una región en marcha / OPINIÓN

La Semana Santa, orgullo y marca de ciudad

23/10/2021 - 

MURCIA. La pandemia provocada por la covid nos obligó a restringir la actividad social y las celebraciones colectivas suprimiendo las manifestaciones religiosas en la calle. Han sido años en los que una gran parte de la población ha tenido que vivir con resignación una Semana Santa alejada de manifestaciones públicas. Ciudades y pueblos entristecidos por no poder mostrar al mundo sus tradiciones y costumbres, pero que no han perdido en ningún momento la esperanza de volver a ver desfilar por las calles a nuestros Cristos y Vírgenes, a sentir el olor a incienso y el sonido de las marchas de pasión, a disfrutar de esa fiesta de los sentidos y del alma que transforma nuestras ciudades.

"La Semana Santa ES un factor de desarrollo e integración social con una notable capacidad de atracción turística y para algunas poblaciones supone SU principal valor"

Los desfiles procesionales que cada año se desarrollan durante la Semana Santa conmemorando la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, forman parte de la identidad y orgullo de nuestros pueblos. Consiguen emocionar impactando sobre los sentidos mediante los contrastes lumínicos que proyectan las imágenes a su paso por las calles bajo la luz tenue de ceras e iluminarias centellantes, por los ricos bordados de estandartes y pendones, la decoración multifloral de tronos, la música constante que acompaña a cada paso o con el olor de las flores que adornan las imágenes.

La Semana Santa no solo es una magna manifestación de religiosidad popular y de nuestro legado cultural, también se ha convertido sobre todo en España y en Hispanoamérica, en un factor de desarrollo e integración social con una notable capacidad de atracción turística y para algunas poblaciones supone el principal valor como marca de ciudad.

Las procesiones atraen a los turistas con el fin de experimentar esos momentos tan especiales en los que el corazón y los sentimientos de un pueblo puede ser admirado y compartido. En torno a la Semana Santa se ha generado una industria artesanal de calidad que facilita empleo y contribuye a mantener la economía de muchas familias. Para muchas ciudades supone el periodo de mayor actividad económica del año sobre el que pivota buena parte de su capacidad de atracción.

Las Cofradías y Hermandades mantienen, custodian e incrementan un rico patrimonio artístico que nos ha permitido conservar una singular y bella imaginería, orfebrería y bordados artesanales. Además, su labor asistencial permite ayudar a los más necesitados completando las ayudas publicas allí donde no pueden llegar. Facilitan la incorporación de hombres y mujeres en una noble actividad  social y religiosa, cohesionando en múltiples ocasiones barrios y territorios que encuentran su identidad a través de las procesiones.

La Semana Santa permite difundir la imagen de una ciudad con una marca propia derivada de la singularidad de unos eventos que se mantienen durante siglos y que han contribuido no sólo a la evangelización, sino también al empleo y desarrollo económico de las ciudades y sus habitantes. Por ello, vemos cómo se espera con ilusión la vuelta de los cortejos procesionales a las calles para hacer sentir de nuevo esa manera especial de vivir, la que para muchos es la semana mayor del año.  

La Semana Santa fortalece la imagen de las ciudades aprovechando las características únicas de sus procesiones, genera una atracción turística de vital importancia con una importante actividad económica asociada. Además, contribuye a la buena gobernanza local facilitando la cohesión social de los ciudadanos y el mantenimiento del rico legado cultural que atesoran como patrimonio de todos. La Semana Santa es el alma de nuestras ciudades que nos permite mantener la esperanza y la ilusión en nuestro día a día.

Miguel Ángel Cámara Botía

Catedrático de Química Agrícola

Director de la Cátedra de Ecoeficiencia Hídrica

Universidad de Murcia

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