MURCIA. El 25 de junio finaliza el plazo para que el Pentágono haga público su informe sobre la presencia de «Fenómenos Aéreos No Identificados». Independientemente de lo que cada uno piense, no existe ningún debate científico sobre si nos visitan civilizaciones de otras galaxias, como no lo hay sobre el cambio climático, la homeopatía, los fantasmas o las posesiones demoniacas. No existe una sola prueba de que seres de otros planetas hayan recorrido en algún momento medio universo para aparecerse a dos agricultores en medio de la nada, hacer autopsias a una vaca, construir pirámides, piñarse en Roswell… El fenómeno ovni es un mito de la segunda mitad del siglo XX muy interesante, pero poco más. Aquí va una pequeña guía para entender el famoso informe.
1.- Orígenes del informe del Pentágono
El 16 de diciembre de 2017, la misteriodista Leslie Kean y dos periodistas de verdad (Helene Cooper y Ralph Blumenthal) publican en portada del New York Times un reportaje titulado Auras que brillan y dinero negro: el misterioso programa del Pentágono sobre ovnis. En él, desvelaban que entre 2007 y 2012 (aunque algunas fuentes insisten en que sigue en marcha) el Departamento de Defensa destinó veintidós millones de dólares a un programa para investigar el fenómeno ovni. Además, publicaron tres vídeos del ejército en los que aparecían objetos voladores no identificados.
Como explica el artículo, el senador demócrata Harry Reid, a través del Subcomité de Gasto de Defensa que presidía, subcontrató una investigación sobre las posibles visitas a nuestro planeta de platillos volantes al Bigelow Advanced Aerospace Space Studies. El proyecto se bautizó como Advanced Aerospace Threat Identification Program (AATIP). Casualmente, la empresa beneficiada pertenecía a Robert Bigelow, un multimillonario empresario, amigo personal de Reid y donante de sus campañas (cien mil dólares entre 1998 y 2008). Ambos tienen en común que comparten su creencia en la existencia de los extraterrestres.
2.- ¿Qué pasa el 25 de junio?
El artículo del NY Times reabrió el debate sobre si la Casa Blanca ocultaba información sobre los platillos volantes, y la respuesta era que, evidentemente sí, así que cada vez más voces se sumaron para pedir transparencia. El 28 diciembre de 2020 Donald Trump, en uno de sus últimos actos como presidente, firmó el segundo plan de ayudas para paliar los daños de la covid-19. El texto incluía el Intelligence Authorization Act, que daba un plazo de 180 días a Avril Haines, director de Inteligencia Nacional, para presentar un documento público (aunque pueda incluir un anexo clasificado) con toda la información existente sobre «Fenómenos Aéreos No Identificados» y «vehículos aéreos anómalos» (la redacción evita intencionadamente la expresión ‘Objetos Voladores no Identificados’).
Según un artículo del propio NY Times del pasado 4 de junio, el informe concluye que algunos de los avistamientos investigados podrían corresponderse a aeronaves de potencias extranjeras y reconoce que algunos de los vídeos no los puede explicar. También añade que el trabajo no puede descartar que sean naves extraterrestres, que es como decir que no ha podido descartar que sean ángeles.