CARTAGENA. La candidata del Partido Popular para las próximas municipales, Noelia Arroyo, se guarda sus cartas hasta el último segundo. Dice que quiere acertar lo máximo y mejor posible, por lo que ha decidido desmenuzar cada uno de los movimientos que hace para confeccionar su lista de cara al 28 de mayo. Mientras que el resto de sus rivales han definido, con más o menos premura, las caras con las que apostarán a estas elecciones municipales, Arroyo aguanta la presión mientras coloca en su tablero las piezas.
Hay cuatro aspectos clave en este momento en los que redefine, apunta y corrige su lista: 1º. Busca un grupo de personas que encaje bien, cohesionado, que sea capaz de funcionar igual de bien de forma independiente en sus concejalías como en equipo. 2º. Mantiene pesos pesados y promociona otros. 3º. Incluye algún independiente (debe ser persona conocida y reconocida en la ciudad) y 4º. Combinará perfiles muy técnicos y especializados, en áreas que así lo requieren, con otros más políticos.
Lo que sí ha dejado claro es la llegada de uno o dos fichajes independientes, algo que no suele ocurrir con demasiada frecuencia en el Partido Popular de Cartagena. El partido ha apostado en otros momentos por gente de colectivos y de asociaciones arraigadas a la ciudad, pero siempre, si se han incorporado, han sido como afiliados al partido. La presencia de independientes se corresponde con su proyecto de Gobierno que está abierto a la ciudad.
Las posibilidades son extensas, porque en este caso existe la posibilidad de atraer a sus filas a algún personaje relevante en el ámbito social, como han podido hacer otros partidos, como MC Cartagena con Juan José López y Chiru Graña; Sí Cartagena con Eduardo Pignatelli y Fulgencio Garrido o el caso de David García, presidente de la AVV de Santa Lucía y Pedro Díaz, ex vicepresidente de la FAVCAC en el PSOE. Candidatos no faltan, pero el peligro que se corre con los independientes es que no sean capaces de asumir el trabajo en un equipo que ya está formado; que se adapten a la disciplina de partido y las órdenes dictadas desde arriba. En caso de que alguno de estos parámetros no se cumpla, pueden actuar como una bomba de relojería en un partido tan estructurado como el PP.
