Anatomía de un instante (Movistar Plus+) apunta a ser una de las series de la temporada. El estreno de la serie, que repasa uno de los acontecimientos clave, el 23-F, de la joven democracia española, coincide con el 50 aniversario de la muerte de Franco. Hablamos con uno de sus protagonistas: David Lorente, encargado de interpretar al teniente coronel Antonio Tejero.
Pregunta. Cuando el gran público vea la serie tendrá un éxito rotundo. Explica muy bien aquel 23F del que se ha hablado mucho, pero del que, paradójicamente, sabemos muy poco.
David Lorente. Sí, yo también lo creo. De alguna manera se conoce… pero muy superficialmente. Yo tengo 55 años; tenía 11 cuando pasó todo. Era un niño y los mayores nunca me contaron qué había ocurrido en realidad. Con el tiempo se ha transmitido una idea estereotipada del suceso. Conviene profundizar, y esta serie lo intenta de verdad.
P. Además, como decía Javier Cercas —autor del libro en el que se basa la serie—, muchos no estudiamos bien esta etapa. Yo tengo 36 y en el colegio nunca se llegó a dar.
D.L. Sí, sí, es así. Hoy hablaba con Miki Esparbé, que interpreta al rey Juan Carlos, y él —que tiene 42— me decía que el tema aparecía en el plan de estudios, pero no se llegaba a dar. Es fuerte. Y yo, que tengo 55, si lo estudié, lo estudié mal.
P. ¿Ha cambiado tu visión del 23F después de hacer la serie?
D.L. Sí. Yo soy licenciado en Derecho desde el 92, y siempre he sido un poco friki de esta historia: la transición, el posfranquismo… El libro de Cercas me lo devoré cuando salió. Aun así, la serie me ha cambiado la mirada. Como actor es peligroso: no soy historiador, tengo que meterme en la piel de este señor. No juzgarlo a toro pasado, sino entender cómo era en aquel momento para hacer lo que hizo. Es un equilibrio delicado. La serie, además, ofrece distintos puntos de vista del golpe. Eso es muy ilustrativo de lo que pretende. Tejero incluso dijo en el juicio que alguien tendría que explicarle a él lo del 23F. Yo no lo sabía. Imagínate. Nos dio casi un pozo sin fondo para trabajarlo.
P. ¿Cómo llegas al proyecto? ¿Te eligen directamente o haces prueba?
D.L. Hice prueba, sí, encantado. Me parece la mejor forma de acceder a un papel. Me llamaron para el casting; yo no sabía nada del proyecto. Me preparé muchísimo, con ayuda de mi chica, y tuve suerte: en dos días me dijeron que sí.
P. ¿Fue el rodaje tan fascinante como parece en pantalla?
D.L. Sí. El rodaje comenzó con el golpe de Estado en el Congreso. Fue lo primero. Tuvimos tres días para grabar allí. Muy frenéticos. Habíamos ensayado antes en una sala, pero estar allí era otra cosa. Emocionante. “¡Quieto todo el mundo!” lo repetí unas 450 veces. La serie se rodó bastante en orden cronológico, lo que ayudó mucho. El juicio fue lo último.
P. Rodar en orden ayuda a construir mejor el personaje, claro.
D.L. Exacto. Cuando llegamos al juicio yo ya había vivido todo su pasado, grabado, real.
P. Los guionistas decían que buscaban comprender a los golpistas. ¿Has logrado entender a Tejero? ¿Fue un cabeza de turco?
D.L. Como actor debo comprenderlo. No juzgarlo. Y creo que no fue un cabeza de turco: tenía el golpe estudiado, ya desde la Operación Galaxia. Lo ofrecía a quien quisiera. Mi sensación es que llegó un momento en que nadie pudo pararlo. Su exceso, su fanatismo… nunca había pisado el Congreso. Entra y se sube al estrado, al sitio más destacado, con un desprecio que contribuye a su fracaso. Cuando pega los tiros hay un antes y un después.
P. Este año has estrenado El centro y ahora Anatomía de un instante. ¿Te han roto prejuicios?
D.L. Absolutamente. Soy un tipo con suerte. Poder conocer el universo del CNI de primera mano, reunirme con agentes reales, entrar en su sede… un privilegio. Y con esta serie igual: he hablado con gente que conoció a Tejero. Para mí eso es la vida. Luego hay que hacerlo bien, claro.
