La plantilla de Navantia Cartagena lleva años exigiendo mejoras laborales, más apoyo institucional, más personal, más carga de trabajo y el cumplimiento del convenio colectivo. Por ello el pasado 2024 se movilizaron en forma de paros puntuales en su jornada o en una manifestación organizada por el Comité de Empresa a la que acudieron respaldados por cientos de trabajadores hasta las puertas de la Agencia Tributaria en Cartagena.
Sus demandas no son nuevas por tanto, pero sí suponen que la falta de compromisos entre trabajadores y dirección lastre la capacidad de trabajo de una plantilla que afirma sentirse al límite de sus funciones, lo que empieza a mermar las posibilidades de cumplir con los importantes compromisos que la factoría tiene adquirida en la construcción de las naves de guerra, especialmente para la Armada con la serie de los submarinos S80, un gran hito en el arma naval española.
Hay cinco puntos en su orden del día cada vez que se reúnen con los trabajadores que son inamovibles y reivindicativos ante la dirección, compañeros o frente a los medios de comunicación.
Incorporación de más personal: Solicitan entre 400 y 600 trabajadores adicionales para la unidad de submarinos, ya que consideran que es insuficiente la plantilla actual de aproximadamente 1.100 empleados. Argumentan que esta falta de personal pone en riesgo los plazos de entrega de los submarinos S-80 en producción (S-82, S-83 y S-84) y la planificación del ciclo de vida del S-81.
Reducción de la subcontratación: Denuncian que la industria auxiliar está asumiendo una parte excesiva del trabajo y que el conocimiento técnico se pierde si no se incorporan estos trabajadores a la plantilla fija de Navantia. Añaden que el número de empleados de la industria auxiliar, a la que, dicho sea de paso, la consideran fundamental, es, en número, equiparable a la de la plantilla de la factoría, por lo que Navantia debería ser capaz de reabsorber más empleados propios y menos ajenos.
Apoyo institucional y político: Piden el respaldo del Gobierno central, el Gobierno regional, la alcaldesa de Cartagena y todos los partidos políticos para garantizar la contratación de más personal y la ampliación de la carga de trabajo en el astillero. No han sido pocas las veces que desde el Comité de Empresa se han reunido con los dirigentes políticos de los diferentes partidos que conforman el arco municipal y además se han encontrado con alguna declaración institucional desde el Pleno municipal respaldando sus propuestas.
Cumplimiento del plan de empleo prometido: Exigen la ejecución del compromiso del presidente del Gobierno de incorporar 1.500 nuevos trabajadores a Navantia, compromiso adquirido hace dos años y que aún no se ha materializado.
Revisión del convenio colectivo: Tras el rechazo del preacuerdo por parte de la plantilla el pasado mes de diciembre, en el que Cartagena fue fundamental para el ‘no’ a la empresa, el Comité de Empresa de Cartagena insiste en la necesidad de negociar mejoras sin retrocesos en los derechos laborales. Además, tal y como recordábamos esta misma semana, han decidido endurecer el cumplimiento estricto del convenio y estudian posibles movilizaciones.
Pero a estas demandas, que durante meses se han debatido, propuesto, negociado y, en algunos casos, hasta votado, también se han adherido otras que los trabajadores consideran ahora claves para la supervivencia de la factoría, la garantía del trabajo para los próximos años y un futuro estable para un sector, el naval, del que dependen no solo los más de mil empleados directos y otros tantos indirectos, sino todo un amplio entramado de pequeñas y medianas empresas que forman parte de este astillero.
Ampliación del programa de submarinos: Proponen la construcción de al menos dos submarinos adicionales a los cuatro ya en marcha, lo que generaría más empleo y riqueza en Cartagena.
Construcción de los nuevos cazaminas en Cartagena: Consideran que Cartagena es el mejor lugar para fabricar estos buques, dado el éxito de los seis cazaminas anteriores construidos también en la factoría cartagenera, pero advierten que la falta de personal puede dificultar la adjudicación del proyecto.