El director, asiduo del género de la comedia, se embarca en esta ocasión en una película de aventuras, terror y comedia, dirigida especialmente al público familiar. Basada en el cómic homónimo, el director ha afrontado el reto que supone adaptar un cómic y trabajar con adolescentes. "Ha sido un privilegio", apunta en este sentido.
Estrenas Los Muértimer, adaptación de un cómic de éxito. ¿Qué reto plantea esto desde la dirección? Porque creo que nos ha habituado en tu carrera. ¿Qué diferencias hay?
Muchas, hay muchas diferencias. Primero, porque yo lo que más he hecho, aunque también he tocado otros géneros, como el terror en El arte de morir, por ejemplo, pero, sobre todo, me he centrado mucho en la comedia. Y, claro, la comedia tiene unos códigos que son muy concretos y unas servidumbres que no te puedes saltar.
En este caso, también es una comedia, pero una comedia que tiene que hacer conciliar otros géneros, como es el género de aventuras, el género de aventuras infantiles, digamos, el género un poco de suspense, de terror sobrenatural, una estética que hay que elaborar mucho. Entonces, se planteaba un reto bastante descomunal desde el principio y el reto era esa alquimia, el que todos esos elementos, al final, cohabitaran en una historia que tuviera un tono muy concreto que es la suma de todos ellos. Entonces, que tú la veas como una historia, que no percibas los saltos de tono, sino que todo forma parte de ese tono que es el tono ‘muertimer’.
Dentro de que tiene su tono de comedia, es una comedia, digamos, infantil o juvenil, y, además, con ese ambiente que remite un poco a lo que decías en la nota de prensa, a Los Goonies, a Mi chica, que es justo lo que pensé viéndola. ¿Por qué crees que no se hacen ya tantas?
Sí, es verdad. Yo creo... O sea, no lo he analizado mucho, no soy un teórico del asunto, pero si tengo que aventurarme a una tesis. Yo creo, primero, que es un público complicado al que va dirigido este cine familiar, juvenil. En las salas de cine es como una pieza deseada, pero muy esquiva. Entonces, supongo que siempre supone un riesgo, un riesgo si tú mueves el listón a una comedia más naturalista, más costumbrista.
Ya sabemos que eso funciona. Entonces, bueno, esto supone un poco de riesgo. El segundo factor, posiblemente sea que no es que sea muchísimo más cara, pero claro, es más caro rodar acción. También tienes que rodar de noche con los niños y eso es también más difícil porque hay muchas restricciones de tiempo y de todo. Entonces, sumado a todo eso, al final son productos que los trabajan más o son más fáciles para plataformas que para salas.
En plataformas sí que, aunque tampoco se hace mucho, pero podrían hacerlo con más facilidad que en las salas. Entonces, Telecinco ha optado por intentar acercarse a un producto familiar desde un lugar diferente, un lugar menos explotado en España. Y, claro, yo me he subido a ese barco enseguida porque me parece un reto muy apetecible.
¿Cómo ha sido esa negociación entre dirección y producción? Porque, claro, lo decíamos, el ambiente es muy particular. Me imagino que en tu cabeza querías ver una determinada fotografía en una determinada ambientación. Pero, claro, el dinero, a lo mejor, el presupuesto es el que es y los medios son los que son.
No ha habido mucha negociación porque desde el principio ya estaba claro con lo que contábamos y con eso había que hacer la película. Entonces, yo lo que he hecho es intentar sacarle el máximo partido a todo lo que teníamos, que todo luciera lo máximo y bien. O sea, intentar saber cuál era el nivel de aspiración al que podíamos optar para que ese nivel estuviera a su 100%. Y ese ha sido mi trabajo, básicamente.
Tú eres un veterano de esto y lo digo por talento, por la cantidad de películas que has hecho, no por edad, ojo (risas).
Que también... (risas)
¿Qué te ha gustado de este tipo de películas a la hora de rodar? Que decías que no has hecho mucho o prácticamente no has hecho. ¿Qué te produce placer?
Sí, claro, es que... A mí que me encanta hacer comedia, hay algo de la comedia que siempre me deja frustrado, que es que lo que es narrar con la cámara, que a mí me gusta mucho, con la planificación, los planos que haces, la comedia no te permite muchas florituras. Porque la comedia es, cuanto mejor veas al actor, cuanto más de frente estés frente al actor, más eficaz va a ser. Si todo se mueve mucho en la comedia, es malo, la comedia justo exige lo que menos te apetece hacer como director, como realizador, digamos.
Una historia así es lo contrario, en una historia así estás también haciendo comedia, pero no necesitas estar frente al actor con la cámara quieta. El actor se mueve, va en su bici, sube, baja, la fotografía la puedes contrastar más, generar un ambiente, un mundo un poco irreal, y eso no va a ser un problema.
Hay escenas que las has hecho directamente como de película de terror, con los sonidos, con la música del cine de terror... Claro, entonces, eso, inevitablemente, es mucho más entretenido para mí. También es un reto, pero es mucho más entretenido y mucho más reconfortante.
Decía Alfred Hitchcock que no se trabajara con niños, no sé cómo ha sido trabajar, en este caso no son tan niños, son más bien adolescentes, que no sé si es incluso peor. ¿Cómo ha sido trabajar con este grupo de jóvenes?
Yo tenía ese miedo. Lo primero que hice al leer el guion, lo cerré, y lo primero que le dije a Alex es “hay que empezar hoy mismo a buscar a los niños”. Solo veía ese problema, primero, de quién va a interpretar esto. Por el reto interpretativo, porque, claro, el peso recae en ellos. Porque hay otras películas que hay muchos niños, pero los protagonistas... está más repartido el protagonismo con los personajes adultos. Y al final, pues, el niño, digamos, tiene diez sesiones. Aquí tenían 35 sesiones. Entonces, claro, todos los días. Primero, ¿lo aguantarán físicamente? ¿Se cansarán y se desconectarán? Pues fue lo contrario del escenario que yo me había imaginado. Estuvieron, desde el minuto uno, enchufadísimos, no dieron ni el más mínimo problema y demostraron una profesionalidad muy sorprendente.
Esto, lo digo en serio, me ha hecho pensar muchas cosas, me ha hecho recapacitar sobre, digamos, el poco... la poca mirada que tenemos hacia la adolescencia, el prejuicio con el que miramos a los adolescentes. Asumimos que son unos descerebrados, que están atontados, pero no es así. A ver, ellos al menos me han demostrado que no es así.