Murcia, la patria bella, pero con sones de parranda

A las 12 en punto, la hora del Ángelus, como un modo más de conmemorar el 1.200 aniversario de la fundación de Murcia, suenan en el carrillón municipal las notas acampanadas del Canto a Murcia, de la zarzuela La Parranda, estrenada en Madrid en el año 1928. La música es del granadino Francisco Alonso, el maestro Alonso al que alude de la calle que va de la espalda del Teatro de Romea a la Gran Vía, y el libreto del madrileño Luis Fernández Ardavín, a quien se dedicó la corta y estrecha calle que comunica la plaza del teatro con la plazuela de Santa Gertrudis, muy próxima a la anterior.

No es mala idea la de La Parranda, aunque creo que podría ser mejor aún si las notas que sonaran correspondieran al Himno a Murcia, que para eso lo tenemos, aunque casi nadie sea capaz de cantarlo cuando suena en algún acto. Puede que esta celebración, que se extenderá a lo largo de todo el año, hubiera sido una buena ocasión para reivindicar y difundir la hermosa composición de Pedro Jara Carrillo a la que puso música Emilio Ramírez, ambos murcianos. Fue estrenado seis años antes que la zarzuela, y ni siquiera su centenario sirvió para tratar de relanzarlo.

Lo cierto es que este asunto de los himnos que lo son y los seudohimnos que aparentan serlo da pie para dar a conocer en unos casos o recordar en otros algunos aspectos curiosos que tienen que ver con la primera de estas inspiradas piezas musicales de los años 20 del siglo pasado, a las que sumaríamos el himno de la Virgen de la Fuensanta, al que nos referimos no hace mucho y que pronto llegará también a centenario, o incluso el himno sardinero, del maestro Massotti Escuder, estrenado en 1931.

"el libreto de Fernández Ardavín estaba ya escrito a finales del año 1925, según testimonió 'El Liberal' el 6 de diciembre" 

Por lo que se refiere a La Parranda, a pesar de su estreno en el mes de abril de 1928, el libreto de Fernández Ardavín estaba ya escrito a finales del año 1925, según testimonió El Liberal el 6 de diciembre. Explicaba que el escritor madrileño ya había cumplido su parte en una zarzuela en tres actos, de costumbres murcianas, que llevaría el título del popular baile huertano y cuya música había empezado a componer Alonso. Esperaban estrenarla en la primavera de 1926, pero, como queda dicho, no sucedió hasta dos años después. 

Lo cierto es que pasó el tiempo y en los primeros días del año 1928, Alonso visitó Murcia, procedente de Alicante, para asistir al estreno en el Romea de la revista La deseada, también obra conjunta con Ardavín, y para terminar de ambientar La Parranda, que se encontraba pronta al estreno.

No pudo encontrar mejor anfitrión que el ilustre Isidoro de la Cierva, que le agasajó en su finca próxima a La Fuensanta con una merienda murciana y dispuso para la ocasión que un grupo de huertanos y huertanas cataran y bailaran las parrandas y otros cantes y bailes tradicionales. Francisco Alonso correspondió ofreciendo al piano las primicias de algunos pasajes de su obra, y prometiendo en nombre propio y del letrista, que le seria dedicada la zarzuela.

En una entrevista concedida al periódico El Liberal durante su estancia en Murcia, Alonso confesaba que aún dudaban si el titulo sería La Parranda o Las Parrandas de la Aurora, y que el papel protagonista estaba pensado para que lo interpretara el barítono Marcos Redondo.

Y fue la compañía de Marcos Redondo quien estrenó, en efecto, La Parranda el 26 de abril de 1928 en el Teatro Calderón de Madrid. En la víspera, los autores remitieron a Isidoro de la Cierva un telegrama en estos términos: "Con el pensamiento puesto en esa tierra, estrenaremos el jueves 26 La Parranda, que ofrecemos a usted como representante espiritual de Murcia. Saludándole cariñosamente, Alonso-Ardavín".

No pudo De la Cierva desplazarse a Madrid, pero, queriendo estar en espíritu con los autores e intérpretes, les remitió un afectuoso telegrama, además de flores, dulce y caramelos de la tierra.

Ni qué decir tiene que fue el propio Alonso quien dirigió a la orquesta en el estreno madrileño de La Parranda, y los papeles protagonistas, Aurora y Miguel, fueron interpretados por Paquita Morante y Marcos Redondo, a quien en adelante se asoció siempre en esta tierra con el Canto a Murcia.

Pocos días después, en las páginas de Levante Agrario se hacían eco de las elogiosas críticas recibidas por la obra de Alonso y Ardavín, pero no podían evitar, vistas las cosas con ojos murcianos, cuestionar la falta de un verdadero espíritu murciano de la zarzuela.

"El 23 de febrero de 1929 se produjo el estreno en Murcia de 'La Parranda', en el Teatro Romea"

"Pero séanos permitido insinuar, sin ánimo con ello de producir menoscabo en lo hecho, que las obras teatrales que hasta hoy se lanzaron a la popularidad, ni han sido escritas por autores murcianos, ni se puso en ellas el obligado cuido de observación que parece elementalmente necesario para producir esa clase de obras regionales. Por citar, recordamos ‘María del Carmen’ y ‘La Alegría de la Huerta’, y de ellas valga para Ia primera la salvedad de que Feliú y Codina estuvo varios días recorriendo la huerta y asesorándose de sus costumbres por don José Martínez Tornel", apuntaba el cronista.

El sábado 23 de febrero de 1929 se produjo el esperado estreno en Murcia de La Parranda, en el Teatro Romea. Fue en este caso la compañía de Luis Calvo la encargada de llevar a las tablas del coliseo murciano la exitosa zarzuela, después de su paso por Madrid, Santander, Sevilla y Valencia. Y de nuevo desempeñó el papel principal Marcos Redondo, que hubo de repetir tanto el Canto a Murcia como la Canción del Platero.

El telegrama de los autores, que no pudieron asistir al estreno, decía: "Ni un solo momento dejará de estar ahí nuestro pensamiento, y os enviamos nuestro saludo, nuestra gratitud y un abrazo que sea la fusión de nuestras almas con todos los buenos amigos que nos ayudaron en ese paraíso llamado Murcia, con el corazón del pueblo más generoso y con las mujeres más bellas de España".