase, te levantas por la mañana y sigues caminando. Te da mucha fuerza, mucha conciencia y mucha libertad, porque la disciplina también es libertad. Si tú no tienes disciplina y no te puedes concentrar en algo, no puedes desarrollar esa libertad.

- Muriel Romero -
- Foto: CND