Murcia

La vivienda de La Ñora que reinventa las casas de pueblo en las que todo cabe: desde un patio interior con taller a una piscina en la azotea

Este proyecto del arquitecto Antonio Abellán fue una de las casa en la que se programaron visitas durante el Festival Open House

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“Nuestra casa tenía encima una azotea inmensa, vacía, que servía para tender la ropa o mirar al reloj de la iglesia. Una parte de ella estaba ocupada por un barracón con cubierta de uralita y paredes sin enlucir en las que nunca se habían llegado a colocar las ventanas. En este criaban gallinas, conejos y palomas no sé si mis padres, mis tíos, o mi abuela, que vivía debajo de nosotros, en el estanco. Cuando pasábamos por delante de su ventana nos agachábamos para no acabar comprando una cabeza de ajos o un manojo de perejil en la tienda de la Julia. El patio lo ocupaban mis otros tíos con una apisonadora, dos remolques, otros dos mercedes, quizá una honda, una ossa y hasta una bugatti, todo a medio reparar o, más bien, a medio desguazar”.

Así recordaba hace unos años el arquitecto murciano Antonio Abellán -en la publicación Pasajes de Arquitectura y Crítica- esas casas de pueblo que existían en localidades como La Ñora, en cuyos patios y plantas bajas se celebraban comuniones, bautizos y lo que se terciara. Aquellas “viviendas autoconstruidas en las que todo cabía” eran el reflejo de una forma de vida que hoy en día se ve amenazada por esas “mini comunidades de 2 a 6 pisos de apartamentos traídos de las peores aglomeraciones de las ciudades más impersonales”, señalaba. Porque, al final, supone llevar a las zonas rurales pisos de ciudad (donde se vive peor) pero sin sus ventajas. Por eso, su proyecto de ‘Vivienda con taller mecánico entre medianeras -una de las cuatro que llevó a cabo  en esta pedanía murciana- reivindica recuperar esa vida estimulante y generosa, con un patio donde reunirse y llevar a cabo todo tipo de actividades, y una azotea para acercarse al cielo y poder disfrutar de una piscina.

Esta vivienda en cuestión ha sido una de las incluidas en las visitas que se programaron en el festival Open House que tuvo lugar en Murcia a principios de marzo, contando con el propio arquitecto como guía de excepción. “Fue una experiencia extraordinaria”, asegura Antonio Abellán sobre esta iniciativa que se repetirá cada año y que ha abierto las puertas de las edificaciones más singulares y exclusivas a los amantes de la arquitectura. Como es el caso de esta vivienda entre medianeras, que aunque fue proyectada hace más de una década sigue constituyendo todo un manifiesto de una forma de entender la vida y la arquitectura, que al final viene a ser un poco lo mismo.

  • Casa entre medianera en La Ñora -

Para empezar, decir que la casa tiene espacio para un taller donde el dueño puede desarrollar su afición por la mécanica. El patio interior conecta visualmente las dos parte de la casa, que va ascendiendo escalonadamente, disponiendo también de un solarium. La visión cruzada está igualmente presente en la piscina, que se puede ver desde la cocina. El caso es que se ha logrado, con pocos metros, hacer una gran casa, gracias a "una arquitectura expansiva" que, según explica Antonio Abellán, debe tener las siguientes premisas: “Proponer límites imprecisos, linderos negociados, vivos, gruesos, compartidos; ningún sótano puede tener el tamaño de la planta baja, ninguna cubierta el de la anterior; y sólo incompleta o ampliada debemos aprender, a partir de ahora, a construir una casa”.

Además de estos planteamientos conceptuales, la casa también presenta una 'estética ampliada' que se rebela contra la uniformidad y contra una misma paleta de materiales. "El minimalismo es muy aburrido y señal de que se ha viajado poco", afirma Antonio Abellán, quien considera que un edificio debe mostrar su evolución y el paso del tiempo. Así, por ejemplo, destacan las paredes rojas gracias al "maravilloso mortero de cal viva que prácticamente no existe y que realizó un artesano de Lorca", que le da una textura que recuerda a las casas de Florencia. O el techo forjado sin acabar que evoca esas casas entre medianeras medio hechas. También hay que destacar la fachada con un frente de plástico que no deja nada claro que hay tras ella. En el conjunto hay algo en esta concepción del parcheado y se 'somierismo' que se puede encontrar en la huerta de Murcia.

Al final, dice el arquitecto, se trata de "hacer las paces con que muchas cosas son bonitas" y con renombrar los ‘lugares” de siempre.

  • Casa entre medianera en La Ñora -

 

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