MURCIA. Lo único que podemos controlar es cómo decidimos ver la vida. Y eso no lo aprendí, sino hasta hace poco cuando lo único constante en mi vida era el cambio, en donde tenía dos caminos: poner resistencia o adaptarme.
El primer acontecimiento que me enseñó esto fue hace tres años cuando decidí quedarme a vivir en España con una maleta de 10 kilos y con la incertidumbre de no saber a dónde me llevaría este camino. Lo único que sabía era que debía soltar la vida que había construido en los últimos años y confiar en mí.
"El camino no es recto, es como una montaña rusa llena de altibajos"
Para muchas personas esto era una auténtica locura. Pensaban que la forma en que lo hice no estaba lo suficientemente planeada para que fuera sostenible, pero eso era solo una perspectiva dictada por las propias creencias de esas personas. Yo en ese momento lo veía como una aventura: si lo pude lograr una vez, lo podía lograr dos, tres, cuatro veces… Y no te lo voy a negar: por supuesto que tenía miedo, muchos miedos. Pero aun así decidí creer que para mí era posible, por lo que me repetía constantemente como un mantra: "¿Qué es lo mejor que puede pasar, Oriana?..." Hoy me alegra decirte que tres años después, aquí estoy. Me han pasado miles de cosas mejores de las que imaginaba, vivo en una ciudad hermosa construyendo cada día mi sueño y sé que el camino apenas acaba de empezar.
El camino no es recto, es como una montaña rusa llena de altibajos. Esos altibajos nos enseñan lo bonito de la vida y las cosas que tenemos que aprender y trabajar. Nos ayudan a ser quienes somos hoy.
En esos momentos en donde la cosa se pone más difícil, es cuando más evolucionamos, nos transformamos y crecemos. En mi caso, justo en uno de esos momentos en donde todo tenía mala pinta, me topé con el Dr. Joe Dispenza y aprendí que la perspectiva importa, que siempre importa dónde ponemos nuestro foco.
Imagina todo lo que somos capaces de crear si decidimos poner el foco en lo positivo, en el agradecimiento, en el aprendizaje que nos deja una experiencia. Y dejamos de poner el foco en todo lo malo que puede pasar, en la queja y en lo negativo.
Y si las circunstancias, los acontecimientos, no los podemos controlar, pero siempre podemos decidir qué hacer con los que nos pasa y cómo permitimos que esto nos afecte. Ahora cuando veo en perspectiva cada detalle de mi vida, puedo decir que las cosas no nos pasan a nosotros, las cosas pasan para nosotros. ¿Ves la diferencia? Muchos errores, caídas, tropiezos llegaron a mi para un bien mayor que en ese momento no podía ver; ahora lo veo y lo agradezco. Y de todo corazón espero que tu que me lees, lo veas.
A día de hoy… ¿qué partida decides jugar con las cartas que te ha dado la vida?
Oriana Lares Rojas
Social Media, creadora de contenido.
Especialista en Diseño Humano y herramientas de autoconocimiento.
Instagram: @OrianaLares