MURCIA (EFE). Los directores Nao Albet y Marcel Borràs, los llamados enfants terribles del teatro, llegan al María Guerrero de Madrid con su último proyecto Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach, un proyecto ecléctico del que se sale con "subidón" y con el que quieren "rendir un homenaje al teatro", con la murciana Eva Llorach en el reparto.
Nao Albet y Marcel Borràs, que dieron el salto a la escena nacional con su aclamada pieza Mammón (Premio de la Crítica 2015), han presentado este miércoles en rueda de prensa su último trabajo, Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach.
"Una obra que cuestiona los límites del teatro como experimento de ficción, se sale de la obra con subidón", han asegurado Albet y Borràs, autores, directores y actores de la obra.
"Es un espectáculo que pone en cuestión temas como qué significa la cultura en el momento actual, qué significan las formas teatrales", ha explicado en la presentación Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional.
"Es un trabajo realizado desde una análisis profundo y hecho con mucha parodia, sátira y humor. Creo que es una fiesta de teatro por todo lo que desarrolla", adelanta Sanzol.
Nao Albet (Barcelona 1990) y Marcel Borràs (Garrotxa, Girona, 1989), experimentan con todas las herramientas que tiene el teatro, "estamos abiertos a todo, en esta obra hay muchos géneros, mucha diversidad, porque es donde estamos más a gusto", dicen estos directores quienes destacan que en la obra también hay vídeos y música en directo.
"Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach" cuenta la historia de dos jóvenes dramaturgos de suburbio que reciben su primer gran encargo: estrenar un espectáculo en el Centro Dramático Nacional de Boris Kaczynski.
El único requisito que el magnate les impone es el de escribir una obra sobre un atraco a un banco. Todo cambia cuando deciden mandarle el texto a Maria Kapravof, la estandarte de un novedoso movimiento artístico llamado (re)productivismo, que fascinada por la historia que han escrito, les anima a representarla.
Un papel que interpreta Irene Escolar, sexta generación de una familia dedicada a la interpretación desde el siglo XIX, "he aprendido ruso para hacer este personaje", dice la actriz quien asegura que ha sido una experiencia difícil, estimulante y divertida".
"El idioma me ha dado la mitad del personaje, me ha permitido alejarme de mí y descubrir otras cosas", añade Escolar para quien trabajar con estos "enfants terribles", le ha dado la oportunidad de interpretar a personajes poco habituales que habitan en un universo que no tendría lugar en el realismo.
Esta pieza teatral, que cuenta con más de cincuenta personajes, interpretados por Alina Furman, Carlos Blanco, Eva Llorach, Francesca Piñón y Vito Sanz, además de Escolar y los directores y guionistas Albet y Borràs.
"Estamos muy contentos con el elenco, hacen un trabajo brutal de memorizar una media de seis personajes con sus respectivos cambios de ropa", dice Albet.
"Es una experiencia liberadora, donde la imaginación se dispara", concluye Sanzol, mientras que Albet y Borrás califican la obra como una "experiencia colectiva".
"Cuando gané los premios, yo pensaba que todo el mundo me iba a llamar y pasé desesperación porque pasaron muchos meses hasta que me dieron un nuevo trabajo"