CARTAGENA. El pasado jueves 10 de febrero se conmemoraba el cincuenta aniversario del Club Naval de Oficiales y el mundo empresarial, militar y político de la ciudad se reunía en torno a una comida en la que Tomás Martínez Pagán volvía a actuar como el gran 'maestro de ceremonias'. El vicepresidente de Fremm, presidente de Aemin y hasta hace unos meses director corporativo de Mecánicas Bolea, aprovechó un discurso de cerca de 45 minutos para repasar la trayectoria de muchos de los empresarios allí citados, el papel del Club Naval de Oficiales en la vida social y militar de Cartagena. De paso, contó una de sus últimas experiencias con la administración municipal, y dio una reprimenda en toda regla por la gestión y funcionamiento de algunos servicios, que levantó los aplausos de los allí presentes. Aprovechó Tomás, que para eso es un auténtico lince, la presencia de la alcaldesa, que estaba acompañada por el Consejero de Presidencia, Marcos Ortuño, para expresar sus quejas.
Según cuentan algunos de los asistentes a esta comida, Martínez Pagán relataba que justo un día antes acudía a una oficina de la administración municipal para registrar un documento.
Su particular crónica, salpimentada, como no puede ser de otra manera, con el tono irónico que le acompaña, fue, sin ser textual, el siguiente: "Al entrar por la puerta me preguntan que dónde voy y tras explicar que iba a registrar un papel, me dicen que primero tengo que ir a una cola para pedir cita", relataba Tomás ante la atenta audiencia que tenía frente a él. "Después de esperar la correspondiente cola", continuaba, "le explico a la funcionaria que necesito una cita previa para gestionar un documento. Me contesta la funcionaria, 'pues para el 22 de febrero a las once menos cuarto de la mañana'. "¿Pero, para registrar un papel catorce días?", dice, sobresaltado, Martínez Pagán, quien añade: "¿Qué tiempo, entonces, tardarán ustedes en resolverlo: 6 meses, 1 año?", a lo que la funcionaria responde: "Ese no es mi problema, yo estoy aquí para dar citas, no para resolver esas cosas".
Así que Tomás, sin pelos en la lengua y manteniendo esa jocosidad, aderezada con humor, que suele dar a sus discursos, aprovechaba la presencia en el acto para decírselo a Noelia Arroyo y al público congregado, que respondía con un aplauso su relato.
Le recordó a la alcaldesa que la buena gestión en las instituciones también da votos y le pedía que haga especial hincapié en la atención al ciudadano y la celeridad en la resolución en temas sociales y empresariales.
Noelia Arroyo, que tiene cintura para aguantar, encajar o esquivar los golpes, le vengan de donde le vengan, aguantó bien el 'toque', puso la mejor de sus sonrisas y tomó nota.