Vacunación contra la covid y la gripe en los centros de salud. Foto: JUAN HERRERO (EFE)MURCIA. Las infecciones respiratorias constituyen uno de los apartados de mayor impacto en Patología Infecciosa, por su elevada frecuencia, cambios en su epidemiología, etiología y una elevada morbilidad-mortalidad asociada a diversos factores.
En la actualidad el Ministerio de Sanidad Nacional, en un estudio recogido en septiembre del 2020 e integrado por pacientes con infecciones respiratorias desde 2017, informa de que 13 millones de personas adquieren y desarrollan infecciones respiratorias por año, constituyendo el 57,5% de todas las infecciones. De ellas, 8,2 millones corresponden a infección de vías respiratorias altas (catarro común), con un ligero predominio en mujeres; bronquitis en 1,8 mill; amigdalitis en 1,5 mill; 565.000 a gripe; 522.000 a laringotraqueitis y 220.000 a neumonías.
"la mascarilla CASI ha desaparecido de nuestras vidas"
En relación con la etiología, en un reciente estudio prospectivo europeo se han evaluado 2957 adultos con síndrome de infección de vías respiratorias bajas, teniendo como principal síntoma la tos persistente, seca o productiva. A todos se les realizó test diagnóstico (PCR) para seis virus, siendo positivo en el 46% de los casos. De ellos, rhinovirus (40%), influenza-gripe (20%) y coronavirus (13%) fueron los más frecuentes encontrados. Asimismo, en pacientes con EPOC el 50% de las descompensaciones están causadas por virus.
Así, en un estudio muy reciente en 1728 pacientes con EPOC descompensada, el test diagnóstico, detectó rhinovirus en el 16%, virus respiratoria sincitial (VRS) en el 10% e influenza en el 8%. Otros virus, adenovirus, bocavirus, aparecían rara vez. En las neumonías adquiridas en la comunidad, 10-20% están relacionadas con virus. Cuando se documentan microbiológicamente (40%-60%), la causa más frecuente es el S peumoniae (Neumococo), observando que entre 12-18% son polimicrobianas, neumococo junto con microorganismos atípicos (chlamydias, micoplasmas etc).
Los aerosoles o spray, a partir de las gotas de saliva o productos exhalados (moco nasal, secreciones respiratorias), junto con el contacto personal directo o indirecto, son los principales mecanismos de transmisión. Actualmente, a partir de la covid se comienza a valorar la importancia de la transmisión por el aire.
Durante las fases de la covid con mayor gravedad era obligatorio el uso de mascarilla, lavado de manos con derivados hidroalcohólicos a la entrada de todos los edificios o instituciones, mantener la distancia de seguridad, limitar el número de personas en las reuniones etc. Después cuando, fundamentalmente gracias a las vacunas, se logró un mejor control, así como con la llegada de las nuevas variantes de la era ómicron, que tenían una menor gravedad, se comenzaron a rebajar la obligatoriedad de esas restricciones. Hoy día, la mascarilla solo es obligatoria en los hospitales, farmacias y transporte público. En el resto de instituciones, grandes servicios, mercados, tiendas, restaurantes y etc., la mascarilla ha desaparecido casi totalmente. Además, en pocos sitios tiene colocados a la entrada aplicadores de soluciones hidroalcohólicas, que antes había en todos.
Ante ello, lógicamente siguiendo los designios de la madre naturaleza, los virus que estaban bloqueados, espacialmente por el uso de las mascarillas, al quitarlas y abrirle nuevamente su puerta de entrada han aprovechado la ocasión para invadirnos, de nuevo, con más fuerza, afectando a niños con sus bronquiolitis por el VRS y mayores con la gripe y persistencia álgida de las nuevas variantes de la covid.
El problema radica en el desarrollo de sus complicaciones, asociadas a sobreinfecciones bacterianas, que precisan de una mayor asistencia médica, hospitalizaciones más frecuentes y una mayor tasa de mortalidad, especialmente en los pacientes de edad avanzada y/o en los que presenten diversas comorbilidades (obesos, diabéticos, cardiacos, bronquíticos (fumadores), hepáticos, renales e inmundodeprimidos onco-hematologicos y autoinmunes que precisan de tratamiento inmunosupresor). En los niños los factores de riesgo asociados son el déficit inmune, las alteraciones estructurales y alergénicas.
En primer lugar, elevar nuestras defensas, mejorando la inmunidad celular, mediante la administración de Vitamina D a dosis altas, manteniendo unos niveles de la misma superiores a 50 Mu/L. La adición de Vitamina C a dosis altas potencializa su efecto y además al tener propiedades antioxidantes sirve de protección de las infecciones respiratorias. Asimismo, aunque existe controversia, diversos estudios encuentran un efecto beneficioso con la administración de Zinc como antiviral y quercitina, como protector de los receptores respiratorios.
En segundo lugar, recuperar el uso de mascarillas en los interiores y grandes aglomeraciones, sugiriendo a las personas con procesos catarrales, que se la pongan con objeto de evitar su transmisión y como muestra de educación y respeto por los demás.
Finalmente, considerar, en los casos con factores de riesgo ya comentados, su tratamiento etiológico:
1.- Oseltamivir o peramivir en Gripe A.
2.- Pascovid en covid en pacientes no trasplantados y sin tratamiento inmunospupresor, precisando control por sus interacciones.
3.- Gripe y Bronquitis.- Tratamiento antibiótico profiláctico antineumococico, ya que "neumococo" se considera el "capitán" de las muertes por infecciones de la comunidad, representando la quinta causa de muerte en el mundo. Asimismo, en este grupo de pacientes, el uso inicial y simultaneo de corticoides, en nuestra experiencia, lo hemos encontrado asociado significativamente con una respuesta más rápida y mejor evolución en los pacientes con neumonías adquiridas en la comunidad e ingresdaos en hospital.
En resumen, las infecciones respiratorias siguen siendo las más frecuentes, pero al llegar la covid y la obligatoriedad del uso de mascarillas, la gripe y otras infecciones casi desaparecieron del mapa. Ahora, al desaparecer la obligatoriedad de mascarillas con las excepciones señaladas, de nuevo las infecciones respiratorias virales han resurgido con su mayor impacto, clínico, sanitario y socio-económico. Ante ello debemos reflexionar, valorando a través de un mejor conocimiento la nueva situación retomar las medidas preventivas básicas que siguen siendo de la mayor importancia.
Los avances tecnológicos constituyen uno de los pilares fundamentales de la Medicina Moderna, pero las medidas básicas, desde Hipocrates pasando por Galeno y el genial Semmelweiss (investigador y descubridor de la eficacia del Lavado de Manos), siguen siendo de capital importancia en el devenir de las enfermedades infecciosas.
Joaquín Gómez Gómez
Profesor emérito de Medicina-Infecciosas de la Universidad de Murcia
