MURCIA. "No pararemos hasta volver a tener un Mar Menor vivo, para nuestra generación y para las generaciones futuras". Estas palabras que pronunció la portavoz de Pacto por el Mar Menor, Isabel Rubio, en la lectura del comunicado que cerraba la marcha pueden resumir perfectamente el objetivo cumplido de la histórica manifestación que reunió en la tarde de este jueves a 70.000 personas (según los organizadores) en las calles de Murcia con un grito unánime para que se actúe ya para frenar la degradación de la laguna salada.
Casi dos meses del último golpe al ecosistema único en el mundo, la muerte masiva de peces por varios episodios de anoxia, el grito contenido de miles de murcianos no podía esperar más para unirse y hacerse fuerte. Y desembocó en la gran marcha que transitó por las calles de Murcia. Pasaban apenas dos minutos de las ocho en punto de la tarde cuando desde los dos puntos de partida, Delegación del Gobierno y las puertas del Palacio de San Esteban, partían sin incidentes las manifestaciones que se encontraron en la Plaza Fuensanta.
Las camisetas negras y pancartas con mensajes como "Miras, no somos ignorantes, esto es un ecocidio", "SOS Mar Menor" o "La corrupción contamina el Mar Menor" fueron los protagonistas de las caminatas que hicieron que la laguna salada volviese a primera línea.
Aunque esta manifestación ya tuvo un aperitivo durante el paso de la Vuelta a España por la Región este verano, la fuerza de la marcha le dio un eco mundial. Con una Gran Vía de Murcia a reventar, los pitos y los cánticos de "López Miras dimisión" resonaron por las calles de la capital regional.
Pese a que los organizadores pidieron explícitamente que la marcha no se convirtiera en motivo para sacar rédito político, el líder de Más País, Íñigo Errejón, acaparó los flashes en la partida de la protesta. "Si el Gobierno regional no hace nada, el Gobierno de España no puede seguir lavándose las manos", aseguraba. También acudió el portavoz nacional de Podemos, Pablo Fernández, quien exigía la creación de un parque regional.
La música de la marcha la ponía, como ya pasara el pasado agosto durante el abrazo al Mar Menor, una batucada. Al llegar a la Plaza Fuensanta y juntarse las dos marchas, el ritmo subía mientras miles de personas alzaban la voz con gritos de "Al pueblo no se engaña, al pueblo no se calla".
Los organizadores consideraron un éxito la manifestación y la prueba fue que la Gran Vía, la avenida de la Constitución y la calle Jerónimo de Roda estaban repletos de una punta a otra de manifestantes.
Ramón Pagán, uno de los organizadores, pedía a los gobernantes que "escuchen a los murcianos y actúen ya para revertir la situación" de la laguna salada. Y lo hacía sólo unos metros antes de llegar a la plaza Juan XXIII, sede de la Consejería de Agricultura, donde terminó la protesta. Allí, Isabel Rubio, portavoz de Pacto por el Mar Menor, leyó un manifiesto en el que culpaba a "la avaricia de unos y la connivencia de otros" como los culpables de la situación del Mar Menor".
Ninguna administración se libró de las críticas. Así aseguraba que los gobiernos del PP siempre han mirado a otro lado y que la CHS (dependiente del Gobierno central, del PSOE) está permitiendo regadíos ilegales. En el comunicado se lamentaba que tras la anoxia que acabó con decenas de miles de peces tras la DANA de 2019, "nada se ha hecho desde entonces".
Tras la lectura del manifiesto, sonaba el himno de la marcha, la canción 'Sol y Sal' de Nunatak, compuesta para dar visibilidad a la situación de la laguna y en la que participan, entre otros artistas, Miguel Ríos, Rozalén y Second. Rubio terminaba su alocución, entre una ola de aplausos, clamando porque de una vez por todas se tomen medidas "razonables" para curar al Mar Menor.