MURCIA. Hace algunos años mi buen amigo Pedro, de Águilas, me llevó a casa de su abuelo que quería preguntarme sobre un objeto que habían encontrado en su casa al limpiar antiguos armarios. Al mostrármelo no pude contenerme y esbozar una pequeña sonrisa. Cerciorándome de que este señor no sabía más que lo había encontrado en un armario centenario, les intenté explicar qué era esa extraña cajita que había aparecido entre otros objetos pertenecientes a su bisabuelo.
El objeto en cuestión era un pequeño estuche del tamaño aproximado de una bajara de cartas o una caja de cerillas un poco más grande de lo habitual con la ilustración del rostro de una mujer con ropajes típicos del siglo XIX. En un primer momento parecería ser una simple colección de fotografías postales, como si de un recuerdo se tratase. Pero nada más alejado de la realidad: en su interior pequeñas velas.
Estos objetos eran conocidos como "velas de burdel" pues, una vez encendidas, marcarían el tiempo que tenía "el cliente" para estar allí. Una vez que la vela se apagaba el "servicio" habría terminado. Aproximadamente eran 10 minutos.
Eran muy comunes en toda Europa y en nuestro país. En la Región de Murcia hemos podido documentar, bien con datos materiales o mediante la tradición oral, que se encontraban sobre todo en lugares de costa. Al menos que sepamos en Águilas, Cartagena, Mazarrón y Lo Pagán eran bastante habituales. Incluso en Águilas y Cartagena eran los mismos usuarios quienes las llevaban, aspecto que hemos de entender por la cantidad ingente de personas que venían a trabajar de diferentes puntos de Europa con motivo del desarrollo de la industria y la eclosión, a finales del siglo XIX, del modernismo.