MURCIA. 'Mamá' suele ser la primera palabra que pronunciamos en nuestra vida. También, en ocasiones, se aferran a ella los moribundos. Llamamos a nuestras madres cuando sentimos miedo o cuando necesitamos protección. El cuerpo de la madre fue nuestra primera 'habitación propia' y su mirada la primera que recibimos. Pero, ¿qué significa ser hija? Esta es la pregunta a la que han respondido con su obra 57 alumnos de Taller de Creación e Investigación Artística de la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia, que exponen sus creaciones en la sala ES/UM de La Merced bajo el título Yo es hija. Alteridad, otredad y educación artística, comisariada por la docente y artista Rocío Marín Navarro.
"Ella me peina el alma y me la enreda", señala Enea Gavilán Botella. "Mi madre nos ha dado alas, pero al mismo tiempo nos ha dado raíces", dice por su parte Blanca Patricia Herreros Albero. "Las pequeñas mentiras tejidas con amor por nuestros padres se convierten en parte de nuestra memoria", apunta Ainhoa Lax Valero; mientras que Cristian Martínez Clemente afirma que "la música de mi vida empezó con la clave de mi madre". "Mi proyecto está centrado en la costura, en las manos de mi madre con mi cuerpo", explica, asimismo, Celia Molina Zúñiga.
Ellas forman parte de este grupo de jóvenes artistas que han abordado, desde diferentes perspectivas, el tema de 'ser hija' con sus proyectos fotográficos, que van acompañados de una fotografía de su infancia y una reflexión. Así, por ejemplo, en su trabajo Belén Moñino Pomares hace una incursión en el mundo 'coda', (Child of Deaf Adults), como hija de padres sordos); Ana López Rodenas habla del cáncer de mama que sufrió su madre cuando ella era pequeña; Irene Amorós Turpin ahonda en su relación materna desde lo cotidiano; Alba Minet Navarro reflexiona sobre los conflictos madre e hija; Inmaculada Hernández Zapata pone el foco en la memoria corporal; o Blanca Herreros Albero realiza un autorretrato por medio de un diálogo flamenco con la figura materna.
De esta forma, las obras presentadas en esta exposición parten de un imaginario materno, fruto de experiencias personales e individuales, conformando así una visión poliédrica de la filiación. Por medio de la educación plástica y visual se reflejan historias alternativas que cuestionan y enriquecen la comprensión tradicional de esta relación.
Sobre esta interesante representación artística del tema de ser hija, y por lo tanto del concepto de madre, recuerda la comisaria que "nuestra existencia no es posible sin la premisa de la coexistencia. Toda vida empieza dentro de otra vida, y está, a su vez crea de nuevo el mundo. Así, el cuerpo materno se convierte en nuestra primera habitación propia, desde la cual empezar a crear nuestras formas de ser y estar en el mundo".
Asimismo, Rocío Marín Navarro, destaca que "la primera mirada que nos conforma y que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida es la mirada materna. La madre es ese primer espejo desde el que accedemos a la percepción del mundo". Y añade: "Nuestra idea de este, y de nosotros mismos, se va configurando a medida que conseguimos descifrar el significado de su mirada hacia nuestra persona. Por tanto, podemos afirmar que nuestro conocimiento del mundo se genera en alteridad".
Y es que "toda vida tiene un origen. Toda vida humana comparte un principio. Todo hija o hijo proviene de una mujer. Toda madre, fue previamente hija. Es por ello que podemos afirmar que la Madre es la historia universal de todo ser humano, y a su vez, el origen de una nueva historia, la hija".