MURCIA. A la espera del efecto que pueda tener la subida de tipos y el encarecimiento de las hipotecas, los promotores inmobiliarios cerraron el 2022 por todo lo grande pese a la incertidumbre de los mercados. Y es que el inicio de proyectos de vivienda de obra nueva en este pasado ejercicio ya es el mayor de los últimos 12 años, motivado en buena parte por el crecimiento en los edificios residenciales.
Al fin y al cabo, en la Región de Murcia se concedieron hasta 3.277 visados de obra para vivienda nueva en el pasado 2022, lo que supera en casi un 25% las 2.635 que se concedieron durante el 2021, de acuerdo con los datos que ofrece el Ministerio de Agenda Urbana.
Según el tipo de construcción, fueron los edificios de viviendas familiares en bloque los que metieron la directa durante el 2021 con 2.139 visados, casi 700 más que los 1.481 del año anterior, de forma que equivalen al 65% de los que se concedieron en total. Una evolución diferente siguen las obras unifamiliares, que reducen ligeramente su número con 1.138 en el 2022.
Por su parte, la cantidad de reformas se ha mantenido en un crecimiento más moderado, pero constante, con 50 visados más durante el 2022 hasta alcanzar los 1.192 en total frente a los 1.147 del 2021. En consecuencia, el total de visados concedidos durante el pasado año alcanza los 4.469, cerca de un 20% más.
En cualquier caso, la cantidad de permisos concedidos para la construcción de vivienda nueva durante el pasado ejercicio resulta destacada no solo haberse alcanzado en un clima económico de inflación e incertidumbre, sino que logra convertirse en el resultado más alto desde el año 2009.
En aquel entonces la crisis ya comenzaba a florecer y el sector del ladrillo había iniciado su caída, pero el impulso de los años anteriores permitieron alcanzar los 4.779 visados de obra para vivienda nueva en total, una cifra aún muy lejana hoy en día.
Más tarde, ya en el 2010, la caída se fue haciendo más evidente con 2.275 visados concedidos, aunque el batacazo comenzó en el 2011, cuando esta cifra se estancó en torno a los 1.000 anuales y no fue capaz de remontar hasta los 2.263 del 2018.
A partir de ahí, la tendencia logró mantenerse positiva alrededor de los 2.000, aunque la influencia de la pandemia provocó que en el 2020 este número cayera hasta los 1.598. Desde entonces la corriente está siendo ascendente, como prueban los grandes resultados del 2021 y 2022.
De esta forma, se cumplen las previsiones del presidente de Apirm, José Ramón Blázquez, que al comienzo del 2022 aseguraba que si hay suelo disponible a un precio razonable y la crisis de materias primas no ahogaba la construcción este sería un año muy bueno dado que la demanda acumulada aún acompaña: "Llevamos varios años construyendo menos viviendas de las que hacen falta", sostiene.