como ayer / OPINIÓN

La rueda que sigue rodando

17/06/2021 - 

MURCIA. Han informado distintos medios que el Museo de la Huerta, sito en Alcantarilla, cerrará sus puertas temporalmente el próximo 28 de junio para dar paso a unas obras de rehabilitación y ampliación que, además de mejorar las instalaciones y adecuarlas a los tiempos, lo integrarán en el entorno del Parque del Acueducto y la Noria.

El trabajo, según nos cuentan, habilitará una nueva entrada, más vistosa y accesible; habrá una mejora museográfica, con la renovación del recorrido y la integración de recursos audiovisuales, sonoros e interpretativos sobre la colección etnológica, potenciando el discurso sobre la cultura del agua; se construirá un aula didáctica y se ampliará el salón de actos, entre otras actuaciones.

"La remodelación permitirá modernizar este museo, no todo lo conocido y visitado que merece, que abrió sus puertas en la segunda mitad de los años 60"

La remodelación permitirá modernizar este singular museo, no todo lo conocido y visitado que merece, que abrió sus puertas en la segunda mitad de los años 60, y tratar de relanzar su imagen y sus atractivos, empezando por los que aporta su mejorado entorno, entre las acequias de Barreras y Turbedal, junto a la siempre vistosa y espectacular aceña, y el restaurado y valorizado acueducto.

La idea del Museo de la Huerta salió a la luz en una reunión de la Junta Provincial de Turismo celebrada en mayo del año 1956, en la que el secretario provincial de Información y Turismo, Diego Sánchez Jara, sugirió la conveniencia de crear un espacio donde se exhibiera lo más representativo de nuestra tierra: trajes típicos, cerámica, etc., etc. La propuesta de Sánchez Jara mereció "la unánime y entusiasta aprobación de la Junta", quedando designada una comisión para desarrollar la idea.

Sin embargo, el Museo de la Huerta no volvió a la palestra hasta siete años después, cuando se dieron ya algunas noticias concretas sobre el proyecto, comenzando por su emplazamiento, junto a la rueda de Alcantarilla. Algunas de aquellas previsiones se hicieron pronto realidad, mientras que otras nunca llegaron a ver la luz.

Se anunciaba que en el recinto se construiría una barraca auténtica. Y enfrente un hotel de siete pisos, y a cincuenta metros una estación de servicio. En el entorno, jardinería “y letreros de neón multicolores”, y a un centenar de metros el edificio de la Sección Delegada del murciano Instituto Alfonso X el Sabio.

Vendría el Museo de la Huerta a reforzar la llamada ‘Ruta Turística del Desvío’, en alusión al que había sacado el tráfico de la carretera nacional de la calle Mayor de Alcantarilla y contaría con 1.200 metros cuadrados de terreno y otro de los atractivos sería una biblioteca de asuntos y autores murcianos, entre los que se citaba a Vicente Medina, Frutos Baeza, Frutos Rodríguez, Selgas, Jara Carrillo, Federico Balart… y se celebrarían festivales de tipo huertano en todas las épocas del año.

A partir de ahí, se adquirieron los terrenos, en un lugar que contaba con la doble ventaja de ser paso obligado entre Levante y Andalucía y de contar con el enorme atractivo de la espectacular noria, que daba lugar a la detención de numerosos viajeros para admirarla, y se constituyó un equipo de trabajo, que vio muy pronto cómo la rueda, punto de partida del proyecto, era declarada de interés turístico.

En los meses siguientes, verano de 1964, se fueron desgranando ideas, casi siempre aportadas a la presa por el alcalde de la localidad, que lo era Diego Riquelme. Ideas, como la de instalar iluminación nocturna en la aceña y un sistema de sonido mediante el que apretando un botón se activaría la reproducción de jotas, parrandas, bandos panochos…

En un edificio de estilo "murcianista puro", estaría representada "toda la gama costumbres, atuendo y usos de la huerta panocha", conservando sabor y folklore "para lograr la más pura esencia". Distribuido en dos pisos, en el inferior iría la exposición de todo lo relacionado con las costumbres huertanas del ayer, y en el superior tendría su sede el Patronato rector del Museo, encargado del "estudio, selección y depuración de las costumbres localistas".

Habría, anejos, dos pabellones. En uno, exposición permanente de la conserva, sección de artesanía de la Región, y venta de productos, diariamente, como frutos y conservas y objetos artesanos; y en el otro, Oficina de Turismo, biblioteca de asuntos y autores murcianos, salón de lectura, y venta de todas las ediciones que señale el Patronato, y de fotos y álbumes del Museo, sus alrededores y rincones de la huerta cercanías.

El proyecto, en manos del arquitecto municipal, Demetrio Ortuño, costaría cuatro millones de pesetas, a lo que habría que añadir, aparcamiento, estación de servicio, restaurante-taberna con platos típicos, el citado hotel, con habitaciones de diferentes categorías, al alcance de todos los bolsillos, sala de fiestas, piscina, bolera y otras atracciones.

En junio de 1965, se anunció la subasta de las obras de construcción del Museo de la Huerta por un importe de 1,04 millones de pesetas, con un plazo de ejecución de siete meses. La adjudicación se anunció a finales de junio, adelantando la ejecución en un mes y comprendiendo las obras edificaciones como bar-restaurante, nave del Museo con dos cuerpos y dos barracas típicas murcianas. Aparte, la dotación de luz y sonido de la rueda y un aparcamiento capaz para 30 coches.

Y con el arranque del año 1966 se anunció para abril la inauguración… que acabaría demorándose hasta 1968. Porque luego vino el primer aplazamiento, al mes de septiembre. En tanto, el alcalde involucró en el proyecto a municipios, pedanías y hermandades de labradores, y se encargó el monumento al huertano, esculpido por el artista Nicolás Martínez Ramón, que quedó concluido en el mes de octubre, cuando el segundo aplazamiento se había hecho realidad.

Llegó en año 1967, y con él los trabajos de musealización, a cargo de Manuel Jorge Aragoneses, a quien nos referíamos al escribir sobre el Museo de la Muralla de Santa Eulalia, que condujeron a fijar un día concreto para el esperado estreno de las instalaciones, el 2 de junio. Pero luego pasó a la segunda quincena del mes. Y después falleció el gobernador civil, Nicolás de las Peñas, en accidente de tráfico…

El caso es que el Museo de la Huerta se abrió al público en el mes de julio, sin acto oficial de inauguración, que quedó pospuesto sine die y que, finalmente, tuvo lugar el 11 de marzo de 1968, a cargo del ministro de Educación y Ciencia, Manuel Lora Tamayo, que ese día despachó también los cortes de cinta de la Facultad de Filosofía y Letras, en el Campus de La Merced;  el nuevo Instituto Alfonso X el Sabio, en Vistalegre; la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, a dos pasos del anterior; y el Instituto de Orientación y Asistencia Técnica del Sureste, en el linde entre Vistabella y la Paz.          

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