MURCIA. Con el cierre del periodo estival a las puertas y con nuestro recuerdo aún en los lugares donde solemos despejarnos y dar prioridad a aquellas cosas que olvidamos con la rutina del resto del año, puede resultar desagradable plantearse qué ocurrirá a la vuelta de este que muchos han venido a llamar el último verano, y examinar si realmente tendrán razón las predicciones más repetidas por los analistas que no resultan nada optimistas.
"La conflictividad laboral va en aumento en la Región de Murcia, con un incremento de las demandas por despido de más de un 43%"
El mercado de trabajo es, sin duda, el talón de Aquiles de nuestra economía. Si nos alejamos de los grandes datos macroeconómicos, las familias están ya sufriendo las consecuencias de una inflación desbocada como no conocíamos desde hace treinta y siete años, y eso se nota en el día a día de las familias y de las empresas. En la Región de Murcia los datos hablan por sí solos. La conflictividad laboral va en aumento, con un incremento de las demandas por despido de más de un 43% respecto al año anterior. El colapso de los juzgados de lo Social en Murcia es una realidad que hace poco operativo el dinamismo de nuestras relaciones laborales, con tres juzgados en Cartagena y nueve juzgados en la capital que señalan vistas de procedimientos para finales de 2024. La anunciada puesta en marcha de un nuevo Juzgado de lo Mercantil en el mes de octubre, el número cuatro de nuestra provincia, no hace sino recordar la ineficacia de una Ley Concursal que no salva a ninguna empresa del cierre. Grandes conserveras, franquicias de pequeño comercio, establecimientos de hostelería y, muy especialmente, nuestro antaño pujante sector del mueble, lideran los procedimientos concursales que no paran de crecer al ritmo que se enrarece nuestra economía. Y al examinar los datos, vemos que más que nunca estos concursos de acreedores están protagonizados por empresarios personas físicas. Un declive del sector empresarial que ahoga a las familias emprendedoras y sume en la incertidumbre a los trabajadores.
El papel de los sindicatos de clase subvencionados es totalmente irrelevante en este contexto de crisis social, y denota la escasa representatividad laboral que ejercen en sectores tan perjudicados como el del transporte o el de los pequeños agricultores, que deben organizarse y salir a las calles a reclamar el simple y surrealista hecho de no perder dinero con su trabajo.
Sí, aún estamos en verano, pero la vuelta a nuestra rutina no parece nada halagüeña. Los datos del desempleo ya auguran cambios nada buenos. Este mes de julio ha dejado la cifra de casi 90.000 parados oficiales en Murcia. Y eso da para mucha reflexión sobre el panorama actual y, sobre todo, sobre el que vendrá. Seguro que será el último verano de tu pescadería de toda la vida, del kiosco de la esquina o de ti mismo en la empresa que te contrató hace años. Dejarnos llevar por la inercia (como algunos pretenden) del contexto internacional exime a nuestros responsables políticos de toda culpa. Pero no perdamos de vista la incidencia de la reforma laboral en las empresas de nuestra Región, la burocracia enrevesada necesaria para la creación de un negocio o la amalgama legislativa en la que tienen que ser expertos nuestros autónomos para no verse abocados a grandes sanciones por parte de la administración autonómica.
Vendrán otros veranos, pero muchas de nuestras empresas y de nuestros trabajadores ya no estarán donde están hoy.
Alba Franco
Coordinadora del Grupo de Trabajo de Economía, Consumo y Trabajo de Vox Murcia