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crónicas de una región misteriosa

Los secretos de La Almoloya: sus dioses, el primer parlamento europeo y una tumba principesca

4/08/2024 - 

MURCIA. La Almoloya es uno de los yacimientos arqueológicos en donde podemos encontrar los primeros vestigios de la civilización tal y como la conocemos en Europa. El propio Emeterio Cuadrado y Juan de la Cierva López emprendieron el camino hacia uno de los mayores avances del estudio de la cultura argárica. Dentro de la finca La Esperanza, entre Pliego y Mula, un chato montículo de 3.000 metros cuadrados les llamó la atención. El primero, ingeniero de profesión y arqueólogo de afición, y el segundo, propietario de la finca, iniciaron una expedición a La Almoloya, un lugar que por su ubicación y primeros atisbos podría contener un secreto. Encontraron nada más ni nada menos que las bases de uno de los yacimientos más importantes de la Edad del Bronce conocidas hasta hoy. Más de cuatro mil años guardados en roca caliza.

La Almoloya data del año 2.200 antes de nuestra era y se estima que tuvo una duración de seis siglos. Sin embargo, desapareció en el 1550 a.C. Su descubrimiento en este siglo XX marcó precedentes con la estructura que saldría a la luz 70 años después. Y se unió a los hallazgos encontrados en el siglo XIX: El Argar, La Bastida, Ifre, entre otros asentamientos relacionados.

Primeros hallazgos

En 1944, Juan y Emeterio descubrieron el yacimiento. Durante cuatro días, entre junio y agosto, exploraron el terreno. Los resultados confirmaron lo encontrado en el yacimiento de La Bastida. Estaban ante los restos de una civilización prehistórica, específicamente de la Edad del Bronce. En esta primera aproximación descubren tumbas y lo que serían las paredes de distintas viviendas en un mismo lugar, así como piezas de artesanía; las cuales algunas fueron trasladadas para confirmar su origen, con el arqueólogo Siret, quien se había encargado de documentar, no sólo en manuscritos, sino en fotografías y dibujos, gran parte de los hallazgos de la Prehistoria del sudeste peninsular. Así lo plantea Emeterio en su publicación La Almoloya, un poblado de la cultura El Algar.

En el año 2013, un equipo de arqueólogos e investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), liderados por Vicente Lull, inician una nueva excavación. Parten de la base descrita por Cuadrado y De la Cierva, para profundizar en lo que hace casi setenta años antes se empezó. Gracias a todo el equipo interdisciplinar, entre quien destacamos a la arqueóloga Eva Celdrán Beltrán, amiga y compañera por ese orden, se obtuvieron unos resultados más que sorprendentes. 

Cabe destacar el hallazgo de un individuo de género masculino con un traje de oro -representación del dios Sol en la tierra- y una mujer exactamente igual pero en plata -representando a la diosa Luna-, quienes son conocidos como Gold Man y Silver Woman. Cada vez tenemos más documentados en épocas muy tempranas, llegando incluso a estar localizados en la Edad del Bronce, estos ritos que reconocen dioses en nuestro mundo y que se encuentran envueltos en unas tradiciones que denotan el interés o la conciencia sobre el más allá, sobre lo oculto y la creencia de que hay algo más profundo que nuestra propia existencia.

Una serie de hallazgos marcarían este enclave como uno de los más importantes de la región peninsular.

Sala de reuniones

Los resultados no tardaron en llegar y surge una gran sala en la que se aprecia un banco continuo en sus paredes. Un lugar de reuniones, lo que se conoce como el primer parlamento europeo que data de hace más de 4.000 años. La presencia de una organización política como el parlamento, la división de clases que se aprecia entre sus tumbas y la existencia de alabarderos hacen de La Almoloya un punto de interés imprescindible en la historia de la Edad del Bronce en la península ibérica.

Este enclave fue el centro político administrativo importante, donde hubo concentración de riqueza de primer nivel así como la organización que se presume afectaría a todo su entorno. La existencia de un salón de reuniones como este y la distribución del banco que había en su interior con las distintas alturas que en el se ubican plantean el supuesto de un organización social por divisiones. Es decir, que existían una especie de clases sociales o personas con mayor poder. Se calcula que tenía una capacidad de 50 a 60 personas, sentadas en todo su recorrido. El recinto cuenta con unos 70 metros cuadrados. Cada uno de los datos presentados se encuentran en la guía arqueológica, La Almoloya. 

Otro de los descubrimientos que llamarían la atención del gremio, en especial de los estudiosos de la Edad del Bronce, sería una tumba con en la que se encontraron dos cuerpos, un hombre y una mujer, que presentaban un gran ajuar, no sólo por la cantidad de ofrendas, sino por la calidad y valor de lo que en él se halló. Se le conoce como la tumba 'principesca'. Para el grupo de investigadores supuso un antes y un después. Tal descubrimiento se dio en el suelo del 'parlamento' en la zona de mayor relevancia del mismo, donde anteriormente se ubicaron en el resto del salón otras tumbas de personas sin recursos, lo que planteó la duda de por qué los enterrarían ahí. Uno de los supuestos es que al no tener casa, los enterraban de manera superficial y en cistas de menor tamaño, de ahí la posición de los cuerpos.

El ajuar funerario contaba con unos 30 objetos; la mayoría eran de plata, otro poco de oro y el resto entre cobre y bronce. Collares con cuentas de distintos materiales (concha, marfil y ámbar), así como vasijas y ofrendas de carne de vacuno. La pieza que encabeza esta colección es la diadema de plata con apéndice en forma de disco, hallada sobre la cabeza de la mujer. Que representa otro signo de poder y diferencia de clases en esa era.

Cebada en la alimentación 

Otro de los descubrimientos de La Almoloya que llamó la atención fue encontrar restos orgánicos, que permitieron la identificación de la cebada como uno de los cereales de su alimentación. Esto se debe a que la zona vivió varios incendios y la materia orgánica al carbonizarse se conservó, de otra manera, no hubiese sido posible. Esto permitió que se mantuviera su huella con el paso del tiempo. Otro punto que llamó la atención fue encontrar roca volcánica, no hay registro de ella en toda la Región, por lo que se presume que la trasladaron para su uso en los molinos.

Con un 80% del yacimiento estudiado, sólo queda seguir y conservar. Hay que destacar que es el emplazamiento de la Edad del Bronce más estudiado de la Región, en comparación con el 10% que presenta el asentamiento de La Bastida. Más allá de los investigadores, queda el trabajo de los ciudadanos desde su conservación, conocimiento y difusión. En el Museo de la Ciudad de Mula ya se puede visitar la exposición con los hallazgos hallazgos de la tumba principesca y otros objetos de gran valor relacionados con el yacimiento.

* Santi García es responsable de Rutas Misteriosas y autor del libro del 'Murcia, Región Sobrenatural

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