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TRIBUNA  libre / OPINIÓN

Las comparaciones son odiosas… pero menos

23/10/2020 - 

MURCIA. Antes de entrar en materia, conviene que recordemos cómo nos define la palabra comparación el diccionario de la RAE. Según leemos: "Comparar o cotejar es fijar la atención en dos o más objetos para descubrir sus relaciones o estimar sus diferencias o sus semejanzas"Sin embargo, muchos autores de ensayos psicológicos modernos recomiendan evitar comparar a las personas o cosas entre sí, para prevenir que alguna se sienta menospreciada o porque cada una tiene sus propios valores.

"¿Por qué en España hay 33.000 muertos 'oficiales' por coronavirus y 24.871 blanqueados, mientras que en Portugal solo 850…? 

A lo largo de la historia muchas han sido las citas —unas veces a favor y otras en contra— sobre las comparaciones. Desde ilustres literatos, grandes filósofos y humildes autores anónimos, todos sin excepción, han querido aportar su granito de arena sobre las comparaciones. He aquí una breve muestra de algunas citas que nos han llegado y que tienen vigencia en una sociedad distópica y moderna como la nuestra: "Toda comparación es odiosa" (La Celestina IX, 35); "Las comparaciones son siempre odiosas" (El Quijote II, 23); "La comparación es la muerte de la alegría" (Mark Twain)"La comparación es la muerte de la paz y el bienestar" (Anónimo); "La comparación es la relación más peligrosa que el amor puede hacer" (Soren Kierkegaard).

En este mundo hiperglobalizado nadie, absolutamente nadie, ni nada, se escapa de ser comparado para bien o para mal. Por eso, me atrevo a decir que: "Aunque, en general, todas las comparaciones son siempre odiosas, a veces, incluso son necesarias en política" por afectar a los derechos constitucionales de los ciudadanos de un país, "supuestamente libre y democrático", como es el caso de España. Nuestro amigo, el principal protagonista de Barrio Sésamo 'La rana Gustavo' nos ilustra —en la infografía que preside este artículo— con una frase que me da pie a encabezar mi "apología de las comparaciones" con una franca y alusiva comparación entre cómo ha gestionado el Gobierno socialcomunista de España la viral pandemia de la covid- 19 y su gravísima secuela económica, y como ha gestionado ambas crisis el Gobierno socialista de Portugal.

A diferencia del Gobierno frankestein de Pedro Sánchez —muy similar al luso, en sus pactos con los bloques de izquierdas— el Gobierno socialista portugués, de Rebelo de Sousa, ha logrado establecer un acuerdo político, centrado en el "programa" y no en el reparto de cargos (los aliados no forman parte del Gobierno), revertiendo las crisis y las políticas de austeridad y poniendo en marcha un proyecto económico heterodoxo y estable.

"las comparaciones son casi siempre odiosas, excepto en algunas ocasiones, en que son obligatorias"

¿Por qué en España hay 33.000 muertos 'oficiales' por coronavirus y 24.871 blanqueados, mientras que en Portugal solo 850…? Nuestro presidente, dado como es a mentir compulsivamente —en todo y a todos—, justifica que el que aquí tengamos uno de los peores registros del mundo por coronavirus se debe al turismo (¿?), que ha ayudado a expandir la pandemia. Sin embargo, los números no cuadran. Portugal también es un país muy turístico, como son todos los del sur de Europa, y sus cifras de muertos y contagiados por coronavirus son muy, muy inferiores. Esto huele a mentira y gorda del famoso 'comité' fantasma de expertos.

Como el turismo, como vector transmisor, no ha calado y nadie se lo cree, habría que buscar otras razones y quizás se deba, entre otras causas, a que en Portugal, el Ministerio de Sanidad está dirigido, desde el 2018, por Marta Temido, una especialista en gestión sanitaria con un curriculum vitae (CV) que para sí lo quisieran la mayoría de nuestros ministros/as.

En su CV figuran, entre otros muchos: un Doctorado en Salud Internacional del Instituto de Higiene y Medicina Tropical (Nueva Universidad de Lisboa), un Máster en Economía y Gestión de la Salud (Facultad de Economía, Universidad de Coímbra) y una Licenciatura en Derecho(Universidad de Coímbra); así mismo está especializada en Administración Hospitalaria (Escuela Nacional de Salud Pública, Nueva Universidad de Lisboa); ocupó los cargos de subdirectora del Instituto de Higiene y Medicina Tropical de la UNL y presidió la Asociación Portuguesa de Administradores de Hospitales,etc, etc,etc.

Y ahora es cuando proclamo a los cuatro vientos eso que maticé al principio de este artículo, y que es la causa del mismo"Aunque, en general, todas las comparaciones son siempre odiosas, a veces, incluso son necesarias"Como español y médico siento una gran envidia a la vez que una profunda tristeza al comparar el curriculum de la ministra lusa de Sanidad, Marta Temido, con el de nuestro ministro catalán de Sanidad, Salvador Illa.

