Ley de Educación y caos en medidas de gestión sanitaria

MURCIA. Resulta que la ‘acogedora’ ministra Celaá - sí, esa misma que se quería quedar con nuestros hijos porque eran del Estado- introdujo ya para su aprobación en el Consejo de Ministros la tan esperada ‘nueva Ley de Educación’, que sin duda impondrán a últimos de noviembre.

Una llamada ‘Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación’ (Lomloe) más conocida como ‘Lomce’ o ahora 'Ley Celáa', cuyo contenido ‘atufa’ a injerencias partidistas de Podemos y ERC con la anuencia y complacencia del PSOE.

Valgan como ejemplo varias modificaciones: 

 
• Eliminación del español-castellano como lengua oficial vehicular en las CCAA (craso error y además anticonstitucional).
 
• Desaparición de los ‘centros de educación especial’ integrando a los ‘discapacitados intelectuales’ en el sistema educativo publico (en contra de toda lógica y con la oposición de los padres -genérico- y profesorado).
 
• Desaparición de los contenidos ‘memorísticos’ y del examen de Reválida (pudiendo pasar ciclos con asignaturas pendientes).
 
• Elimina la intervención de la Alta Inspección del Estado en materia de educación a nivel de CCAA (dejando en sus manos la salvaguarda y disposición de las normas).
 
• Eliminación de separación por sexo en las aulas (principalmente en educación concertada cuya existencia parece molestar).
 
• Privación de la libertad de los padres para elegir libremente qué tipo de educación quieren para sus hijos (con el estudio de ‘valores cívicos y éticos’, habrá que vigilar el ‘tipo de valores’).

 En fin, señores... Una Ley que puede deteriorar aún más la ya maltrecha ‘cultura general’ y la base de conocimientos que tienen nuestros jóvenes por culpa delos sucesivos cambios de Planes de Estudio (¡8 en los últimos veinte años!).

Caos en gestión sanitaria

"estamos al borde de un nuevo y vergonzoso ‘Confinamiento Nacional’: Illa DICE que bajo ningún concepto se ha barajado un confinamiento y el 'gurú' Simón afirma que no se dan las circunstancias"

En una semana en donde las elecciones americanas han hipotecado nuestra atención o, mejor dicho, en la que los medios informativos han pretendido elevar al primer lugar las noticias de la lucha por el poder de Biden & Trump, por cierto con un claro sesgo político pro-Biden o, si lo prefierenanti-Trump, nos han machacado con imágenes de su campaña electoral, como si de ella dependiese la evolución de nuestra pandemia, de nuestra economía, de nuestros hospitales saturados, de nuestra falta de medios y personal sanitario y de la caótica y fragmentada interpretación de las medidas para luchar contra este maldito virus chino.

Mientras tanto los 47 millones de españoles nos vemos sometidos al arbitrio de unos políticos que, con un inapropiado lenguaje bélico: ‘Estado de alarma, Toque de queda, Estado de sitio, Cierre perimetral’, se permiten por segunda vez declarar un estado de alarma, que es anticonstitucional, de 6 meses, paralizando Congreso y Senado (eso sí, sin perder un solo euro de su sueldo) manejándonos a su antojo y dirigiendo nuestras vidas, nuestras relaciones familiares, afectivas y, en suma, condicionando nuestra libertad colectiva e individual. 

 ¿Han pensado ustedes qué pasaría si en la situación actual gobernase un partido político de derechas?

 Yo sí... Probablemente las calles estarían ‘incendiadas’ y llenas de manifestantes violentos, arengados por la izquierda y ultra izquierda, pidiendo la dimisión del Gobierno ‘dictador y fascista’ que ‘estaría conculcando nuestras libertades’ (¿?).

O mucho me equivoco o estamos al borde de un nuevo y vergonzoso ‘Confinamiento Nacional’, máxime cuando el ‘ministro filósofo’ Illa acaba de declarar que "bajo ningún concepto se ha barajado un confinamiento a nivel nacional" y el ‘gurú’ Simón ha afirmado que "no se dan las actualmente circunstancias...".

 ¡Ya saben, donde dije digo, digo Diego!

Mientras tanto el Gobierno sigue sin admitir los 63.500 muertos que el Instituto Carlos III contabiliza por estadística (mismo periodo de los cuatro últimos años)... Ellos siguen anclados en poco más de 38.000.

 José Manuel García Albarrán 

Médico jubilado