Doce meses, doce exposiciones. Es a lo que se comprometió la Galería Babel de Murcia con el programa MURCIA2025 con el que ha querido sumarse a la conmemoración de los 1.200 años de la fundación de la ciudad de Murcia. Y está cumpliendo. De tal forma que este viernes 11 de abril, a las 20.00 horas, tendrá lugar la inauguración de la cuarta muestra dedicada a la historia de la capital del Segura, que en esta ocasión es obra de Juan Mariano Balibrea y lleva por título Mursiya en el siglo XII: los colores del Rey Lobo. La muestra se podrá contemplar hasta el 3 de mayo.
Destaca en la obra de Balibrea la fuerza del color que obtiene a través de expresivas manchas. Sobre esto dice el artista: "En mi opinión, la 'mancha' es el elemento esencial en la pintura. Manchar con pintura, mezclar, disolver, empastar, chorrear, salpicar… PINTAR. Con las manos, con brocha, con pincel o espátula. Manchar con una esponja, con un trapo, con un cepillo, con un rodillo o con un palo. Gotear. Mirar lo que ocurre sobre el lienzo. Descansar. Dejar que la pintura se mueva por el soporte. Estampar. Mezclar disolventes contradictorios. Experimentar. Imaginar".
"Juan Mariano Balibrea ha escarbado en la historia del palacio del Castillejo y en la de la llamada Almunia del Rey Lobo. Estas edificaciones y los entornos de huertas que tenían han sugerido al artista obras que profundizan en la armonía que el hombre puede encontrar al relacionarse con su entorno", señala Javier Cerezo, director de Babel, sobre unas pinturas en las que "vemos llanuras con arbolados y laderas convertidas en terrazas para tierras de labor, consiguiendo situar en su contexto los paisajes del entorno de Murcia antes de su destrucción por parte de los ejércitos almohades en 1165".
"Balibrea ha pintado para esta exposición paisajes introvertidos que, aunque sugieren estados de ánimo, nos invitan a que los encontremos en la realidad porque, aún en el expresionismo que hay en sus obras, estas nos muestran lugares inequívocos y reconocibles. Estas pinturas, muchas veces trabajadas del natural e in situ, hacen un recorrido por la intimidad de aquellas huertas, a veces al pie de los montes que rodean el valle. Huertos, árboles solitarios o laderas convertidas en bancales parecen tan vivos como si los estuviéramos viendo en aquellos años", añade.
Ibn Mardanis, una figura reivindicada

- Exposición de Juan Mariano Balibrea en Babel -
Señala Javier Cerezo que para hablar del siglo XII en Murcia es obligado referirse a Ibn Mardanis, el llamado por los cristianos Rey Lobo. Porque no solo dejó en imborrables restos de edificios que mandó construir, también porque su figura y su significado han sido reivindicados en numerosas ocasiones y por diferentes colectivos. Destaca, por ejemplo, que su familia era de origen mozárabe, es decir, cristianos de origen hispanovisigodo que permanecieron en Al-Ándalus cuando la península fue conquistada. "Ibn Mardanis se hizo con el gobierno en Murcia y Valencia en el año 1147 y poco después, su matrimonio con la hija del emir de Jaén propició que sus dominios llegaran hasta Sevilla en 1160, año en el que un nuevo imperio comenzaba en Al-Ándalus: los almohades".
"Durante el emirato del Rey Lobo la ciudad de Murcia y su reino lograron un gran esplendor, inalcanzado hasta ese momento, hasta el punto de que su moneda, los morabetinos lupinos, eran referente de valor en el resto de Europa", apunta Cerezo, al tiempo que destaca que "el aprovechamiento de las aguas del río Segura con su compleja red de acequias, brazales, azarbes, azudes, embalses, norias y acueductos, partiendo desde las acequias mayores Aljufia y Alquibla, y la agricultura que propiciaron estos ingenios fueron la base de la prosperidad del reino. En la comarca, convertida en un milagro de color, se cosechaba arroz, caña de azúcar, cítricos, verduras, frutales, moreras, trigo, cebada, olivo y vid".
"La artesanía, la producción de sedas, la cerámica, el trabajo con metales, la producción de tejidos y las cerámicas se exportaban a los reinos cristianos del norte y llegaban a los puertos de gran parte del Mediterráneo. Como símbolo del poder estatal, Mardanis hizo levantar edificios palaciegos y militares cuyos restos han llegado hasta nuestros días: el Castillo y el Castillejo de Monteagudo, el palacio Dar al Sucra, la muralla de la ciudad y el Alcázar Mayor, entre muchos otros", añade el galerista.