Para quien no lo sepa o lo haya olvidado –sin ser un mal curriculum y dependiendo, claro está, con quién y qué se compare— la primera vez que Salvador Illa tuvo relación directa con el término Sanidad, fue cuando Sánchez lo nombró ministro en 2020 —tras su acuerdo con Unidas Podemos y como parte de la cuota de poder del PSC, de Iceta, en el Ejecutivo. En su CV cuenta con: una Licenciatura en Filosofía (Universidad de Barcelona), un Máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE (Universidad de Navarra), así como la  Alcaldía de la Roca del Vallés y director de Gestión Económica y de Infraestructuras en el Ayuntamiento de Barcelona y en el Departamento de Justicia de la Generalitat, respectivamente. Sin entrar en comparaciones cualitativas (odiosas), las diferencias y los conocimientos en salud y en gestión sanitaria son abismales.

De nuevo, vuelvo repetir lo de que "las comparaciones son casi siempre odiosas, excepto en algunas ocasiones, en que son obligatorias". Y esta es otra de ellas. Me refiero al precio abusivo de las mascarillas homologadas para prevenir el contagio. Después de muchos combates dialectico —sanitarios— deshojando la margarita de "mascarillas sí, mascarillas no", por parte de expertos virólogos, epidemiólogos, médicos y gestores sanitarios— se han impuesto por recomendación del ministerio de Sanidad, agravando aún más, las maltrechas y depauperadas economías familiares de la gran mayoría de españoles.

Desde que se inició la crisis del coronavirus, las mascarillas se han convertido en un bien de primera necesidad, en España y en el resto del mundo. No hay un precio común establecido en la Unión Europea y cada país aplica sus propios tipos impositivos de IVA, lo que aumenta o disminuye su precio.

Ante esto, ¿se puede bajar el IVA de las mascarillas en España? El debate se ha reabierto a raíz del vídeo viral de un español que viajó a Portugal y se hizo con un pack de 20 mascarillas por 1,74 euros, mientras que la unidad en nuestro país es de 0,96 euros. Hagan cuentas lo que le supone esto a una familia de clase media con dos hijos. Si queda alguna y la encuentran, "la mascarillada" le va salir, como mínimo, a 360 euros mensuales.

El pasado viernes, la portavo -za del Ejecutivo y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, explicó el porqué de este tipo impositivo –21% de IVA— y no aclaró si iba a ser posible o no su reducción, afirmando que todas las materias relativas al IVA estaban vinculadas al reglamento europeo, que "prohíbe que se pueda bajar" el impuesto a las mascarillas. Por lo tanto, aseguró que "esta no era una decisión que competía al Gobierno de España, sino al reglamento europeo".

Si esto es así, ¿por qué señora Montero, mientras en España se aplica un IVA del 21%, en Francia es solo del 5,5 %, en Alemania es del 5%, en Portugal un 6%, y en el caso de Italia —uno de los países más afectados por la pandemia— el Gobierno fijó un precio máximo por unidad de 0,50 euros y el IVA del 0% para 2020 y del 5,5% para 2021? ¿Por qué en los Países Bajos y Bélgica, señora ministra, también está establecido el IVA del 0%, al igual que en Italia?

Está visto que cuando te cargas el libre mercado y la competencia con expropiaciones al más puro estilo 'chavista', con fijaciones de precios desorbitados y con prohibiciones absurdas, suelen pasar estas cosas… y así nos va a ir…mientras aceptemos “mansamente” un Gobierno que está socavando todos los principios constitucionales de nuestra democrática monarquía parlamentaria. ¡Recuérdenlo siempre y no lo olviden! Las comparaciones, aunque sean odiosas, a veces, algunas son obligatorias, muy necesarias… e incluso saludables.

PD.- En este mismo momento, siendo las 21.35 h PM del 20 de octubre de 2020, acaba de salir en el telediario de A3 la portavo-za y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tratando de dar marcha atrás desdiciendo lo que dijo sobre que: "Todas las materias relativas al IVA estaban vinculadas al reglamento europeo, que "prohíbe que se pueda bajar" el impuesto a las mascarillas. Por lo tanto, aseguró que "esta no era una decisión que competía al Gobierno de España, sino al reglamento europeo". 

Esta noche –como viene siendo habitual en casi todos los ministros del Ejecutivo—mintiendo una vez más, ha negado la mayor replegando velas para ahora afirmar que "bueno, como la UE no prohíbe bajar el precio de las mascarillas, IVA incluido, el Gobierno está estudiando aplicarles un precio e IVA similar al resto de los países comunitarios".

¡Nunca es tarde… si la dicha es buena, y esta vez si llueve…lloverá casi a gusto de todos!

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