MURCIA. Ya hay sede permanente para el Cabildo de Cofradías de Murcia: la recientemente restaurada ermita del Pilar, que ha sido cedida por el Ayuntamiento de Murcia para ese fin por un plazo de 10 años, como se ha aprobado este viernes en la Junta de Gobierno.
El edificio posee una superficie construida total de 373 m2, totalizando 262 m2 en planta baja y 111 m2 en planta primera y está catalogado en el Plan Especial del Conjunto Histórico-Artístico (PECHA) de Murcia con el grado 1 (protección integral) y son Bien de Interés Cultural sus paños de muralla y escudos.
El objetivo de la cesión es dar respuesta a "una reivindicación histórica" del Cabildo, según ha explicado en rueda de prensa el concejal de Cultura y Turismo, Pedro García Rex.
El Cabildo correrá con los gastos que se deriven del uso y mantenimiento de este inmueble, que tienen declarados Bien de Interés Cultural (BIC) sus paños de muralla y los escudos de su fachada.
La Ermita consta de una sola nave, con falsa bóveda de cañón de escayola y cubierta de teja árabe a dos aguas sobre pendientes realizadas con cerchas metálicas y chapa metálica colaborante inclinada (esta última actuación fue realizada en las obras de rehabilitación llevadas a cabo en una de las últimas intervenciones).
Sus dependencias anejas se sitúan el lateral interior de la nave (con entrada independiente desde la calle del Pilar), y comprenden la sacristía, despacho y aseo en planta baja y dos despachos y aseo en planta primera. Asimismo, sobre el vestíbulo de acceso dispone de coro y campanario.
La documentación existente sobre el origen de la Ermita del Pilar, data su construcción a partir del año 1681, inaugurándose, al parecer, el 27 de diciembre de 1684. La ejecución de la obra se realizó entre la antemuralla y la muralla islámica, aprovechando un paño de ésta que aún es visible parcialmente en la actualidad, y se ubicó junto a la antigua Puerta de Vidrieros, acceso a la ciudad desde el arrabal medieval de San Antolín.
La financiación de la obra corrió a cargo del corregidor Francisco Miguel de Pueyo, aragonés de nacimiento, que había llegado a Murcia en 1679 y fue objeto en el mes de agosto del año 1680 de un disparo a traición, quedando milagrosamente ileso gracias a que el proyectil se incrustó en un relicario de la Virgen del Pilar que llevaba colgado al cuello. El Corregidor Pueyo, agradecido a la Virgen de este nombre, decidió levantar la capilla. También puso el templo bajo el patronato de la ciudad, por lo que el Ayuntamiento de Murcia sigue siendo responsable de su conservación.
Con el paso del tiempo, la Puerta de Vidrieros quedó reducida al llamado Arco del Pilar, el cual se demolió en 1863, lo que obligó a realizar la fachada actual de la Ermita a la Calle del Pilar, decorada con un gran escudo real y dos laterales con las seis coronas de Murcia (falta la séptima corona que había sido concedida por Felipe V en 1709).
Desde entonces en diversas épocas se han realizado obras de reparación de la Ermita del Pilar. La última reparación de la Ermita, incluyendo la rehabilitación del interior de la misma, fue llevada a cabo por el Ayuntamiento de Murcia en el año 1995.