MURCIA. José Ángelo Antelo esperaba un verano muy distinto al de hace un año. Aquellos meses estivales de 2023 resultaron frenéticos y exhaustos, entre la campaña de las elecciones autonómicas y los días posteriores, con una negociación al límite con el PP que se resolvió (casi) sobre la bocina de la repetición electoral. Ahora confiaba en pasar un agosto más tranquilo, aunque no exento de tensión, siempre con el ojo puesto en cualquier emergencia estival, como responsable de un departamento que no entiende de horarios ni vacaciones. Pero todos esos pensamientos se esfumaron de un plumazo el 11 de julio. Si la vida es, como apunta esa frase atribuida a John Lennon, "aquello que pasa mientras uno se empeña en hacer otros planes", Vox dio un vuelco a su hoja de ruta. La cúpula nacional adoptaba la decisión más trascendental de su historia y renunciaba a su joya más apreciada: el poder autonómico.
Quieran o no, todos los cargos autonómicos de Vox se han visto obligados a emprender una nueva etapa. En la Región, a diferencia de otros territorios, se ha asumido con pleno convencimiento. Y el primero que cree sin fisuras en que Vox tomó la decisión correcta es el propio Antelo. Entre otras cosas porque él mismo empeñó su palabra. Y no podría traicionarse tras repetir hasta la saciedad que "con Vox en el Gobierno regional no se colabora con la inmigración ilegal". Horas antes del cónclave en Madrid tenía tan claro que iba a dimitir que estaba dispuesto a renunciar si el comité ejecutivo nacional hubiese acordado la continuidad en los gobiernos autonómicos, como así confesó esta semana en un desayuno informativo con periodistas. "Todos estábamos de acuerdo", asevera el líder regional, que sostiene que no hay ninguna discrepancia en Murcia.
Y de la noche a la mañana pasó de ser el vicepresidente de la Comunidad y uno de los hombres con más poder de la Región a volver a sus orígenes políticos, la oposición, relegado al debate en la Asamblea Regional y la actividad parlamentaria. Fuera ya del Gobierno, el grupo Vox defenderá sus posiciones en la Cámara e intentará hacer valer sus votos. Como ya demostraron en la investidura de López Miras, a quien forzaron a apartar su idea de gobernar en solitario. El PP es la primera fuerza, pero no tiene la mayoría absoluta. Eso es algo que Vox tiene muy interiorizado. No obstante, Antelo está dispuesto a llegar a acuerdos en el Parlamento y abre la puerta a aprobar "cualquier idea sensata, venga de donde venga". Y pone como ejemplo la cuarta ley de simplificación administrativa, que él secunda.
Antelo será el portavoz parlamentario, pero el peso de la Asamblea Regional lo seguirá asumiendo Rubén Martínez Alpañez, que se convierte en el portavoz adjunto. "El grupo parlamentario está funcionando muy bien y no voy a hacer movimientos ahí", explica. Ahora el exvicepresidente podrá interpelar directamente al presidente López Miras desde la tribuna y en las sesiones de control. Ese es otro cambio sustancial, ya que deja de ser su compañero en el Consejo de Gobierno, donde las deliberaciones son secretas, y con trato directo y personal. Tanto Miras como Antelo han reconocido en varias ocasiones que conversan con frecuencia. El presidente confiesa que le tiene "afecto y cariño" en lo personal a pesar de que cree que se equivoca políticamente, mientras que el exvicepresidente admite que habló con él "antes, durante y después" de la crisis.
Sin embargo, Antelo ahora se siente más libre. Liberado de "las ataduras" de tener que pactar con su socio el mensaje y la posición del Gobierno. Es decir, toda una declaración de intenciones de que vuelve el Vox primigenio, el que no está sujeto a una responsabilidad institucional ni al sistema. Puede recuperar su argumentario más puro. Algo que no es baladí en tiempos donde la competencia arrecia por cualquier sitio -Alvise, verbigracia-. "Defenderé los mismos postulados que siempre", reivindica. Lo cierto es que antes debía atinar el tiro contra el PP, apuntando a Génova al mismo tiempo que procuraba no salpicar en la Región. Ahora ya no tiene por qué hacer malabarismos. Y, por ejemplo, esta semana recordaba que "cuando menos agua ha mandado el Trasvase a la Región ha sido con el PP gobernando". Es una frase que también suele comentar José Vélez, el líder del PSRM.
Su nuevo rol, además, le permitirá disponer de más tiempo para el partido. Esa es una de las cuestiones que tenía pendiente desde que asumió la Vicepresidencia. La agenda institucional siempre era intensa, cargada de actos, y dejaba pocos espacios para compatibilizar su función orgánica como presidente provincial del Vox en la Región, una de las plazas más importantes para Santiago Abascal. "El partido siempre está en constante crecimiento en afiliados y estructura, y todos quieren que les visites y hables con ellos. Antes era más difícil por la agenda". El 'nuevo' Antelo tiene decidido volcarse en el partido, porque cambia su día a día, pero no su "intensidad", que "seguirá siendo la misma".
El gran eje de su política será la inmigración ilegal. No habrá tregua ni concesión. Consciente de que defiende un rol que ninguna otra formación le secunda -ni el PP ni mucho menos la izquierda-, tiene decidido que será su gran campo de batalla. De hecho, aduce que la formación ha crecido en afiliación tras la salida del Gobierno precisamente por el asunto de la inmigración ilegal, si bien nunca han trascendido cifras oficiales. En el trasfondo también aparece la alineación de Vox con el húngaro Viktor Orbán y sus políticas. De ahí que haya dejado muy claro su condición para dar su plácet al Presupuesto de 2025: el cierre el centro de acogida en la pedanía murciana de Santa Cruz -una petición que ya se hizo en 2019, cuando el PP gobernaba con Ciudadanos y se apoya en Vox en la Asamblea- y planes para la "reagrupación familiar" a sus países de origen de los menores migrantes no acompañados. ¿Y qué sucedería si el PP se niega y no se lo concede? "Ahí tiene a Vélez y el PSOE...", desliza.
El PP, por su parte, planta cara en este aspecto. "Hemos sido, somos y seguiremos siendo solidarios", respondía, rotundo, el portavoz de la Comunidad, Marcos Ortuño. Con todo, el asunto que más separó a populares y 'voxeros' en el Ejecutivo no fue la inmigración, sino el Mar Menor. "Fue el punto de mayor fricción". No en vano, los populares, que siempre reiteraron que no darían "ni un paso atrás en la protección" de la laguna, le dieron la vuelta a la tortilla a la propuesta de Vox de reformar la ley del Mar Menor y abrieron un camino para "modificar el texto entre todos los grupos parlamentarios". Vox, pese al retroceso y la incredulidad de la maniobra de los populares, confiaba en tenerlo todo preparado para otoño, pero el escenario ya no es el mismo.
¿Quiere Vox elecciones? La respuesta de Antelo es ambigua: considera que los murcianos deberían elegir un modelo para su Región, pero no menciona la palabra elecciones. La convocatoria es competencia del presidente -algo que es cierto-. "La Región tiene ahora un Gobierno débil y tiene una inestabilidad y lo más sensato es que los murcianos elijan qué modelo quieren: si quieren un modelo abierto a la inmigración ilegal, que vengan culturas que no respetan a las mujeres, o bien un modelo con fronteras seguras y seguridad". En cualquier caso, aseguran que están preparados por si hay toque de corneta. Nunca se sabe por dónde puede salir el PP, piensan algunas voces de Vox.
También plantea una consulta sobre la inmigración ilegal