MURCIA. En la batalla que libra la derecha murciana, el PP de Fernando López Miras se ha coronado esta semana y le ha metido un tanto a su socio de Gobierno y también adversario político, Vox. No ha sido la mejor semana para José Ángel Antelo, que ha visto en apenas dos días cómo su reforma estrella quedaba aparcada y cómo la encuesta del Cemop le daba la mayoría absoluta a los populares. Si hace ocho meses, al inicio del curso, Antelo se arrogaba el triunfo de haber forzado al PP a una coalición que nunca quiso, ahora Vox comprueba las dificultades y los entresijos del poder. Su compañero del Ejecutivo no iba a conceder tan fácil la reforma de la ley del Mar Menor y que se apropiara de su éxito. Ante el fiasco, el vicepresidente tuvo que reunirse en privado con el propio presidente para abordar este asunto, que él mismo elevó a la categoría de crisis al hablar de "situación complicada" y convocar la comisión de seguimiento del acuerdo de Gobierno. Todo en una semana, para más inri, en la que López Miras y Ribera -la ministra que tanto ha criticado Vox- han escenificado de nuevo su colaboración por el Mar Menor. Y sin olvidar que las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina.
Una euforia aireada en público se desató en el seno de los populares al conocer la encuesta del Cemop. "Que rompan ya con Vox", exclamaba un simpatizante. "Al final Vox ni deroga la ley del Mar Menor ni cierra el Cemop", decían con sorna desde las filas populares. "Si hoy se celebraran elecciones, uno de cada dos ciudadanos votaría al PP", reivindicaba públicamente Joaquín Segado, su portavoz parlamentario. Una encuesta tiene el valor que uno le quiere dar. No deja de ser una foto fija. Vox se afana en decir que no tienen ningún valor. Pero ha sido significativa que arroje por primera vez una mayoría absoluta. Es la tierra prometida que lleva suspirando el PP desde que en 2015 se viera obligado a buscar pactos y depender de otros. Soñó con ella en la última campaña del 28M, pero no lo consiguió por, entre otras razones, Vox. Hay que remontarse a la época de Ramón Luis Valcárcel, que siempre ganó por mayoría absoluta y nunca bajó de 26 escaños.
El 47,7% todavía se encuentra lejos de los guarismos de Valcárcel, que siempre logró más del 50% en apoyos y que mejoraba en cada cita electoral. El expresidente, recordemos, consiguió el 52,3% en 1995; rozó el 53% en 1999; obtuvo el 56,6% en 2003 y el 58,3% en 2007. Y arrasó en la última, en 2011, cuando acaparó el 58,7% de los votos y acaparó 33 escaños, el récord. Eran los años de gloria del PP murciano. Pero tan sólo varios años después los populares iniciaron un camino lleno de piedras, aunque siempre retuvieron el Gobierno regional. Pedro Antonio Sánchez perdió la absoluta en 2015, con el 37,9% y 22 diputados. A su llegada, la Asamblea Regional reformó el sistema electoral y las circunscripciones se redujeron de cinco a una única y el mínimo del 5% se rebajó al 3%.
El peor momento llegó en 2019 y lo padeció precisamente López Miras. El PP perdió, pero pudo mantener la Presidencia gracias a un pacto a dos bandas (Ciudadanos, con quien compartió Ejecutivo) y Vox (quien fue su socio en el Parlamento). Ante estos antecedentes, el PP actual firmaba con sangre el 47,7% que le otorga el barómetro. Es un dato por encima del PP madrileño de Isabel Díaz Ayuso, que logró el 47,3%. O que el 43,1% de Juanma Moreno en Andalucía. El 42,8% que cosechó López Miras en las urnas de 2023 no le bastó. La mayoría, además, llega pescando a su derecha (Vox), pero también a su izquierda (PSOE). Al fin y al cabo, las mayorías nunca vienen por un flanco, sino que son aquellas capaces de de crecer a ambos lados.
¿López Miras se podría plantear un adelanto electoral a la vista de las perspectivas demoscópicas? Hay que tener en cuenta que la Región, a diferencia de territorios como Andalucía o Cataluña, forma parte del régimen común de comunidades, por lo que estaría obligado a volver a las urnas en 2027. Nunca ha sido partidario López Miras de jugar con esta idea, ni siquiera en los peores momentos de 2021, cuando la moción de censura fue una amenaza real para él. El mandatario siempre ha esgrimido el argumento de la estabilidad. De hecho, cuesta creer que si no repitió elecciones en el verano de 2023 lo pueda hacer ahora, en medio de la legislatura. No han desparecido las razones que le llevaron a aceptar a Vox para formar Gobierno.
Si el PP se congratula del sondeo, Vox lo desprecia. El partido de Antelo no cree en las encuestas. Y menos en el barómetro del Cemop, al que en ocasiones ha satirizado como el "CIS murciano" y ha tildado como "panfleto elevado a encuesta". El portavoz parlamentario, Rubén Martínez Alpañez, considera que las encuestas son "estrategias electorales" para "manipular la intención de voto y generar tendencias artificiales". Y en este caso, con el Mar Menor de fondo, "ya intuíamos que se presentaría el barómetro con una bajada para Vox". Pero aunque públicamente minusvaloren el sondeo, saben que no es una buena noticia, porque las encuestas suelen proyectar tendencias. Y una mayoría absoluta no es precisamente el clima de opinión que Vox busca.
Una mayoría absoluta del PP sería un varapalo para Vox. Aunque ocho diputados sigue siendo un número elevado para un partido que en 2017 apenas recibía 50 asistentes en las visitas de Santiago Abascal, lo cierto es que le dejaría fuera de juego. No condicionaría la actividad del Gobierno. Como sucede en la Glorieta, en Murcia, donde Luis Gestoso clama en la oposición, sin ninguna manera de influir en los planes del Gobierno local. Hace ya tiempo que Vox dejó de ser la novedad y su misión no sólo pasa por mantenerse, sino también por ser decisivo. Esta semana supone toda una advertencia para Vox, que no debe minusvalorar a un partido que conoce muy bien los caminos de San Esteban y la Asamblea Regional.